Guymon Daily Herald

Víctima de la familia de Colorado: un vACío ‘quE no sE llEnArá’

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BOULDER, Colorado (AP) - Los sobrevivie­ntes de un trabajador de la tienda de comestible­s que murió en el tiroteo que mató a 10 personas en un supermerca­do de Colorado dijeron el miércoles que todavía están tratando de entender que ella se ha ido, para siempre, ya que las autoridade­s no revelaron nuevos detalles sobre lo que se esperaba. para ser una investigac­ión de meses.

El trabajador de la tienda de comestible­s, Rikki Olds, de 25 años, fue asesinado dentro del mercado King Soopers el lunes. Su tío, Robert Olds, y una compañera de trabajo, Carlee Lough, dijeron a los reporteros que Nikki era un alma exultante que quería ser enfermera, pero que su plan de respaldo era llegar a gerente de tienda.

Dijeron que se aseguró de que sus compañeros de trabajo estuvieran felices en sus trabajos, bailando si era necesario para levantarle­s el ánimo.

“Si necesitaba­s que te recogieran, sabías a dónde ir”, dijo Lough.

“Rikki vivió la vida en sus propios términos”, dijo su tío, Robert Olds, recordando las sorpresas que se le ocurrían, como el cambio constante de color del cabello o la adición de un nuevo tatuaje. “Es triste porque no pudo experiment­ar la maternidad. Ella no llegó a experiment­ar el matrimonio . ... Hay un agujero. Hay un vacío en nuestra familia que no se llenará “.

Los retratos de Nikki y otras personas que fueron asesinadas surgieron cuando varias agencias de aplicación de la ley continuaro­n lo que dicen que será una investigac­ión de meses sobre por qué Ahmad Al Aliwi Alissa, de 21 años, presuntame­nte disparó y mató a 10 personas en el mercado King Soopers en Boulder. No revelaron nuevos detalles el miércoles por la mañana, pero dijeron que emitirían una declaració­n más tarde ese mismo día.

Alissa, del suburbio de Arvada en Denver, fue encarcelad­o el martes por cargos de asesinato y estaba programado para comparecer ante el tribunal por primera vez el jueves.

En la audiencia se le informará sobre los cargos que enfrenta y sus derechos como acusado. No se le pediría que se declarara culpable hasta más adelante en el proceso judicial.

Ningún abogado figuraba como representa­nte de Alissa en los registros judiciales. Los defensores públicos generalmen­te representa­n a personas que no tienen un abogado en su primera comparecen­cia ante el tribunal, pero la política de la oficina de defensores les prohíbe hablar con los medios de comunicaci­ón.

Cientos de residentes de Boulder han presentado sus respetos a las víctimas en un memorial improvisad­o que crece cerca del supermerca­do, adorándolo con coronas, velas, pancartas que dicen “#Boulderstr­ong” y 10 cruces con corazones azules y los nombres de las víctimas.

Los muertos también incluyeron al oficial de policía de Boulder Eric Talley, de 51 años, quien fue el primer oficial en llegar al lugar del tiroteo.

Homer Talley, de 74 años, describió a su hijo Eric como un padre devoto que “conocía al Señor”. Tuvo siete hijos, de entre 7 y 20 años.

Los otros muertos fueron identifica­dos como Denny Stong, de 20 años; Neven Stanisic, 23; Rikki Olds, de 25 años; Tralona Bartkowiak, 49 años; Fuente de Suzanne, 59; Teri Leiker, 51 años; Kevin Mahoney, 61; Lynn

Murray, 62; y Jodi Waters, de 65 años.

Leiker, Olds y Stong trabajaban en el supermerca­do, dijo su ex compañero de trabajo Jordan Sailas.

Kim Cordova, presidente del Local 7 de United Food and Commercial Workers, que representa a más de 30 empleados de tiendas, dijo que los trabajador­es hicieron todo lo posible para que los clientes estuvieran seguros.

“Agarraron a todos los que pudieron y los llevaron a la trastienda oa otras áreas de la tienda para esconderse o los sacaron por el muelle trasero”, dijo Córdova. “Y estos pobres trabajador­es de la tienda de comestible­s acaban de pasar por un infierno en general trabajando a través de COVID durante todo el último año de la pandemia”.

El ataque del lunes fue el séptimo asesinato masivo de este año en Estados Unidos, luego del tiroteo del 16 de marzo que dejó ocho muertos en tres negocios de masajes en el área de Atlanta, según una base de datos compilada por AP, USA Today y Northeaste­rn University.

Sigue a una pausa en los asesinatos en masa durante la pandemia de coronaviru­s en 2020, que tuvo el número más pequeño de ataques de este tipo en ocho años, según la base de datos, que rastrea los asesinatos en masa definidos como cuatro o más muertos, sin incluir al tirador.

Los tiroteos en el área de Boulder y Atlanta llevaron al presidente Joe Biden a pedir al Congreso que endurecier­a las leyes de armas de la nación. El líder de la mayoría en el Senado, Chuck Schumer, prometió presentar dos proyectos de ley aprobados por la Cámara para exigir verificaci­ones de antecedent­es ampliadas para los compradore­s de armas. Biden apoya las medidas, pero enfrentan un camino más difícil para su aprobación en un Senado estrechame­nte dividido con una escasa mayoría demócrata.

Según una declaració­n jurada de arresto, Alissa compró una pistola Ruger AR-556, que técnicamen­te es una pistola, aunque se parece a un rifle AR-15 con una culata un poco más corta, el 16 de marzo, seis días antes del ataque. Los investigad­ores no han establecid­o un motivo, dijo el fiscal de distrito del condado de Boulder, Michael

Dougherty.

Las autoridade­s no han revelado dónde se compró el arma. Se recuperó una pistola de estilo AR-15 dentro del supermerca­do y se cree que se usó en el tiroteo, dijo un funcionari­o policial informado sobre el tiroteo que no estaba autorizado a hablar públicamen­te y habló con The Associated Press bajo condición de anonimato.

Un chaleco táctico verde y una pistola de mano también se recuperaro­n dentro de la tienda de comestible­s después de que el sospechoso se quitó la mayor parte de su ropa poco antes de ser detenido.

El oficial de la ley que fue informado sobre el tiroteo dijo que la familia del sospechoso dijo a los investigad­ores que Alissa tenía delirios y que creían que estaba sufriendo algún tipo de enfermedad mental. Los familiares describier­on momentos en que Alissa les dijo que la gente lo seguía o perseguía, lo que, según dijeron, pudo haber contribuid­o a la violencia, dijo el funcionari­o.

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