Un irreconocible Tom Hanks
“Elvis”arranca con un irreconocible Tom Hanks en el papel de Tom Parker, también conocido como el “Coronel”, un empresario circense que encontró en el joven Presley, su voz aterciopelada y su movimiento de caderas, el espectáculo definitivo para hacerse de oro.
“Me reuní con Priscilla (la mujer de Elvis) y pensaba que me hablaría de un ladrón retorcido que manipulaba a Elvis, pero justo fue lo contrario, me contó que era un hombre adorable”, señala Hanks.
Nacido en Países Bajos, inmigrante ilegal en EE.UU. y aficionado a inventar hazañas para salir en los medios de comunicación, Parker explotó el talento de Presley desde que, tras el éxito de su primera audición, le invitó a firmar un contrato por 200 conciertos.
Cuando su fama se desvaneció, el representante llevó al artista a Hollywood a filmar una treintena de filmes producidos en serie; y tras quemar su atractivo en la gran pantalla, se lo llevó a Las Vegas para que protagonizara un espectáculo fijo que se alargó durante seis años en los que Presley llegó a la bancarrota y desarrolló una adicción a los medicamentos.
“Luchó por su negocio con las uñas. No creo que fuera fácil negociar con él”, presume el actor.
Hubo piedras en el camino. La dupla perdió millones de dólares en derechos de autor, porque Parker recomendó que Presley no ingresara en las entidades de autores. También rechazó varias giras mundiales, mientras los Beatles y los Rolling Stones globalizaron la música pop en todos los rincones del planeta.
“Fue un hombre que hizo grandes cosas por razones correctas y cometió grandes errores por razones también correctas. Eso es fascinante -apunta el actor-. No me interesaba el papel de un villano”./