Clinton fue preparada al primer debate; Trump fue Trump
La demócrata logró que el republicano se pusiera a la defensiva
Ella estuvo en su mejor momento y él no estuvo en el peor.
Tras semanas de expectación, los 90 minutos de encendido enfrentamiento entre la demócrata Hillary Clinton y el republicano Donald Trump el lunes probablemente no decantó a muchos votantes indecisos.
Si Clinton quería empujar a su rival, conocido por su carácter impredecible, a un momento descalificatorio, no alcanzó su objetivo. Si Trump buscaba mostrar a Estados Unidos - especialmente a las mujeres - que ha completado su transformación de personaje caricaturesco de la cultura pop a un líder digno de ocupar la oficina oval, todavía tiene un largo camino por delante.
Pero en un debate lleno intercambios duros y en ocasiones personales entre los dos aspirantes a ocupar la Casa Blanca, los dos demostraron claramente cómo llegaron hasta aquí. Clinton estuvo educada, preparada y orgullosa de ello. Tenía respuestas ensayadas, especialmente las referidas a su servidor de correo electrónico privado que ha empañado su candidatura durante meses. Se mostró calmada, incluso cuando era atacada, y se burló elegantemente del hombre al que llamó “Donald”.
“Creo que Donald me criticó por prepararme para este debate. Y sí, lo hice”, dijo Clinton. “¿Y saben para qué más me preparé? Me preparé para ser presidenta, y eso es algo bueno”.
Trump se dirigió a su rival como “Secretaria Clinton” - pidiéndole incluso su aprobación para el sobrenombre, pero terminó dirigiéndose a ella como “Hillary”.
La atención que puso en su título fue un recordatorio a los votantes de que su objetivo es ganar. Las mujeres, especialmente las blancas con educación universitaria, son la clave para que Trump recupere el impulso para una reacción final que dure hasta el 8 de noviembre, cuando se celebrarán los comicios. El empresario, de 70 años, ha enfrentado problemas para convencer a las mujeres, incluso a las que tienen dudas sobre la primera mujer presidenta, de que respalden su propuesta, gracias en parte a sus actuaciones en debates anteriores, en los que criticó a la moderadora Megyn Kelly o a su rival Carly Fiorina.
Trump evitó otro protagonizar un nuevo momento embarazoso el lunes, pero era complicado apreciar su trabajo para suavizar su imagen. Interrumpió repetidamente y de forma agresiva a Clinton para cambiar o negar sus afirmaciones, en ocasiones hablando por encima de ella. A la petición del moderador, Lester Holt, para explicar un comentario previo acerca de que Clinton no tiene un “aspecto presidencial”, Trump simplemente repitió el comentario.
“Ella no tiene la apariencia, ella no tiene la energía”, declaró. “Para ser presidente de este país, necesitas una energía enorme”.
Clinton estaba preparada para responder: “Bueno, en cuanto él viaje a 112 países y negocie un acuerdo de paz, un alto el fuego, la liberación de disidentes, la apertura de nuevas oportunidades en naciones de todo el mundo, o cuando pase 11 horas testificando delante de un comité del congreso, entonces puede hablarme sobre energía”.
A medida que avanzaba el debate, Clinton pareció ganar confianza y un mejor sentido de la oportunidad. Cuando Trump concluyó una larga y enrevesada defensa de su larga campaña de años contra la nacionalidad del presidente Barack Obama, hizo una pausa para dejar que las palabras del republicano pasaran al olvido.
“Bueno, sólo piensen en lo que acaban de oír”, afirmó.
Trump tuvo también sus momentos.
Ofreció una potente crítica de Clinton, a quien presentó como otra persona del sistema que propone las mismas viejas soluciones para una economía al borde del “derrumbe”. La disputa fue un potente recordatorio de por qué su campaña se convirtió en un vehículo para los estadounidenses blancos descontentos que se sienten presionados por la economía las fuerzas de la globalización.
“Típica política. Todo palabras, nada de acción. Suena bien, no funciona. Nunca va a suceder”, dijo recordando el lema central de su campaña.
Mostró que Clinton sigue siendo vulnerable por su apoyo a acuerdos comerciales, obligando lo que llevó a la demócrata a negar haber calificado el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica de “patrón de oro” de los acuerdos comerciales y señaló que apenas dijo que esperaba que fuese un buen pacto.
Pero el republicano perdió oportunidades para profundizar en otras debilidades de su rival. Ella también pudo deshacerse pronto de su escándalo de correo electrónico diciendo simplemente “fue un error y asumo responsabilidad por ello”.
“Esto está claro”, la interpeló Trump sin ir más allá.
Trump no sacó a relucir la descripción que hizo Clinton de la mitad de sus seguidores, a los que calificó de “deplorables”, ni la Fundación Clinton y su red de donantes.
Esto dio amplia libertad a Clinton para responder a Trump.
Incluso el republicano le reconoció eso:
“Ella tiene experiencia”, declaró. “Pero es una mala experiencia. Y este país no puede permitirse otros cuatro años de ese tipo de experiencia”. A la defensiva
Clinton también logró poner a Trump a la defensiva, increpándole por sus insultos a minorías, sus cambios de posición y su negativa a difundir sus declaraciones de impuestos, pero el martes, un día después del debate, el candidato republicano intentó echarle la culpa a otros.
Trump denunció que el moderador, el periodista Holt, estaba parcializado y le hacía a él preguntas más difíciles que a la candidata demócrata. También denunció que le habían dado un micrófono defectuoso.
Y si bien durante el debate rechazó las denuncias de Clinton de que insultó a la Miss Universo de 1996, Alicia Machado, por haber aumentado de peso, el martes Trump lo confirmó.
“Ella había aumentado mucho de peso y eso nos ocasionó serios problemas”, dijo Trump en el programa de televisión ‘Fox and Friends’.
En respuesta, Machado dijo que su experiencia con Trump puede “abrir ojos” en la elección presidencial.
En una conferencia de prensa convocada el martes por la campaña de Clinton, la venezolana se dijo “realmente sorprendida” de escuchar que la candidata mencionara su historia en el debate y agregó que quiere ayudarla en la elección.
En el debate Trump trató de achacarle los problemas económicos y de seguridad nacional del país a Clinton, acusándola de ser “una política típica” incapaz de producir los cambios que ansían los estadounidenses.
Pero Clinton estaba intensamente preparada, no sólo con detalles sobre sus propias propuestas sino también con agudas críticas al desempeño de Trump como empresario, sus insultos a mujeres y sus declaraciones falsas de que el presidente Obama no nació en Estados Unidos. Clinton denunció que las aseveraciones de Trump contra Obama no eran otra cosa que “parte de su conducta racista”.
La candidata además criticó a Trump por no divulgar sus declaraciones de impuestos, algo que han hecho todos los candidatos durante décadas.
“Está escondiendo algo”, comentó Clinton.
Trump dice que no puede divulgar sus declaraciones de impuestos porque está siendo sometido a una auditoría, aunque según expertos esa no es razón para mantenerlas en reserva.
Cuando Clinton insinuó que quizás las está manteniendo en reserva porque no ha pagado sus impuestos, Trump la interrumpió diciendo “y por lo tanto soy astuto”.
Si bien en el encuentro cada candidato tuvo momentos para entusiasmar a sus más acérrimos partidarios, no queda del todo claro cómo el debate podría afectar la tendencia electoral.
El debate fue uno de confrontación desde el inicio y Trump frecuentemente interrumpía a Clinton y hablaba al mismo tiempo que ella. Clinton parecía más serena, ofreciendo una sonrisa mientras su contrincante hablaba, consciente de que las cámaras estaban sobre ella.
“Hillary dijo la verdad mientras que Donald metió tremendos embustes”, dijo el compañero de fórmula de Clinton, Tim Kaine, al programa de televisión ABC News el martes por la mañana.
Trump soltó insultos personales contra Clinton en los últimos momentos del encuentro, afirmando que “ella no tiene la semblanza ni la energía como para ser un presidente”.
En el pasado él ha formulado comentarios similares, suscitando denuncias que está criticando a Clinton por ser mujer.
Clinton no desperdició la oportunidad de recordarle al público sobre comentarios ofensivos que Trump ha hecho antes contras mujeres, un sector de la población que será crucial para el resultado electoral.
“Éste es un hombre que ha llamado a las mujeres puercas, babosas y perras”, señaló Clinton.