COLOMBIA: VOTACIÓN Y EL RESPETO A LOS MEDIOS DE PRENSA
Los colombianos están a pocas horas de volver a las urnas para elegir –entre dos candidatos– al nuevo presidente que dirigirá los destinos del país. Desafortunadamente, la campaña electoral en ambos mandos ha tomado un vuelco peligroso en su afán de desacreditar la información legítima en los medios de comunicación, creando un ambiente que intenta disuadir la libertad de prensa.
Usando las redes sociales como vía, las campañas de Gustavo Petro y Rodolfo Hernández se han escudado en lo que se conoce como ‘fake news’ (noticias falsas) para desviar la conversación del escrutinio válido sobre sus plataformas de gobierno, sembrando dudas respecto al aporte de la prensa independiente al debate.
El hecho de no aceptar críticas constructivas ahora que son candidatos levanta las alarmas sobre si esta censura se trasladará también cuando uno de los dos asuma el poder.
Según la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP) se han documentado 47 agresiones relacionadas con el cubrimiento de elecciones. Doce de estos casos son atribuibles a integrantes del Pacto Histórico, el partido de Gustavo Petro; de la otra campaña, en las últimas dos semanas de la contienda, el candidato Rodolfo Hernández, y su equipo de comunicaciones, han sido responsables de cuatro ataques. a hemos visto en Latinoamérica otros gobiernos actuar de esta manera. Declaran la guerra a los medios para obstaculizar su labor no solo con la típica frase de “la prensa miente” sino tomando control de ciertos espacios de difusión y promoviendo leyes que hacen difícil el quehacer periodístico.
Esperamos que esto no ocurra en Colombia, el candidato que obtenga más votos el próximo domingo deberá gobernar con tolerancia, transparencia, inclusión y abierto al diálogo con los me
Ydios de prensa que sólo buscan mantener a la población informada. La prensa está allí para dar balance, para trasladar las necesidades de los ciudadanos de pie, para vigilar que se cumplan las promesas. Los funcionarios públicos tienen que rendir cuentas a quienes los pusieron en el poder.
Las ideologías de un bando u otro no pueden imponerse por la fuerza. Los ataques de los políticos a la prensa seria e independiente no pueden deteriorar el debate público porque van en detrimento de los procesos democráticos, e incluso pueden generar violencia física contra quienes ejercen una labor en los medios.
Esperamos que en esta recta final electoral las campañas bajen su tono y permitan a los 39 millones de colombianos reflexionar sobre su voto. Sabemos que es una contienda muy reñida, por eso apelamos a votar en paz, aceptar los resultados en las urnas y a no entorpecer la labor de los medios de comunicación.