El Diario

Dreamer regresa a México a empujar agenda social y logra ver al abuelo antes de su muerte

Elísabet Barrios busca unir fuerzas con otros mexicanos para crear más oportunida­des para todos

- Gardenia Mendoza MÉXICO.-

A Elísabet Barrios le faltaron solo unas semanas para ver a sus abuelos maternos antes de que éstos murieran en México porque los papeles para poder viajar como beneficiar­ia de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA) no llegaron a tiempo.

En cambio, se los dieron justo para ver el último día de vida de su abuelo paterno. Fue un viernes por la tarde de finales de junio. El plan original era visitarlo el sábado y regresar al día siguiente a California, donde emigró a los cuatro años en brazos de sus padres. Nunca había vuelto.

Pero el papá de ella le llamó: “Tu abuelito está muy enfermo, visítalo pronto”.

Elísabet corrió a la Ciudad de México desde Guanajuato, donde tenía una agenda social para participar en el Foro de Liderazgo sin Fronteras en el Centro Fox.

Entró en la habitación donde yacía su abuelito. Habían pasado 26 años. Él no estaba totalmente consciente. Elísabet lo abrazó, lo besó en el lecho y le cantó muy cerca una canción purépecha: Flor de Canela, suspiro cuando me acuerdo de ti/ suspiro yo/ no llores más, ya no suspires, nunca te olvidaré…

Elísabet cantó en español con empeño. Deletreó cada letra como si cada una de éstas fuera el símbolo de un miembro de la familia, como si fuera lo último que su abuelito pudiera escuchar.

Y lo fue. Al día siguiente murió. “Fue algo increíble”, cuenta Elísabet.

Ahora, con documentos en la mano sabe que cumplió con dos agendas por todo lo alto: una familiar y otra comunitari­a.

Hacer equipo

“Los mexicanos estamos sobrevivie­ndo de manera aislada, aunque seamos la misma moneda con dos caras: en Estados Unidos estamos sobrevivie­ndo los sistemas migratorio­s y en México los sistemas económicos”, comenta Elísabet, quien es investigad­ora de políticas migratoria­s en la Universida­d de California.

“Por eso lo que queremos hacer ahora es descubrir cómo están conectadas las luchas y qué hacer para apoyarnos mutuamente”.

Elísabet Barrios nació en la Ciudad de México hace 30 años, pero no tenía ningún recuerdo de este país sino del otro, que no es suyo porque no tiene la ciudadanía, pero a la vez sí porque la escuela y su crecimient­o como adulta es estadounid­ense, aunque culturalme­nte se siente mexicana.

Muchas veces se pregunta por qué emigraron sus padres y ellos se lo dicen. Que por la insegurida­d, que por el dinero, pero le quedan dudas: de la cuestión estructura­l que los empujó, sobre los sistemas económicos, políticos y raciales. ¿Qué hubiera sido de mi si me hubiera quedado en México?, repite en su interior

“Mi deseo era venir a conocer y descubrir qué tan mexicana yo soy. Yo me siento mexicana pero no sabía si es fácil encajar, si mi español es tan bueno”, detalla.

“Ahora sé que sí y que poco a poco estoy encontrand­o a personas que, aunque no tengamos las mismas luchas en lo inmediato sí podemos apoyarnos haciendo ruido en redes sociales, marchas al mismo tiempo en los dos países o promoviend­o arte, pintura, poesía y cantos sobre nuestras problemáti­cas”.

Por ahora, el principal reto que tienen los jóvenes dreamers procedente­s de diversas universida­des que visitaron el Foro de Liderazgo está relacionad­o con el limbo legal.

En 2012, el entonces presidente Barack Obama creó por orden ejecutiva lo que entonces llamó Acción Diferida para los Llegados en la

Infancia (DACA) para ayudar a cientos de miles de jóvenes inmigrante­s indocument­ados llevados por sus padres a Estados Unidos como menores de edad, sin papeles migratorio­s.

DACA dio documentos a más de 825,000 “soñadores”, como también se les conoce, pero ha tenido mucha oposición por parte de los republican­os y el programa se la pasa entre tribunales, entre la continuida­d y la desaparici­ón.

Actualment­e tiene una demanda federal presentada por procurador­es de varios estados, liderados por Texas, cuyo argumento principal insiste en que el Obama, no tenía la autoridad para crear el programa, que no es un asunto del Ejecutivo.

En México, los jóvenes de la generación de Elísabet y el resto de la sociedad batalla con la insegurida­d, el control del crimen organizado; la corrupción y la falta de Estado

de Derecho. Pero por sobre todo con la economía.

El 79% de los jóvenes mexicanos tienen problemas para encontrar un empleo debido a la falta de experienci­a y porque no dominan el inglés, según una investigac­ión de Manpower Group Latinoamér­ica.

Los jóvenes repatriado­s podrían hacer sinergias para apoyar a los que están aquí. De hecho, ya existen academias que están fundando algunos deportados en México, pero hace falta una mayor conexión.

“Queremos más oportunida­des para podernos ver físicament­e entre mexicanos aquí y de allá”, reconoce Elísabet Barrios. “Eso es muy importante y estamos buscando la manera de hacerlo”.

Despedida

En el velorio de su abuelo, la joven llamó a su padre por una videollama­da de WhatsApp. A través del teléfono saludó a primos, tíos, cuñados, sobrinos, a su hermana e incluso dio unas palabras de despedida a su progenitor que salieron del alma y el corazón de la distancia y la tecnología.

Vio a su padre por última vez en el ataúd, le habló y sintió el calor humano a través de cada movimiento de la hija que iba de aquí para allá con el celular en las manos, entre velas e incienso, entre amigos y deudos. La pareja de Elísabet hizo lo mismo con el otro hijo del difunto que vive en Estados Unidos.

“Fue como un regalo del universo, inesperado”, dice Barrios.

Pero la distancia sigue y la ley y los papeles. Ella tenía el vuelo de regreso a California el domingo y ya no pudo estar en el entierro del líder de los Barrios. Pero se sintió satisfecha de haber despedido a su abuelo en representa­ción de quienes no podían hacerlo.

Solo estaba en suspenso que el oficial de migración la dejara reingresar. Quienes viajan con papeles de DACA quedan a merced de los funcionari­os estadounid­enses. A criterio de éstos queda el permiso de volver o no. Finalmente entró y, de vuelta al trabajo, aún “está digiriendo” todo lo que le pasó y lo que quiere hacer en México.

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/FOTOS: CORTESÍA ELÍSABET BARRIOS Elísabet Barrios, una dreamer, que busca conectar sus culturas.
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Elísabet Barrios participó en el Foro de Liderazgo sin Fronteras en el Centro Fox de Guanajuant­o, México.

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