JOAN SEBASTIAN Pionero de la fusión ranchera
EI cantautor fue un visionario que entreveró ritmos desde el country al vals ranchero
El visionario compositor y cantante falleció esta semana víctima del cáncer pero atrás deja un legado de 37 discos y cientos de canciones que él y otros artistas famosos de la música regional mexicana han interpretado y en las que fundió ritmos como el country-rock y el vals ranchero con letras apasionadas y bien rimadas. Personas que lo trataron de cerca nos hablan de él.
La muerte del cantautor mexicano Joan Sebastian deja a México sin uno de sus más grandes compositores de música popular. Un músico que desde sus inicios profesionales, en la década de los 70, logró seguidores por doquier al ser el primer cantautor de música regional mexicana que caló profundamente en tres géneros distintos: banda sinaloense, música ranchera y música norteña.
“Se adelantó a su tiempo, sin duda... refinando la música regional mexicana con fusiones que en su tiempo eran impensables”, opina el cantante y compositor mexicano Óscar Iván Treviño, del grupo Duelo, sobre el legado musical de Joan Sebastian, quien entreveró en sus canciones diversos ritmos, desde el country-rock hasta el vals ranchero.
Joan Sebastian murió el martes 13 de julio a los 64 años de edad en su rancho en el estado mexicano de Guerrero a consecuencia del mieloma múltiple, o cáncer de médula ósea, que padecía desde 1999. Un hombre gentil
José Manuel Figueroa, nombre real de Joan Sebastian, fue un hombre sencillo y gentil con aquellos que se le acercaban y a pesar de su fama y fortuna nunca olvidó sus orígenes.
Así lo dibuja Belinda Moreno, quien trabajó con él en su carrera musical durante varios años.
“Era un bohemio sencillo que nunca olvidó quién era y de dónde venía”, rememora Belinda Moreno, quien fue publicista en la compañía de representa- ción de artistas Apodaca Representaciones a fines de los años 80 y principios de los 90. “Nosotros lo representábamos para sus giras y conciertos. Viajé mucho con él”.
Moreno asegura que el cantautor era una figura que se destacaba por su profesionalidad.
“Desde que lo conocí me impresionó por muchas cosas, como su dedicación, disciplina, puntualidad. Lo que te decía, lo cumplía”, rememora Moreno, quien también trabajó para el grupo mexicano de música norteña Bronco y la cantante méxico-estadounidense de música tejana Selena. Oficios del campo
Antes de dedicarse a la música, Joan Sebastian desempeñó varios oficios rurales en los ranchos familiares. Durante su infancia y adolescencia, las canciones eran para él solamente un pasatiempo.
A pesar de la oposición de su padre, ingresó a los 14 años en el Seminario Conciliar de San José, en la ciudad de Cuernavaca, pues había tomado la decisión de convertirse en sacerdote.
Sin embargo, dejó la vida religiosa a los 17 años y nuevamente sorprendió a su familia cuando anunció que iría a probar fortuna a Ciudad de México como cantante y compositor. La oportunidad le llegó, todavía bajo su nombre, a los pocos meses y Discos Capitol decidió darle una oportunidad. Con esa compañía grabó un disco homónimo que contenía la canción Desesperada.
Pero salvo aquella canción, los otros temas del cantautor no lograban colarse en la radio y decidió probar suerte en Estados Unidos.
Llegó a la ciudad de Chicago, donde combinó el oficio de cantante con el de vendedor de carros, lavaplatos y mesero. De aquella época surgió una de sus canciones más interesantes, El ilegal, una de las pocas de su carrera que abordan el tema social de la inmigración.
En Chicago se cambió el nombre por el de Joan Sebastian, sin acento en la a, en homenaje a dos figuras bíblicas del Nuevo Testamento. El éxito
Bajo ese nombre, grabó en 1977 un nuevo disco que contenía las canciones Sembrador de amor y El camino del amor. Su éxito fue inmediato.
A partir de ahí, Joan Sebastian se convirtió en un prolífico compositor para otros artistas, además de ser cantante de sus propios temas como Un idiota, Ojitos de golondrina, Hasta que amanezca, Y las mariposas, Para siempre, Bandido de amores, El primer tonto, Invítame un cigarro, Secreto de amor y Tatuajes.
En sus canciones, Joan Sebastian combinaba una lírica inocente pero apasionada de imágenes bucólicas y sin grandes metáforas con melodías sencillas, de coros cortos y simples pero bien rima- dos que se convirtieron en un referente de la música popular en su país.
El amor, el desamor, el despecho, la infidelidad y la soledad son los temas sobre el que se sostiene su obra. Durante su larga carrera, grabó 37 discos.
Musicalmente hablando, según explica Treviño, de Duelo, las canciones de Joan Sebastian nunca se mantuvieron en un solo nicho, ya que él exploraba diversos territorios siempre que componía.
“A mí me impresionaba mucho lo que hacía... podía hacer una canción ran chera, un vals norteño, un country, lo que fuera, todo con mucha finura, con mucho cuidado en la métrica, en las armonías, era un talento muy especial, único”, detalla Treviño, el compositor de la mayoría de los temas de Duelo y para quien Joan Sebastian es una de sus máximas influencias.
Junto a Juan Gabriel y Marco Antonio Solís, Joan Sebastian completaba la tercia de los compositores vivos más populares de México.
Así, muchos grandes cantantes de música ranchera como Vicente Fernández y Lucero pierden a su compositor de cabecera, ya que él les entregó canciones exitosas como Estos celos y Desliz, respectivamente, entre una larga lista.
Pero con su partida, también se va un buen ser humano, lamenta la periodista y publicista Lucy Moreno, quien también trató de cerca a Joan Sebastian.
“Él es de los pocos artistas que yo he conocido que se daba el tiempo para atender a las personas como si las conociera de toda la vida… Los hacía sentir como familia, así de sencillo era”, rememora. david.dorantes@chron.com @HDaviddorantes