Densitometría para prevenir
Ávila indicó que la mejor herramienta, no solo para diagnosticar sino también para prevenir fracturas, es la densitometría, un estudio no invasivo mediante el que se mide la densidad ósea.
“Nos ayuda a ver la enfermedad porque es crónica, a largo plazo y podemos tratarla y mejorar el riesgo de no fracturarse. Y si la paciente tuvo una fractura podemos evitar que tenga una segunda fractura o tercera”, manifestó.
Explicó que esto es relevante porque las pacientes que ya padecieron una fractura por osteoporosis pueden tener tres o cuatro veces más posibilidades de seguirse fracturando.
“La densitometría nos ayuda a decir con un grado muy certero quién puede desarrollar esa fractura, y las personas con mayor riesgo deben ser tratadas más tempranamente”, puntualizó.
Asimismo, las personas que tienen un bajo riesgo pueden tomar medidas para modificar sus estilos de vida y prevenir fracturas en un futuro.
“Nuestro objetivo es que una persona correctamente evaluada, de manera muy temprana, pueda estar mejor manejada”, aseveró.
El reumatólogo indicó que el diagnóstico temprano es fundamental y para ello se deben evaluar grupos de riesgo como mujeres posmenopáusicas, hombres mayores de 70 años y quienes tengan enfermedades concomitantes como lupus, o que hayan tenido tratamiento con cortisona, pues esto condiciona la densidad de los huesos.
Explicó que las fracturas tienen un impacto importante, no solo en la calidad de vida de los pacientes sino en lo económico, especialmente cuando se trata de la cadera, pues el costo de una persona fracturada implica invertir más de un tercio de los ingresos de la familia en su atención.
“La fractura de cadera no es la más frecuente, pero definitivamente es la que más nos impacta, porque le pega duro a los costos institucionales, personales y a la calidad de vida”, lamentó.
Actualmente, precisó Ávila, las terapias para tratar esta enfermedad han evolucionado, pues tienen un balance entre lo que absorbe y lo que gasta el hueso.
No obstante, dijo que el buen manejo del paciente y el apego a los tratamientos son claves.
“Tenemos muy buenas herramientas, pero tenemos que categorizar correctamente al paciente, diagnosticarlo tempranamente y, si ya está fracturado, intervenir lo mejor que se pueda hacer para evitar que se siga fracturando, ya que después de una fractura nada es igual”, reconoció.
Y aseveró que la tendencia de la osteoporosis es que sea una enfermedad cada vez más común debido al envejecimiento de la población.
“Entonces estimamos que se aumente el número de fracturas en 1% cada año. Además, en términos generales, una mujer que sufre de esta condición tiene una menor esperanza de vida, por ello hacemos un llamado a prevenir y acudir siempre con un especialista”, concluyó.