‘Una sopa de su propio chocolate’
Los ‘merengues’, que tantas veces han ganado jugando a nada, ayer recibieron esa misma dosis al caer con los azulgranas
El momento de inestabilidad del FC Barcelona se cerró con un ejercicio defensivo sobresaliente en el estadio Santiago Bernabéu, al ganar su segundo Clásico consecutivo gracias a un error grave de Eduardo Camavinga y la mala fortuna de Éder Militao al marcar en su propia puerta el 0-1, en un duelo de ida de las semifinales de la Copa del Rey de dominio improductivo del Real Madrid, sin remates a gol.
Al Real Madrid le sobró voluntad pero le faltó acierto en los últimos metros. Un contraste con un Barcelona que, condicionado por las circunstancias, las bajas de pilares como ‘Pedri’, OUsmane Dembélé y Robert Lewandowski, no tuvo reparos en renunciar 90 minutos a su identidad y adaptarse a una nueva, supliendo con batalla el bajón de calidad que aportan los sustitutos y sabiendo adaptarse a un tipo de partido en el que tocaba sufrir.
Real Madrid, que tantas veces ha ganado al Barcelona sin merecerlo, siendo especulativo mientras los catalanes dominan el balón y despliegan su juego ofensivo, sintió el Clásico de ayer como una oportunidad para intercambiar papeles y alimentar la duda del eterno enemigo en su primer momento de inestabilidad del curso.
Y salió con ganas de demostrarlo. Tantas que a los pocos segundos Luka Modric desperdició la ocasión más clara, soprendido de verse tan libre de marca, pero chutando al lateral de la red.
El ímpetu madridista provocó el fallo repetido en la salida de balón barcelonista. Los momentos de superioridad inicial del Real Madrid fructificaron en un gol anulado por fuera de juego a Karim Benzema, afinado en el control y la definición por única vez en el partido.
El Barça firma al hijo de ‘Ronaldinho’
Barcelona tenía en mente un duelo a 180 minutos, no encontró referentes en la salida de balón, pero sí un giro al guión del partido inesperado.
En su primera llegada al área y a la portería rival, aprovechando un regalo en el inicio de jugada de Camavinga, asestó un golpe. Frank Kessie fue el receptor del regalo, encaró al portero local Thibaut Courtois y se alió con la fortuna de ver como su disparo fue rechazado por el portero, rebotó en Militao y rozó en Nacho para meterse en la portería blanca. Inicialmente anulado por fuera de juego, desató la incredulidad tras la corrección del VAR. Al Real Madrid le tocaba, de nuevo, remar a contracorriente.
Desade ese momento, al Real Madrid le faltó presencia en el área. Murió en centros a la nada que reforzaron la fortaleza de los centrales azulgrana Jules Koundé y Marcos Alonso, cuando no la seguridad por alto del portero Marc-André Ter Stegen. No hubo más disparos que un centro que se envenenó.
Al Barcelona se le planteaba la opción de matar la eliminatoria al contragolpe. La desaprovechó entre imprecisiones de Ferran Torres y falta de acierto en el uno contra uno de ‘Raphinha’. ‘Gavi’ desaprovechó la más clara del primer acto y Ansu Fati impidió el segundo gol en disparo a placer de Kessie, cuando Courtois ya estaba batido.
Un disparo lejano de Rodrygo no evitó un partido sin tiros a puerta del Real Madrid que aumenta su impotencia en el Clásico y refuerza al Barcelona, que tiene la final de la Copa del Rey en su mano.