Houston Chronicle Sunday

Merecido premio para Kerr en la NBA

- GERMÁN F. MOORES gf.moores@chron.com Sigue a GFM en twitter: @GermanFMoo­res

A pesar de la toda la emoción y pasión con las que indudablem­ente él vive el básquetbol, un juego de la NBA, para Steve Kerr, debe ser sólo eso, un juego, aunque se trate de un partido de playoffs o de una gran final.

Kerr, elegido el martes como el mejor entrenador de la temporada 2015/2016 después de guiar a los Warriors de Golden State al mejor récord de la historia, ha pasado por dos situacione­s límite en su vida personal que lo han marcado a fuego para moldear su carácter dentro y fuera de la cancha.

Cuando tenía 18 años e iniciaba sus estudios en la Universida­d de Arizona, y su exitosa carrera como jugador de los Wildcats en Tucson, su padre fue asesinado a balazos en la cabeza por un comando islámico. Era el presidente de la Universida­d Americana de Beirut, donde Kerr nació hace 50 años.

Se recuperó de ese golpe, se graduó de la universida­d en 1988 y firmó su primer contrato como jugador profesiona­l con los Suns de Phoenix.

En su exitosa carrera, también jugó para Cleveland, Orlando, Chicago, San Antonio y Portland. Integró los grandes equipos que hicieron historia para los Bulls, con Michael Jordan, y los Spurs. Con ellos ganó cinco títulos, pero además aprendió los secretos de parte de dos de los mejores maestros: Phil Jackson y Gregg Popovich.

Eso, sin dudas, moldeó su carrera como entrenador, que empezó con éxito al conquistar su sexto anillo, como DT novato, al frente de los Warriors en la temporada pasada.

Durante esos playoffs, Kerr sufrió la ruptura de un disco en la espalda. Fue operado en julio y perdió líquido cefalorraq­uídeo. Sufrió fuertes dolores de cabeza y su salud empeoró. Tuvo que volver a ser operado en septiembre y se ausentó en los primeros 43 partidos.

Golden State, que al cierre de esta edición aventajaba 3-1 a los Rockets en la primera ronda de los playoffs, terminó la temporada regular con marca de 73-9 y superó el récord de 72-10 de los Bulls de 1995-1996, equipo que integró Kerr.

En su ausencia, Luke Walton logró una impresiona­nte marca de 39-4. Kerr, noble como pocos, dijo que esas victorias no le pertenecen y pidió que pasen a la foja de su asistente. Sin dudas, es un gran campeón, del juego y de la vida.

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