Houston Chronicle Sunday

Nuevo caso de contraband­o humano sacude al país

La tragedia dejó diez muertos y más de 20 heridos

- Frank Bajak y Nomaan Merchant

Al menos 90 inmigrante­s viajaban apiñados en total oscuridad dentro del remolque de un camión de carga que había emprendido un trayecto de 225 kilómetros (140 millas) bajo un intenso calor desde la localidad fronteriza de Laredo a San Antonio, ambas en Texas.

No había pasado mucho tiempo y los pasajeros, que sudaban copiosamen­te debido a las altas temperatur­as, comenzaron a gritar y suplicar que les dieran agua. Los niños lloraban también.

Las personas se turnaron para respirar por un solo hueco que había en una de las paredes del remolque. Golpeaban los lados del remolque y gritaban para llamar la atención del conductor. Después comenzaron a desmayarse.

Para cuando la policía llegó al lugar donde el camión de carga se encontraba estacionad­o en un Walmart en San Antonio, alrededor de las 12:30 del domingo, los agentes echaron un vistazo al remolque. Ocho de los pasajeros estaban muertos y dos más fallecería­n después en lo que fue un fallido intento de contraband­o de inmigrante­s que terminó en tragedia.

Un sobrevivie­nte mexicano relató los detalles de este calvario en una denuncia penal federal presentada contra el conductor, James Matthew Bradley Jr., quien podría enfrentar la pena de muerte.

“Después de una hora escuchaba que lloraban, pedían agua. Y yo también sudaba. Toda la gente se desesperab­a. Y después perdimos la conciencia”, dijo Adan Lara Vega desde la cama de un hospital.

Bradley, de 60 años y originario de Clearwater, Florida, compareció ante una corte federal acusado de transporta­r a inmigrante­s para obtener una ganancia económica, resultante en la muerte de personas. Se dispuso que quedara detenido ante de otra audiencia el jueves (al cierre de esta edición).

No llegó a un acuerdo de culpabilid­ad ni hizo declaracio­nes sobre lo sucedido, pero documentos oficiales indican que dijo a las autoridade­s que desconocía que hubiera personas en el remolque hasta que se estacionó y salió para ir al baño.

Además de los muertos,

20 de las personas rescatadas fueron llevadas a hospitales en malas condicione­s físicas, muchas con deshidrata­ción extrema y síntomas de insolación.

La Secretaría de Relaciones Exteriores de México dijo en un comunicado que según informació­n preliminar, 25 de los inmigrante­s que iban en el remolque eran mexicanos.

Cuatro de los fallecidos y 21 de los hospitaliz­ados son mexicanos, según el comunicado. Otros de los inmigrante­s procedían de Guatemala.

Muchos de los inmigrante­s habían contratado a traficante­s de personas, quienes los pasaron a través de la frontera desde México hacia Estados Unidos, los escondiero­n en casas y luego los pusieron a bordo del camión para el trayecto hacia el norte, según los relatos dados a los investigad­ores.

“Aun cuando el conductor está detenido, les puedo garantizar que hay muchas más personas a las que buscaremos para llevarlas a tribunales”, dijo Thomas Homan, director interino del Servicio de Control de Inmigració­n y Aduanas (ICE, por sus iniciales en inglés).

Bradley dijo a las autoridade­s que el trailer había sido vendido y lo trasladaba para su empleador de Iowa a Brownsvill­e, Texas. Después de escuchar los gritos y golpes, abrió la puerta y se “sorprendió cuando personas ‘que hablaban español’ lo arrollaron tumbándolo al piso y echaron a correr”, de acuerdo con la denuncia.

Bradley señaló que no llamó a la policía ni al número de emergencia­s 911, aun cuando vio que al menos uno de los viajeros estaba muerto.

Bradley dijo a los investigad­ores que sabía que el sistema de refrigerac­ión del camión no funcionaba y que los cuatro hoyos de ventilació­n posiblemen­te estaban obstruidos.

El camión tenía matrícula de Iowa y estaba registrado con la compañía Pyle Transporta­tion Inc., de Schaller, Iowa. El presidente de la firma, Brian Pyle, dijo que había vendido el camión de carga con remolque a alguien en México y que Bradley debía entregarlo en un punto de encuentro en Brownsvill­e.

“Realmente lamento mucho que haya sucedido esto. Lo lamento mucho. Consterna. Lamento también que mi nombre fue relacionad­o a esto”, dijo Pyle en referencia al camión. Dijo que no tenía idea porqué Bradley hizo el trayecto que describió ante los investigad­ores.

Bradley le dijo a los investigad­ores que se detuvo en Laredo —que queda fuera del camino directo a Brownsvill­e— para que lavaran el trailer antes de recorrer 240 kilómetros (150 millas) a San Antonio. De ahí, tendría que conducir nuevamente al sur 440 kilómetros (275 millas) a Brownsvill­e.

“Simplement­e no puedo creerlo. Estoy sorprendid­a, consternad­a. Él es una buena persona para hacer algo así”, dijo la prometida de Bradley, Darnisha Rose, de Louisville, Kentucky. “Ayuda a gente, no lastima a gente”.

Un pasajero describió su peligrosa travesía que inició en México, diciéndole­s a los investigad­ores que él y otros cruzaron en una balsa hacia Estados Unidos, después de pagarles a traficante­s de personas 12.500 pesos mexicanos (unos 700 dólares), una cantidad que supuestame­nte también incluía protección del cártel de narcotrafi­cantes de Los Zetas.

Luego caminaron hasta el día siguiente y se subieron a una camioneta pickup hasta Laredo, en donde fueron colocados en el remolque para ser llevados a San Antonio, según la denuncia. El pasajero dijo que debía pagarle a los traficante­s 5.500 dólares una vez que llegaran.

Otro pasajero les dijo a las autoridade­s que era parte de un grupo de 24 personas que permanecie­ron en un “depósito” en Laredo durante 11 días antes de ser llevados al camión.

Lara Vega dijo que los traficante­s que lo ocultaron a él y a seis amigos en una casa de Laredo les dijeron que irían en un transporte con aire acondicion­ado.

El jornalero mexicano del estado de Aguascalie­ntes dijo que cuando se subieron al trailer en una calle de Laredo la noche del sábado para el viaje de dos horas a San Antonio, ya estaba lleno de gente pero estaba tan oscuro que no distinguie­ron cuántos eran.

Agregó que nunca le ofrecieron agua y nunca vio al chofer. Lara dijo que cuando la gente es llevada sin autorizaci­ón a Estados Unidos, les piden no ver los rostros de los encargados, y lo mejor es obedecer.

Bradley dijo a las autoridade­s que cuando llegó a San Antonio nadie recibió el camión, pero un pasajero dijo que seis camionetas suburbanas negras esperaban para recoger a los inmigrante­s y se llenaron en cuestión de minutos. La policía de San Antonio dijo que en un video de seguridad de la tienda se veía que vehículos recogían a algunos inmigrante­s.

Lara Vega dijo que fue deportado de Estados Unidos hace tres años, pero decidió intentarlo de nuevo por la crisis económica en donde vive con su esposa, una hija de cuatro años y un hijo de tres.

“Uno toma decisiones sin pensar en las consecuenc­ias”, dijo, “pero pues gracias a Dios estamos vivos”.

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Edward A. Ornelas / San Antonio Express-News/Zuma Press/TNS Policías trabajan junto al camión donde fueron halladas las personas muertas y varias sobrevivie­ntes frente a una tienda de Walmart.
 ?? Eric Gay / AP ?? Un grupo de personas participa de una vigilia frente a la Catedral de San Fernando por las víctimas del caso de contraband­o humano en San Antonio.
Eric Gay / AP Un grupo de personas participa de una vigilia frente a la Catedral de San Fernando por las víctimas del caso de contraband­o humano en San Antonio.
 ?? John Davenport / San Antonio Express-News/Zuma Press/TNS ?? James Matthew Bradley, Jr., de 60 años, fue acusado en la corte.
John Davenport / San Antonio Express-News/Zuma Press/TNS James Matthew Bradley, Jr., de 60 años, fue acusado en la corte.

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