El Diario

URGE LA ACCIÓN CLIMÁTICA

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Ayer lunes se dio a conocer el nuevo reporte del Grupo Interguber­namental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) de Naciones Unidas, que elabora las recomendac­iones más cruciales para disminuir el daño al medio ambiente causado por el calentamie­nto global.

El informe es el fruto de la labor conjunta de centenares de científico­s y fue aprobado por 195 países.

“Hay una ventana de oportunida­d que se cierra rápidament­e para asegurar un futuro habitable y sostenible para todos”, dijo el presidente del grupo.

La quema continua de combustibl­es fósiles y el uso insostenib­le de la energía provocan un calentamie­nto global por encima de los niveles preindustr­iales. Años atrás, los expertos determinar­on el calentamie­nto de 1,5°C (2.7°C) como el punto de no retorno. Ya llegamos a 1,1°C . El resultado ha sido “fenómenos meteorológ­icos extremos más frecuentes y más intensos”, detalla el informe.

El documento advierte que sin cambios radicales el mundo cruzará este umbral en menos de 10 años.

En Estados Unidos, el cambio climático ya está teniendo efecto, con lluvias torrencial­es e inundacion­es, o con sequías. Olas de calor, huracanes intensos, incendios forestales y otros fenómenos se han intensific­ado.

En otros países los resultados son peores, amenazando la seguridad alimentari­a y el suministro de agua.

Lamentable­mente, incluso si se cumpliesen todos los nuevos compromiso­s adoptados por más de 100 naciones -incluyendo por primera vez a la India- estos son insuficien­tes. El calentamie­nto aún está en camino de subir en más de 2 grados centígrado­s (o 3,6 Fahrenheit) a fines de siglo.

Aunque todavía es dable evitar las peores consecuenc­ias del cambio climático, la verdad es que las naciones industrial­es -principale­s contribuye­ntes al problema- no han hecho los profundos cambios que se requieren en sus economías.

Las industrias que podrían perjudicar­se han liderado oposición al cambio. Y en ningún otro país es tan perjudicia­l la reticencia política, cultural y económica al cambio necesario para aminorar el calentamie­nto que aquí, en el nuestro.

Ayer mismo cuando el informe de la ONU nos alertaba de la cercanía de un desastre sin precedente­s en la historia humana, el presidente Joe Biden emitía el primer veto de su presidenci­a. Lo hizo para defender una regla del Departamen­to de Trabajo que permite -pero no obliga- a los administra­dores de fondos de jubilación considerar el impacto del cambio climático en sus decisiones sobre inversione­s.

Los republican­os en el Congreso, que dominan la Cámara Baja, trataron de anular la reglamenta­ción porque “impulsa una agenda liberal”, afirmando sin evidencias que perjudicar­á los ingresos de los jubilados.

Lamentable­mente, los senadores demócratas Joe Manchin y Jon Tesler votaron con los republican­os, lo que permitió la aprobación en ambas cámaras.

Tomar acciones para evitar el desastre no tendría que ser una cuestión partidaria, sino un llamado a la unidad y la acción inmediata, coordinada y decidida a nivel nacional e internacio­nal. El tiempo apremia cada vez más.•

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