El fútbol de luto por la tragedia de avión
“Si muriera hoy, moriría feliz”, dijo Caio Júnior hace poco más de una semana, invadido por la alegría de avanzar a la final de la Copa Sudamericana de fútbol tras eliminar en Brasil a San Lorenzo de Argentina.
El director técnico del Chapecoense fue una de las 71 víctimas fatales del accidente que sufrió el lunes por la noche en Colombia el avión que transportaba a la delegación del club brasileño, y allegados, a Medellín para medirse dos días más tarde con Atlético Nacional.
Su hijo Matheus Salori no había podido acompañar al equipo ya que en el aeropuerto de Sao Paulo, antes de partir hacia una escala previa en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, se percató que había dejado el pasaporte en su casa. Ironías del destino.
Sólo seis personas siguen con vida tras el accidente: tres jugadores, dos tripulantes y un periodista enviado a cubrir el partido. Otro jugador, el portero Danilo, falleció en un hospital mientras era operado de sus heridas.
Los defensores Alan Ruschel y Helio Hermito Zampier, más conocido como ‘Neto’, y el portero Jackson Ragnar Follman, a quien debieron amputarle una pierna, se recuperan en Colombia junto a los otros sobrevivientes.
El mismo avión había sido utilizado un par de semanas antes por la selección argentina para regresar a su país tras la derrota que sufrió en Belo Horizonte frente a Brasil en las eliminatorias para el Mundial de Rusia 2018. Y varios otros equipos de la región, incluyendo al Atlético Nacional, alquilaron esa u otra de las dos aeronaves de la empresa LaMia en sus viajes.
El club de Medellín, en un gesto notable, pidió a los directivos sudamericanos que declararan campeón al modesto equipo de las afueras de Sao Paulo.
Chapecoense, un joven club fundado en 1973 y que ascendió hace apenas dos años a la máxima categoría del fútbol brasileño estaba viviendo el gran sueño de su corta historia. Ahora se transformó en una pesadilla.
Las ‘cajas negras’ fueron recuperadas el martes en el cerro contra el cual se estrelló la aeronave y posiblemente pronto se conocerán las causas del accidente. Lo que aún será muy difícil es cicatrizar las heridas profundas que dejó esta tragedia que enlutó al deporte.