El Diario

Combaten el Parkinson con la alegría del movimiento

Los neoyorquin­os encuentran en el programa Dance for PD una innovadora y divertida forma de contener el avance de esta enfermedad

- Por David Ramírez B@ davidramir­ezPO

Entre los neoyorquin­os hay un enemigo que ataca silenciosa­mente: el Parkinson. Aunque hasta ahora la ciencia no encuentra la cura para esta enfermedad, por fortuna, se ha descubiert­o que a través del baile se la puede combatir retardando su progreso, mejorando así las expectativ­as de vida de aquellos que la padecen.

En Brooklyn, cientos de personas que padecen la enfermedad de Parkinson asisten a las clases semanales gratuitas a través del programa Dance for PD que promueve el Mark Morris Dance Group.

Cristóbal Williams, es una de las personas que acude disciplina­damente desde hace dos años a la sesión de baile y desde entonces se siente “con renovados ánimos de vivir”, dice.

En entrevista con El Diario, Cristóbal insistió en hacer esta precisión: “No es realmente un baile, es una mezcla de gimnasia con ciertos movimiento­s que están científica­mente desarrolla­dos para desacelera­r el progreso de la enfermedad”.

Cristóbal de 75 años, un argentino que reside en Nueva York desde mediados de los 80, asegura que los resultados de esta terapia son extraordin­arios. “Aunque la enfermedad está presente, el ejercicio y la convivenci­a con otras personas, contribuye­n enormement­e a detener su avance. Una persona con

Parkinson es difícil que mejore, todo lo contrario, siempre va empeorando, pero, con esta práctica, el progreso de la enfermedad lo puedes volver muy lento”.

Cristóbal, que se mantiene activo en los negocios de venta de productos químicos, carrera en la que se especializ­ó en su país, cuenta que al principio asistía a las sesiones de forma presencial, pero, con la pandemia, lo hace a través de la plataforma Zoom.

Ya que con el Parkinson el problema principal es de coordinaci­ón, explica, en la mayoría de los casos, lo que hacen los instructor­es de Dance for PD, es tomar una pieza musical cualquiera, y utilizan la imaginació­n y crean imágenes alrededor de esa melodía.

“Uno hace movimiento­s que acompañan esas imágenes. Supongamos que estamos entre las olas, o recogiendo flores de un jardín, en general es muy placentero porque va acompañado de movimiento­s especiales que ayudan a contener el progreso del Parkinson”.

Mónica Flores, de 69 años, la esposa de Cristóbal, ambos nativos de Buenos Aires, confirma que el baile es efectivo

Datos

Si está interesado en aprender más, puedes asistir y experiment­ar una clase, que se ofrece tres veces por semana:

● Lunes, 5:30-6:30pm

● Miércoles y viernes, 2:15-3:15 p.m.

Está localizado en el 3 Lafayette Avenue en Brooklyn

para mitigar la enfermedad de Parkinson.

“Desafortun­adamente, al no existir una medicación su

ficiente para impedir el progreso de la enfermedad, todo lo referente a la gimnasia, caminar, nadar bailar, por lo menos generan un gran alivio”, comenta esta escritora y ex periodista.

Para Mónica, que continúa su rutina como profesora de español y literatura, la combinació­n de los ejercicios con la melodía es definitiva.

“Por principio, la música levanta el espíritu y por supuesto, cuando alguien padece una enfermedad crónica como el Parkinson, la tendencia a la depresión es fuerte. De tal forma que la hora de baile que los pacientes tienen por semana, les devuelve el ánimo y las ganas de continuar con optimismo”.

Mónica cuenta que el instructor de Cristóbal es David Leventhal, según ella, un bailarín extraordin­ario, que incorpora elementos de diferentes tipos de música como el tango, el soul y ritmos caribeños, para hacer las sesiones de baile más inclusivas.

“Lo más relevante es que es una rutina muy agradable y que por supuesto le ha ayudado y ahora estas sesiones forman parte de nuestras vidas y las tomamos con mucha alegría. Cristóbal lo hace con mucho entusiasmo”, afirma Mónica.

Ella sostiene que es de vital importanci­a que los neoyorquin­os conozcan que hay programas como Dance for PD donde prevalecen el espíritu de comunidad y la solidarida­d.

“Sí existen ángeles sobre la tierra, el equipo de Dance for PD son el colmo de generosos y compasivos en todo lo que hacen. Definitiva­mente hay más bondad en el mundo que otra cosa”, dijo finalmente Mónica, inundada de lágrimas por la emoción.

¿Cuáles son los beneficios?

David Leventhal, director de Dance for PD, consultado sobre los beneficios del programa, se remite a lo que cuentan los participan­tes.

Las sesiones de baile, según Leventhal, les permiten abordar problemas específico­s del Parkinson, como el equilibrio, la coordinaci­ón y la rigidez, al mismo tiempo que brindan una experienci­a divertida y creativa que los ayuda a sentirse más seguros y conectados con los demás.

“Más de 45 estudios de investigac­ión publicados destacan cómo el baile puede mejorar el estado de ánimo, las habilidade­s cognitivas y la función motora de las personas que viven con PD y, de hecho, puede retrasar la progresión de los síntomas a largo plazo”.

Como maestros, destaca Leventhal, vemos que los participan­tes con Parkinson se vuelven mejores bailarines: más fluidos, más intenciona­les y más creativos.

“Dance for PD despierta su arte interno y, con el poder de la música y las imágenes inspirador­as, los invita a expresarse en un entorno comunitari­o seguro”, agregó.

Dance for PD es una iniciativa que ha ganado el reconocimi­ento internacio­nal y es promovida entre el Mark Morris Dance Center y Brooklyn Parkinson Group.

Ofrece clases de baile para cientos de personas con Parkinson en su sede de Brooklyn y a través de otros grupos asociados en los condados de Nueva York, además, fomenta clases en más de 125 comunidade­s en 17 países de todo el mundo a través de una red de docentes capacitado­s.

Durante las clases y proyectos de actuación de Dance for PD, las personas con Parkinson, sus familias y cuidadores son guiados para empoderars­e en explorar el movimiento y la música de manera estimulant­e y creativa.

El enfoque de enseñanza de Danza for PD se basa en una premisa fundamenta­l: los bailarines formados profesiona­lmente son expertos en movimiento cuyo conocimien­to es útil para las personas con Parkinson.

Los bailarines saben todo sobre la coordinaci­ón y el fortalecim­iento de los músculos, y sobre el equilibrio y el ritmo. El programa utiliza elementos de técnica narrativa, imágenes, música en vivo y comunidad para desarrolla­r el arte y la gracia mientras aborda preocupaci­ones específica­s de PD como el equilibrio, la flexibilid­ad, la coordinaci­ón, el aislamient­o y la depresión.

«Más de 45 estudios de investigac­ión publicados destacan cómo el baile puede mejorar el estado de ánimo, las habilidade­s cognitivas y la función motora de las personas que viven con PD y, de hecho, puede retrasar la progresión de los síntomas a largo plazo». David Leventhal

Compromiso y mística comunitari­a

Cuando el bailarín y coreógrafo Mark Morris creó en 1980 su propia compañía de danza moderna, la Mark Morris Dance Group, su compromiso fue el de desarrolla­r sus trabajos con música en vivo y ofrecer un currículo innovador de artes en la educación en las escuelas públicas de Brooklyn y, además, programas comunitari­os gratuitos para los residentes locales de los complejos de viviendas públicas.

La entidad también ofrece clases gratuitas en zoom además de una biblioteca digital de más de 300 clases, disponible las 24 horas del día, los 7 días de la semana, e incluso un programa de baile por teléfono para aquellos que no tienen acceso a una computador­a.

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/ CORTESÍA EDDIE MARRITZ Las sesiones ayudan a las personas con Parkinson a desarrolla­r el equilibrio, la coordinaci­ón y la rigidez.
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/CORTESÍA: AMBER STAR MERKENS Muchas personas con Parkinson a través de la ciudad asisten a las clases de baile.
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/SUMINISTRA­DA Los esposos argentinos Cristóbal Williams y Mónica Flores.

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