UNIDOS POR LA DEFENSA DE MÉXICO
El día 3 de marzo trascendió un gravísimo incidente que cimbró las relaciones políticas entre México y EEUU. Ese día viernes, elementos armados de la delincuencia organizada en la Ciudad fronteriza de Matamoros ubicada en el estado de Tamaulipas, secuestraron a Shared Woodard, Lindell Brown, Latavia McGee y Eric James Williams.
Tan pronto ocurrió el plagio, el Presidente Andrés Manuel López Obrador fue informado de lo grave de la situación y giró órdenes para buscar, localizar y liberar a los secuestrados y arrestar y consignar a los culpables. Esta orden fue dada a elementos del Ejército y de la Guardia Nacional, los servicios de inteligencia nacionales, estatales, y locales así como a las policías federales, del estado y municipales.
Tres días después aparecieron los secuestrados en una casa de seguridad ubicada al noreste de Matamoros. Dos de ellos fueron encontrados sin vida, un tercero con herida de bala en una de sus piernas, mientras que la cuarta víctima fue encontrada ilesa.
Para el día 7 de Marzo quedaba claro que este suceso grave en la frontera de Matamoros/Brownsville no solo resultó muy grave sino peligrosísimo para ambas naciones, pero más aún para la nación mexicana. Este mismo día el senador Lidsey Graham (Republicano de Carolina del Sur) fue citado por la prensa nacional con el señalamiento de la necesidad de “poner sobre aviso a México” a la vez que proponía introducir legislación federal para clasificar a los cárteles mexicanos como “grupos terroristas extranjeros”, para colocar en el lugar preciso todos los elementos legales necesarios para utilizar fuerzas militares en México tan pronto fuese necesario.
Los más incautos ni se inmutaron con la amenaza lanzada por el Sen. Graham percibiéndola en el peor de los casos como una idea descabellada. No lo es.
El 15 de abril del 2021, 35 miembros de la Cámara Baja del Congreso norteamericano introdujeron la propuesta de ley 2600 la cual de haberse aprobado ordenaba al Secretario de Estado Anthony Blinken, un reporte para la designación de las facciones criminales Los Metros (pertenecientes al cártel del Golfo) y a la facción del cártel del Noreste (Zetas) como organizaciones terroristas.
Bill Barr, quien fungiera como fiscal federal durante las administraciones de George H.W. Bush y de Donald Trump, fue mucho más allá, haciendo otro llamado para desarticular a los carteles de la droga de México y exigiéndoles a ambos al uso de la fuerza militar para responder al envenenamiento causado por el consumo de fentanilo de cientos de miles de estadounidenses.
Hoy las bravuconadas anti-mexicanas de Donald Trump se encarnan de vastos y poderosos sectores políticos que ya no se conforman con insultarnos y denigrarnos.
Esta peligrosa situación demanda como nunca la unidad inmediata de todas y todos los mexicanos de ambos lados de la frontera.
Hoy más que nunca tiene vigor la frase inmortal de Vicente Guerrero: “La Patria es primero”.•