El Diario

EL LÍDER EMPRESARIA­L ES UN AGENTE DE CAMBIO

Acivico

- Aldo Civico B@ COLUMNISTA

Durante los últimos años nos hemos referido muchas veces al entorno en el cual vivimos como a un mundo VUCA; es decir, una realidad vulnerable, con gran incertidum­bre, compleja y ambigua. Pero, en la última década, hemos observado una radicaliza­ción de este mundo.

Hoy, no solamente observamos la incertidum­bre, sino que es también un mundo donde reina el miedo, la ansiedad, una incapacida­d de entender lo que nos está pasando, y existe una probabilid­ad más alta de fracasar, sobre todo para quienes viven con un exceso de confianza. Los expertos llaman a esta realidad un entorno BANI. Es decir, vivimos en tiempos de caos.

El hecho es que estamos viviendo en una era de transición, entre, como dice el autor Borja Vilaseca, un paradigma antiguo enfocado en una cultura del tener, y uno nuevo orientado al ser. Es decir, en el pasado primaba la mentalidad del empleado, el interés propio, el currículum vitae y los títulos universita­rios.

El objetivo era ganar dinero, se obedecían órdenes, se buscaba seguridad y certidumbr­e. El consumo era materialis­ta, y no había conciencia ecológica. Por el contrario, hoy vivimos en la era del conocimien­to, donde se le da valor a la mentalidad emprendedo­ra. La orientació­n es más hacia el bien común, se pre-elige la formación específica y autodidact­a.

El objetivo es crear riqueza, se valora la proposició­n de ideas y se ama lo que se hace. El consumo es post-materialis­ta y hay conscienci­a ecológica. Parte de la dificultad que hoy tenemos de entender lo que nos está pasando, de la ansiedad que sentimos hacia la incertidum­bre, de la confusión que sentimos por las disrupcion­es que cambian nuestras formas de hacer empresa, es porque estamos en medio del vado.

Este cambio de paradigma que vivimos a nivel cultural, económico, social y político, también se refleja en un cambio de paradigma con respecto al liderazgo empresaria­l. En el pasado el liderazgo era jerárquico, solamente unos pocos tomaban las decisiones. Los líderes solían ser identifica­dos y evaluados en base a su experienci­a, carrera y resultados.

Finalmente, se considerab­a el liderazgo como un rol difícil y sacrosanto. Pero esto ya es un paradigma obsoleto de liderazgo, ya no es adecuado para enfrentar los desafíos de un entorno BANI. De hecho, el nuevo paradigma de liderazgo hace énfasis en la colaboraci­ón y en promover la responsabi­lidad y el autogobier­no.

Se valora la capacidad de facilitar y de coordinar procesos. Además, los líderes modernos se caracteriz­an por tener una visión, por ser empáticos, por su capacidad de tomar riesgos.

El liderazgo ya no está en las manos de unos pocos, sino generaliza­do. Eso requiere una transforma­ción en la cultura organizaci­onal, para generar un entorno que facilite las conversaci­ones permanente­s. Hoy el líder empresaria­l moderno es también un agente de cambio.

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