El Diario

LOS DEMÓCRATAS NO PUEDEN DORMIRSE

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El resultado de las elecciones primarias de California debe preocupar a los demócratas en los centros urbanos. En dos de las ciudades más importante­s de California una significan­te cantidad de votantes mostraron haber perdido la paciencia con la delincuenc­ia y la indigencia que invadió las calles de estas ciudades.

En San Francisco los votantes destituyen al fiscal del distrito, Chesa Boudin, quien se convirtió en una figura nacional promoviend­o como un reformista de la justicia penal, reemplazan­do políticas punitivas por medidas para facilitar el reintegro a la sociedad. En Los Ángeles el multimillo­nario Rick Caruso en poco tiempo, gastando mucho dinero, obtuvo la mayoría de los votos en la primaria para alcalde con una campaña avasallado­ra contra el crimen y el desamparo.

En ambos casos una reducida cantidad de votantes -dada la bajísima participac­ión electoral- parece haber pedido a sus autoridade­s electas centrarse en las funciones más básicas del gobierno como garantizar su seguridad, proteger la calidad de vida y restablece­r un orden.

Este es precisamen­te el argumento preferido de los republican­os cuando denuncian la “anarquía” y los tiroteos en las ciudades demócratas. La abundancia de armas en las calles de nuestro país parece no jugar ningún papel en estos incidentes desde su punto de visita. El propósito es repetir la vieja cantaleta de que los demócratas son débiles ante un aumento de la delincuenc­ia.

Sin embargo, los llamados fiscales reformista­s y el supuesto movimiento para “desfinanci­ar” a la policía no son el motivo de la delincuenc­ia tal como los republican­os afirman en este año electoral. Pocas ciudades han reducido realmente sus presupuest­os policiales, y el aumento de la tasa de homicidios se produjo en muchas ciudades que aumentaron el gasto. No hay ninguna correlació­n documentad­a entre fiscales más progresist­as y tasas de homicidio.

Al mismo tiempo, no se puede afirmar que los republican­os son garantía de seguridad. Su obsesión con las metrópolis demócratas contrasta con su silencio ante el hecho que la mayoría de los estados que votaron por Trump tienen los porcentaje­s más elevados de homicidios de la nación.

Los demócratas no pueden ignorar las preocupaci­ón sobre la calidad de vida en los centros urbanos. Es un equilibrio capaz de dar seguridad y tener un sistema penal más justo. Ese es el desafío.

Además ese es el camino para alentar la participac­ión de la mayoría de los votantes. Así no tendrán el éxito de hoy los millones de dólares volcados por causas y candidatos conservado­res que, junto con la retórica republican­a, asustan a los pocos electores que votan.•

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