DE LA GRAN MENTIRA A LA GRAN ESTAFA
La Gran Mentira promovida por el ex presidente Donald Trump que le robaron la elección de 2020 fue seguida por la “gran estafa” a sus seguidores por recaudar 250 millones de dólares donados supuestamente para combatir el fraude electoral a un fondo que nunca existió.
El comité legislativo investigador de la toma del Congreso por parte de simpatizantes de Trump muestra que lo ocurrido el 6 de enero fue el último recurso de un plan para mantener a Trump en el poder a pesar de haber perdido la elección. No fue un acto impulsivo de votantes frustrados, sino una manipulación digitada desde la Casa Blanca para interrumpir la declaración oficial de la victoria de su rival, el demócrata Joe Biden.
Trump con su avaricia inescrupulosa pidió dinero a sus seguidores para un Fondo Oficial de Defensa Electoral a pesar de que los funcionarios de su gobierno y gente de su campaña le dijeron que había perdido la elección de forma justa.
Ahora se sabe que ese fondo nunca existió.
La gran mayoría del dinero donado por sus seguidores a un comité de acción política de Trump para ser repartido entre organizaciones ligadas a sus allegados y pagar gastos de su hotel entre otros. Por ejemplo, se pagó 60,000 dólares a la novia de su hijo Donald Trump Jr. por presentarlo en el acto previo a la marcha hacia el Congreso.
En las primeras dos audiencias se vio una narrativa devastadora armada por testimonios de los protagonistas y hallazgos, como recaudar dinero para un fondo que no existe. La reacción republicana es condenar al comité por ser un fraude anti Trump y defender el robo de la elección.
La respuesta de 12 páginas del ex presidente fue reafirmar la Gran Mentira. No se muestra nada, como algún papel, que hable de la existencia del fondo. No hay hasta ahora ninguna defensa real ni demostración de lo equivocado del comité.
Se confirman los desmentidos pasados. Como la mentira del congresista republicano Barry Loudermilk quien había negado guiar una visita por el Congreso a los manifestantes que un día después atacaron el proceso electoral.
Hace 50 años, los 18 minutos de silencio en una grabación del ex presidente Richard Nixon, desencadenó su renuncia antes de ir a un proceso de destitución por sabotear una elección. Hoy hay toneladas de testimonios y grabaciones de Trump haciendo trampas y quién sabe lo que ocurra.
La tragedia de nuestra democracia es que nada parece hacer cambiar el punto de vista de millones de votantes convencidos del robo de la elección, dispuestos a resolverlo con la violencia, sin importarle las leyes con la complicidad del respaldo del Partido Republicano.
El escritor Mark Twain dijo que es más fácil engañar a una persona que convencerla de que fue engañada. Este es el desafío del comité.•