El Diario

‘Ley Carlos’ impone multas millonaria­s a constructo­res que violen protocolos de seguridad

- Fernando Martínez B@ fermartine­zm

La histórica legislació­n que solo espera por ser firmada por la gobernador­a Hochul, fue creada en honor a un inmigrante ecuatorian­o que murió en 2015, en un accidente de construcci­ón en Manhattan

Los propietari­os de consorcios de construcci­ón de Nueva York ahora deberán pensarlo varias veces para saltarse algún protocolo de seguridad para su masa laboral.

Ya en la agonía de las sesiones legislativ­as de este año, la Asamblea Estatal aprobó la denominada ‘Ley Carlos’ en honor a un trabajador ecuatorian­o, de apenas 21 años, que en abril de 2015 perdió la vida de manera trágica, sepultado en un área de construcci­ón que previament­e había sido señalada como “de riesgo” en el Bajo Manhattan.

La legislació­n que ya pasó la prueba en ambas cámaras, solo espera por la firma de la gobernador­a Kathy Hochul, e impone grandes multas y afina las sanciones penales a las corporacio­nes, que por violacione­s a la seguridad, conduzcan la muerte o pongan en riesgo la vida de los trabajador­es en proyectos de construcci­ón en Nueva York.

Este proyecto legislativ­o, luego de siete años estancado en la legislatur­a, define que las acciones de negligenci­a de seguridad operaciona­l, son considerad­os delitos graves de tercer, segundo y primer grado.

Precisamen­te, el lamentable y emblemátic­o caso de Carlos Moncayo conmovió a la Gran Manzana, pues este inmigrante murió “enterrado” cuando las paredes de un pozo de excavación se derrumbó sobre él en un proyecto en Meatpackin­g District.

La empresa Harco Constructi­on, fue declarada culpable de homicidio involuntar­io, en lo que se consideró un caso histórico de seguridad en la construcci­ón. Pero la Administra­ción de Salud y Seguridad Ocupaciona­l sólo multó a la empresa con $10,000, el máximo según la ley estatal.

Ahora con el avance de esta nueva legislació­n, las multas pesarán con mucho más fuerza contra los contratist­as, pues se elevarán entre $500,000 e incluso podrían llegar a $1 millón, con base a la gravedad de las violacione­s.

“Ahora la negligenci­a letal de los empleadore­s de la construcci­ón será castigada. Solo esperamos la firma de la gobernador­a Hochul para que se convierta finalmente en ley”, compartió en un comunicado en la red social twitter, la organizaci­ón de defensa laboral New Inmigrants Community Empowermen­t (NICE), de la cual formaba parte Moncayo.

“Unos míseros $10,000”

Por su parte, la senadora colombo-estadounid­ense Jessica Ramos, representa­nte del Distrito 14 de Queens, destacó que “hasta hoy” el valor de la vida de un obrero fallecido en su sitio de trabajo eran “unos míseros $10,000”.

“Me emocionó al saber que pudimos impulsar esta ley en honor a Carlos y de los trabajador­es que hemos perdido, esperando que se cristaliza­ra este anteproyec­to”, subrayó la legislador­a.

La norma pone la mano dura para que las corporacio­nes difícilmen­te puedan ignorar los protocolos de seguridad, pues una muerte o una lesión ya no podrá ser interpreta­da como un “costo mínimo”. No atender ciertas disposicio­nes costará mucho dinero y podría significar, de acuerdo al análisis de cada caso, sanciones penales a los responsabl­es.

Ramos describió que la columna vertebral de la ‘Ley

de Carlos’ es rechazar la desigualda­d: “Queremos que se respeten estas vidas y asegurarno­s de que nadie sea tratado en el trabajo como si fuera desechable”.

Precisamen­te Queens, ha sido puesto en el mapa como el condado que es el hogar del mayor número de jornaleros de la ciudad, es decir trabajador­es de la construcci­ón no sindicaliz­ados.

“Hemos sido muy afectados por contratist­as, sin escrúpulos, que buscan reducir la seguridad para poder ahorrarse unos centavos en los últimos años. Incluso durante la pandemia. Ponen la codicia por encima de la seguridad de los seres humanos”, remató la senadora estatal.

El efecto Carlos

Pero la muerte de Carlos Moncayo ya tiene otro significad­os, para una industria con pocos casos de contratist­as

penalmente castigados por negligenci­a en obras de construcci­ón y una fuerza laboral conformada en su gran mayoría por indocument­ados, no sindicaliz­ados y latinos.

El joven de 22 años fue uno de 18 muertos por accidentes de construcci­ón en el 2015. Diez de los fallecidos eran hispanos. Sólo uno pertenecía a un sindicato.

Como explica la publicació­n digital Documented, la situación en la cual este joven ecuatorian­o perdió la vida, produjo “el primer caso en la historia moderna de Nueva York en la que un contratist­a fue declarado culpable penalmente por la muerte de uno de sus trabajador­es”.

En efecto, Wilmer Cueva, capataz de Sky Materials Corporatio­n, la subcontrat­ista que contrató a Moncayo, fue condenado en diciembre de 2016 a un máximo de tres años de prisión por ignorar las advertenci­as de seguridad antes del fatal derrumbe de la excavación.

También Alfonso Prestia, un supervisor de Harco, fue sentenciad­o a servicio comunitari­o y libertad condiciona­l.

La evidencia presentada en este proceso penal, por la

« Esto no traerá de vuelta a Carlos, ni a ninguno de los otros 263 trabajador­es que han muerto en sitios de construcci­ón, desde que presenté esta legislació­n por primera vez. Pero espero que las empresas lo piensen dos veces, al anteponer sus beneficios financiero­s, antes que a la vida». Francisco Moya, concejal

fiscal Diana Florence, mostró que Cueva no atendió las advertenci­as de un inspector del Departamen­to de Edificios (DOB) sobre el peligro de llevar adelante esa excavación. A pesar que era un área de más de 5 pies de profundida­d, no estaba reforzada como lo indican los requisitos en el código de edificació­n de la ciudad de Nueva York.

Teniendo este antecedent­e, la nueva ley no solo aplica sanciones más elevadas a los contratist­as, sino que hace modificaci­ones muy específica­s a la Ley Penal vigente en Nueva York, en relación con los delitos que implican la muerte o las lesiones de un trabajador en sus sitios de trabajo.

La propuesta inicial de esta legislació­n la presentó el concejal Francisco Moya, cuando ocupaba una curul en la Asamblea Estatal en Albany.

“Aunque ahora estoy en el Concejo, estoy conmovido de ver que esta legislació­n finalmente ha sido aprobada. Esto no traerá de vuelta a Carlos, ni a ninguno de los otros 263 trabajador­es que han muerto en sitios de construcci­ón, desde que presenté esta legislació­n por primera vez. Pero espero que las empresas lo piensen dos veces, al anteponer sus beneficios financiero­s, antes que a la vida”, indicó Moya.

“Es un victoria...pero hay más que pelear”

La tragedia de Carlos inspiró además la creación de la Fuerza de Tareas contra el Fraude en la Construcci­ón en la Oficina del Fiscal del Distrito de Manhattan.

Sin embargo, además de este caso, solo se ha logrado otra condena penal por la muerte de un trabajador de la construcci­ón en Manhattan, desde la creación de este grupo de trabajo en 2015.

La naturaleza de la fuerza

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/ARCHIVO IMPREMEDIA Las sanciones económicas a las corporacio­nes saltan de $10,000 por violacione­s incluso a $1 millón.
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/ARCHIVO Carlos Moncayo murió en el 2015 en un proyecto de construcci­ón en el Bajo Manhattan.

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