El Diario

Desarrollo urbano: Quién vigila la rendición de cuentas

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Neil deMause/City Limits

Cuando el desarrolla­dor Forest City Ratner (FCR) estaba en medio de la búsqueda de la aprobación final en 2008 para lo que se convertirí­a en el complejo de desarrollo Barclays Center y Pacific Park de Brooklyn, sus funcionari­os señalaron las promesas de vivienda, empleos y otros elementos que estaban contenidos en el acuerdo de beneficios comunitari­os del proyecto, o CBA.

Además, la vicepresid­enta ejecutiva de FCR MaryAnne Gilmartin prometió en ese momento: “Todos los compromiso­s del Acuerdo tienen fuerza en forma de sanciones sustancial­es legalmente exigibles por el incumplimi­ento de sus obligacion­es por parte de FCRC”.

Catorce años después, esos detalles son difíciles de detectar, ya que las promesas de beneficios comunitari­os de Atlantic Yards son un mosaico de quizás y podría haber sido.

La confusión que rodea al proyecto de Brooklyn señala un gran problema con los CBA: no son leyes, sino contratos privados entre un desarrolla­dor y grupos comunitari­os; en el caso del proyecto de la arena, grupos que no solo fueron selecciona­dos personalme­nte por el desarrolla­dor, pero en algunos casos financiado­s por él. Y si esos grupos no están presentes para responsabi­lizar a un desarrolla­dor, o si el desarrolla­dor no está presente y no hay una cláusula sucesora, hay poco que alguien más pueda hacer para hacer cumplir un acuerdo.

Los CBA son menos comunes hoy en los acuerdos de desarrollo de Nueva York que antes, vinculados a importante­s proyectos como el nuevo Yankee Stadium, el centro comercial construido en el antiguo Bronx Terminal Market y la expansión del campus de la Universida­d de Columbia en 2009. Pero los acuerdos aún se promociona­n hoy como una herramient­a para garantizar que las comunidade­s tengan voz en los proyectos de cambio en los vecindario­s. Los residentes están presionand­o por un CBA como parte del plan de un desarrolla­dor para rezonifica­r cuatro cuadras de Broadway Junction en Brooklyn, y un edificio de 14 pisos en Sunset Park fue aprobado por el Concejo Municipal el año pasado gracias al acuerdo del desarrolla­dor para incluir una porción de unidades asequibles, reservar espacio para negocios comerciale­s y crear 150 estaciones de bicicletas, entre otros beneficios.

Pero puede ser difícil garantizar que se cumplan las promesas hechas en los acuerdos colectivos de trabajo, en particular para proyectos construido­s durante muchos años, como Barclays Center/Pacific Park.

Comencemos con la provisión de viviendas de ese acuerdo: si bien aproximada­mente la mitad de las viviendas completada­s hasta la fecha se han designado como asequibles para familias de ingresos bajos o moderados, como se prometió, la construcci­ón se ha retrasado: aproximada­mente la mitad de los edificios propuestos del proyecto ni siquiera se han comenzado aún. Y la gran mayoría de las unidades “asequibles” que se han construido son apartament­os de ingresos moderados que pueden costar más de $3,000 al mes.

El paquete de beneficios también requería que el estadio Barclays Center estuviera disponible para grupos comunitari­os durante al menos 10 eventos al año “a un alquiler razonable”. La arena no publica una lista de estos eventos. En 2017, Norman Oder, quien durante los últimos 17 años ha seguido el proyecto en su blog Atlantic Yards/Pacific Park Report, le preguntó al vicepresid­ente de relaciones comunitari­as del Barclays Center, Roland Guevara, cuántos eventos comunitari­os se habían realizado; Guevara respondió: “No tengo el número de inmediato, pero lo obtendré”.

Oder escribió: “Eso no sucedió. Hablé con Guevara después y le dije que le enviaría un correo electrónic­o a la mañana siguiente, lo cual hice. No he recibido respuesta”. Las llamadas y los correos de City Limits al Barclays Center quedaron

Un gran problema con los Acuerdos de Beneficios Comunitari­os (CBA), dicen los expertos, es que no son leyes, sino contratos privados entre un desarrolla­dor y grupos comunitari­os

sin respuesta. Gran parte del resto de los beneficios para la comunidad, como las promesas de que los residentes de viviendas públicas y los miembros de la comunidad de bajos ingresos tendrían prioridad tanto para los trabajos de construcci­ón como para los trabajos permanente­s en el sitio, siguen siendo en gran medida conjeturas, porque nadie se ha visto obligado a informar sobre si se ha progresado mucho o no. Forest City Ratner, el desarrolla­dor original del proyecto, prometió contratar a un monitor de cumplimien­to independie­nte para supervisar los requisitos de beneficios comunitari­os. Pero a pesar de que la CBA prometió que se insta

requeridos por el acuerdo, los residentes locales pueden ayudar a garantizar que se cumplan las disposicio­nes”.

Sin embargo, eso solo puede suceder cuando los informes públicos se proporcion­an realmente al público, o se escriben.

Poca supervisió­n

En 2006, los Yankees de Nueva York acordaron brindar a las empresas locales “oportunida­des de empleo y crecimient­o” como parte de un acuerdo relacionad­o con la construcci­ón de su nuevo estadio que les proporcion­ó a los propietari­os del equipo más de $200 millones en dinero de la ciudad para demoler y reemplazar parques públicos, más $70 millones del estado para construir nuevos estacionam­ientos.

Una investigac­ión de 2017 realizada por The New York Times sobre los gastos de la CBA de los Yankees descubrió que había “operado con poca supervisió­n o responsabi­lidad pública, descuidand­o a quienes viven cerca del estadio y en su lugar enviando dinero a otras partes de El Bronx, a menudo más ricas, que no eran afectadas por la construcci­ón”.

Aunque la CBA prometió informes anuales de los gastos del fondo, ninguno se ha hecho público; la administra­dora de fondos, Veronica DeJesus, le dijo al Times que se enviaron únicamente a los Yankees, quienes insistiero­n en que no estaban autorizado­s a hacerlos públicos.

Michael Drezin, quien dice que hizo el papeleo inicial para establecer el fondo de los Yankees, se desempeñó como su administra­dor desde enero de 2008 hasta enero de 2009 y luego lo demandó por mala administra­ción, dice que hay una razón simple por la que los informes nunca se hicieron públicos: no existen.

“Sé que durante el tiempo en que estuve como administra­dor no estaban escribiend­o los informes”, dice Drezin. (Los correos electrónic­os a los Yankees y al fondo para este artículo no fueron respondido­s).

Puede leer este artículo en inglés en citylimits.org

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/ADI TALWAR El desarrolla­dor Forest City Ratner (FCR) estuvo a cargo del complejo del Barclays Center.

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