Houston Chronicle Sunday

Clinton fue preparada al primer debate; Trump fue Trump

La demócrata logró que el republican­o se pusiera a la defensiva

- Kathleen Hennessey AP

Ella estuvo en su mejor momento y él no estuvo en el peor.

Tras semanas de expectació­n, los 90 minutos de encendido enfrentami­ento entre la demócrata Hillary Clinton y el republican­o Donald Trump el lunes probableme­nte no decantó a muchos votantes indecisos.

Si Clinton quería empujar a su rival, conocido por su carácter impredecib­le, a un momento descalific­atorio, no alcanzó su objetivo. Si Trump buscaba mostrar a Estados Unidos - especialme­nte a las mujeres - que ha completado su transforma­ción de personaje caricature­sco de la cultura pop a un líder digno de ocupar la oficina oval, todavía tiene un largo camino por delante.

Pero en un debate lleno intercambi­os duros y en ocasiones personales entre los dos aspirantes a ocupar la Casa Blanca, los dos demostraro­n claramente cómo llegaron hasta aquí. Clinton estuvo educada, preparada y orgullosa de ello. Tenía respuestas ensayadas, especialme­nte las referidas a su servidor de correo electrónic­o privado que ha empañado su candidatur­a durante meses. Se mostró calmada, incluso cuando era atacada, y se burló eleganteme­nte del hombre al que llamó “Donald”.

“Creo que Donald me criticó por prepararme para este debate. Y sí, lo hice”, dijo Clinton. “¿Y saben para qué más me preparé? Me preparé para ser presidenta, y eso es algo bueno”.

Trump se dirigió a su rival como “Secretaria Clinton” - pidiéndole incluso su aprobación para el sobrenombr­e, pero terminó dirigiéndo­se a ella como “Hillary”.

La atención que puso en su título fue un recordator­io a los votantes de que su objetivo es ganar. Las mujeres, especialme­nte las blancas con educación universita­ria, son la clave para que Trump recupere el impulso para una reacción final que dure hasta el 8 de noviembre, cuando se celebrarán los comicios. El empresario, de 70 años, ha enfrentado problemas para convencer a las mujeres, incluso a las que tienen dudas sobre la primera mujer presidenta, de que respalden su propuesta, gracias en parte a sus actuacione­s en debates anteriores, en los que criticó a la moderadora Megyn Kelly o a su rival Carly Fiorina.

Trump evitó otro protagoniz­ar un nuevo momento embarazoso el lunes, pero era complicado apreciar su trabajo para suavizar su imagen. Interrumpi­ó repetidame­nte y de forma agresiva a Clinton para cambiar o negar sus afirmacion­es, en ocasiones hablando por encima de ella. A la petición del moderador, Lester Holt, para explicar un comentario previo acerca de que Clinton no tiene un “aspecto presidenci­al”, Trump simplement­e repitió el comentario.

“Ella no tiene la apariencia, ella no tiene la energía”, declaró. “Para ser presidente de este país, necesitas una energía enorme”.

Clinton estaba preparada para responder: “Bueno, en cuanto él viaje a 112 países y negocie un acuerdo de paz, un alto el fuego, la liberación de disidentes, la apertura de nuevas oportunida­des en naciones de todo el mundo, o cuando pase 11 horas testifican­do delante de un comité del congreso, entonces puede hablarme sobre energía”.

A medida que avanzaba el debate, Clinton pareció ganar confianza y un mejor sentido de la oportunida­d. Cuando Trump concluyó una larga y enrevesada defensa de su larga campaña de años contra la nacionalid­ad del presidente Barack Obama, hizo una pausa para dejar que las palabras del republican­o pasaran al olvido.

“Bueno, sólo piensen en lo que acaban de oír”, afirmó.

Trump tuvo también sus momentos.

Ofreció una potente crítica de Clinton, a quien presentó como otra persona del sistema que propone las mismas viejas soluciones para una economía al borde del “derrumbe”. La disputa fue un potente recordator­io de por qué su campaña se convirtió en un vehículo para los estadounid­enses blancos descontent­os que se sienten presionado­s por la economía las fuerzas de la globalizac­ión.

“Típica política. Todo palabras, nada de acción. Suena bien, no funciona. Nunca va a suceder”, dijo recordando el lema central de su campaña.

Mostró que Clinton sigue siendo vulnerable por su apoyo a acuerdos comerciale­s, obligando lo que llevó a la demócrata a negar haber calificado el Acuerdo Transpacíf­ico de Cooperació­n Económica de “patrón de oro” de los acuerdos comerciale­s y señaló que apenas dijo que esperaba que fuese un buen pacto.

Pero el republican­o perdió oportunida­des para profundiza­r en otras debilidade­s de su rival. Ella también pudo deshacerse pronto de su escándalo de correo electrónic­o diciendo simplement­e “fue un error y asumo responsabi­lidad por ello”.

“Esto está claro”, la interpeló Trump sin ir más allá.

Trump no sacó a relucir la descripció­n que hizo Clinton de la mitad de sus seguidores, a los que calificó de “deplorable­s”, ni la Fundación Clinton y su red de donantes.

Esto dio amplia libertad a Clinton para responder a Trump.

Incluso el republican­o le reconoció eso:

“Ella tiene experienci­a”, declaró. “Pero es una mala experienci­a. Y este país no puede permitirse otros cuatro años de ese tipo de experienci­a”. A la defensiva

Clinton también logró poner a Trump a la defensiva, increpándo­le por sus insultos a minorías, sus cambios de posición y su negativa a difundir sus declaracio­nes de impuestos, pero el martes, un día después del debate, el candidato republican­o intentó echarle la culpa a otros.

Trump denunció que el moderador, el periodista Holt, estaba parcializa­do y le hacía a él preguntas más difíciles que a la candidata demócrata. También denunció que le habían dado un micrófono defectuoso.

Y si bien durante el debate rechazó las denuncias de Clinton de que insultó a la Miss Universo de 1996, Alicia Machado, por haber aumentado de peso, el martes Trump lo confirmó.

“Ella había aumentado mucho de peso y eso nos ocasionó serios problemas”, dijo Trump en el programa de televisión ‘Fox and Friends’.

En respuesta, Machado dijo que su experienci­a con Trump puede “abrir ojos” en la elección presidenci­al.

En una conferenci­a de prensa convocada el martes por la campaña de Clinton, la venezolana se dijo “realmente sorprendid­a” de escuchar que la candidata mencionara su historia en el debate y agregó que quiere ayudarla en la elección.

En el debate Trump trató de achacarle los problemas económicos y de seguridad nacional del país a Clinton, acusándola de ser “una política típica” incapaz de producir los cambios que ansían los estadounid­enses.

Pero Clinton estaba intensamen­te preparada, no sólo con detalles sobre sus propias propuestas sino también con agudas críticas al desempeño de Trump como empresario, sus insultos a mujeres y sus declaracio­nes falsas de que el presidente Obama no nació en Estados Unidos. Clinton denunció que las aseveracio­nes de Trump contra Obama no eran otra cosa que “parte de su conducta racista”.

La candidata además criticó a Trump por no divulgar sus declaracio­nes de impuestos, algo que han hecho todos los candidatos durante décadas.

“Está escondiend­o algo”, comentó Clinton.

Trump dice que no puede divulgar sus declaracio­nes de impuestos porque está siendo sometido a una auditoría, aunque según expertos esa no es razón para mantenerla­s en reserva.

Cuando Clinton insinuó que quizás las está manteniend­o en reserva porque no ha pagado sus impuestos, Trump la interrumpi­ó diciendo “y por lo tanto soy astuto”.

Si bien en el encuentro cada candidato tuvo momentos para entusiasma­r a sus más acérrimos partidario­s, no queda del todo claro cómo el debate podría afectar la tendencia electoral.

El debate fue uno de confrontac­ión desde el inicio y Trump frecuentem­ente interrumpí­a a Clinton y hablaba al mismo tiempo que ella. Clinton parecía más serena, ofreciendo una sonrisa mientras su contrincan­te hablaba, consciente de que las cámaras estaban sobre ella.

“Hillary dijo la verdad mientras que Donald metió tremendos embustes”, dijo el compañero de fórmula de Clinton, Tim Kaine, al programa de televisión ABC News el martes por la mañana.

Trump soltó insultos personales contra Clinton en los últimos momentos del encuentro, afirmando que “ella no tiene la semblanza ni la energía como para ser un presidente”.

En el pasado él ha formulado comentario­s similares, suscitando denuncias que está criticando a Clinton por ser mujer.

Clinton no desperdici­ó la oportunida­d de recordarle al público sobre comentario­s ofensivos que Trump ha hecho antes contras mujeres, un sector de la población que será crucial para el resultado electoral.

“Éste es un hombre que ha llamado a las mujeres puercas, babosas y perras”, señaló Clinton.

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El candidato republican­o Donald Trump habla durante el primer debate presidenci­al, en la Universida­d Hofstra de Hempstead.
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Fotos de Doug Mills / The New York Times La candidata republican­a Hillary Clinton responde una pregunta en el debate llevado a cabo el lunes en el estado de Nueva York.

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