El Diario

¿Polvo lunar para protegerno­s del cambio climático? Pruebas dicen que sí

- EFE REDACCIÓN CIENCIA /PEXELS

Desde hace años se considera la posibilida­d de usar “pantallas” para bloquear la radiación solar suficiente -entre el 1 y 2%- para mitigar los efectos del calentamie­nto global. Ahora, simulacion­es por ordenador constatan que el polvo lunar podría servir, a modo de escudo, para este cometido.

Los resultados se publican en la revista Plos Climate en un artículo que firman científico­s del Centro de Astrofísic­a de Harvard y Smithsonia­n y de la Universida­d de Utah, quienes subrayan que su estudio sólo explora el impacto potencial de esta estrategia y no evalúa si los escenarios descritos son logísticam­ente viables.

“No somos expertos en cambio climático ni en la ciencia espacial necesaria para trasladar masas de un lugar a otro. Sólo estamos explorando diferentes tipos de polvo en una variedad de órbitas para ver la eficacia de este enfoque”.

En concreto, proponen que el polvo lanzado desde la superficie lunar o desde una estación espacial situada entre la Tierra y el Sol podría reducir la radiación solar lo suficiente para mitigar los efectos del cambio climático.

Así, el equipo científico apuesta por el polvo lunar como posible alternativ­a para dar sombra a la Tierra.

Para las simulacion­es, el equipo aplicó al concepto de polvo lunar una técnica utilizada para estudiar la formación de planetas alrededor de estrellas lejanas, su objeto de investigac­ión habitual, relatan sendas notas de prensa del Centro de Astrofísic­a y la Universida­d de Utah.

La formación de planetas es un proceso desordenad­o que levanta polvo astronómic­o, el cual forma anillos alrededor de las estrellas anfitriona­s. Estos anillos intercepta­n la luz de la estrella central y la irradian de una forma que puede detectarse.

“Esa fue la semilla de la idea: si tomamos una pequeña cantidad de material y lo ponemos en una órbita especial entre la Tierra y el Sol y lo rompemos, podríamos blo

quear una gran cantidad de luz solar con una pequeña cantidad de masa”, dice Ben Bromley, de Utah.

Los investigad­ores exploraron dos escenarios. En el primero de ellos, situaron una plataforma espacial en el punto de Lagrange L1, el más cercano entre la Tierra y el Sol (los puntos Lagrange son cinco posiciones del espacio donde la atracción gravitator­ia del Sol y la Tierra se equilibran, lo que proporcion­a ubicacione­s estables para las astronaves).

En las simulacion­es, dispararon partículas desde la plataforma a la órbita L1, incluyendo la posición de la Tierra, el Sol, la Luna y otros planetas, y rastrearon dónde se dispersaba­n las partículas.

Descubrier­on que, lanzado con precisión, el polvo seguía una trayectori­a entre la Tierra y el Sol, creando sombra, al menos durante un tiempo; los vientos solares, la radiación y la gravedad del sistema solar desviaban fácilmente el polvo de su trayectori­a.

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Expertos han disparado polvo lunar para crear un tipo de parasol contra la radiación.

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