DIANE GUERRERO: NO HAY NADA NUEVO EN LO NEGRO
Se hizo sola desde niña cuando deportaron a sus padres
Diane Guerrero pudo aber tenido una vida como la de su personaje Maritza Ramos en la exitosa serie original de Netflix, Orange is the New Black.
Las dos se perdieron en algún lugar del camino, solo que Maritza cometió un crimen y terminó en la cárcel, mientras Guerrero incurrió en la inconveniencia de haber nacido en Estados Unidos de padress inocumentaos.
La de ella ha sido n cárcel como la de Maritza, pero sí una penitenciaen todo su sentido de penalización desde que sus padres y su hermano, mayor que ella, fueron deportados a su natal Colombia cuando Guerrero tenía 14 años de edad.
El miedo siempre estuvo ahí para Guerrero desde que tuvo suficiente uso de razón para comprender que sus padres corrían constante peligro de ser deportados, pero nunca imaginó que iba a ser así, como un tronar de los dedos: llegar a casa de la escuela un día cualquiera… “y ya, como si se acabara la vida; como si mis padres hubieran muerto de pronto y yo me quedé sola en el mundo”, dice la actriz en entrevista.
Su historia personal emula en intensidad los argumentos de series y películas en las que ha actuado; tramas y subtramas que cuenta en su libro En el País que Amamos ( In the Country We Love), recientemente publicado por Henry Holt and Company en español e inglés.
El siguiente es un resumen de la entrevista que sostuvimos con Diane Guerrero:
PREGUNTA: ¿Por qué decidiste escribir el libro?
RESPUESTA: Hay tantas razones, pero principalmente quise con el libro ser parte de un cambio. Después de todo por lo que yo pasé, quise usar mi voz y ser parte del movimiento (de personas que hacen activismo en el país para que se
lleve a cabo una reforma inmigratoria).
En cierto sentido pensé que debía contar la historia para que muchas personas entiendan por lo que pasan muchas familias en Estados Unidos, sobre todo porque muchas personas han estado politizando el tema de inmigración sin ver el lado humano de las familias.
Quise usar la plataforma que me ofrece ser actriz en una manera positiva, y en cierto sentido ser esta activista social que yo siempre quise ser.
P: ¿En qué consiste tu activismo?
R: Yo trabajo con una organización llamada ILRC (siglas en inglés del Centro de Recursos Legales de Inmigración) y con Mi Familia Vota, que son organizaciones que están haciendo un trabajo realmente muy bueno con la comunidad de indocumentados y también con la latina, para impulsar el voto.
Yo siempre le digo a todo el mundo que está confrontando una deportación de ellos o de sus familiares que salgan a averiguar lo que pueden hacer y que no se queden con las manos cruzadas porque tienen miedo.
P: ¿Qué significa haber tenido padres telefónicos desde que ellos fueron deportados?
R: ¡Es duro! Es muy difícil, pero tuve que en- frentar mi propia realidad y salir a buscar mi propia verdad. Como puedes leer en el libro, estuve muy enojada por muchos años por tener que hablar con mis padres solo por teléfono, hasta el punto de no querer hablar más nunca con ellos.
Pero lo que entendí con el tiempo es que simplemente estar ahí, tener un “te quiero”, decir un “te amo, mamá”, ya sabes, esas pequeñas cosas significan bastante, y el amor es tan fuerte para mi familia y yo que puedes poner millones de millas de distancia entre nosotros y no lo va a afectar. Tuve que aprender eso.
P: ¿Qué ha sido lo más difícil para ti en la vida?
R: Creo que ha sido aceptar que tengo valor, que mi vida tiene valor, que tengo algo importante que decir, que mi familia importa. Entender que, a pesar de todo lo que pasé, cuando entendí eso, cuando comprendí lo que quería hacer con mi vida, cuáles eran mis sueños y deseos y lo que pienso acerca de la política, y que mis ideas no son estúpidas… Porque cuando has tenido siempre conservadores que te dicen: “bueno tus problemas son culpa de tus padres porque ellos vinieron ilegalmente”, y es escuchado eso suficientes veces, empiezas a creer que no tienes valor, que eres una molestia (para los demás), que no perteneces a aquí.
Fue importante entender que yo sí pertenezco y tengo valor.
P: ¿Te sientes feliz hoy en día con tu vida y tu carrera?
R: Todavía voy a terapia porque sufro de trastorno de estrés postraumático. Pienso que cuando comencé a interesarme por otras cosas, a importarme lo que estaba sucediendo en el mundo y en la humanidad en general, y dejé de pensar simplemente en mí, pude aceptar mi vida y decir, ¿sabes qué?, a pesar de todo, mi vida es bella. Estoy aquí todos los días de modo que cada día puedo hacer algo para que mi vida y la de los que están alrededor sea un poco mejor.
Sueño con que un día mis padres puedan disfrutar conmigo en una premier por la alfombra roja.