Houston Chronicle Sunday

Joven venezolano, impedido de competir en Estados Unidos

CROSS-FIT Había clasificad­o para una competenci­a, pero le rechazaron la visa

- Andrew Kragie

Aunque Wilson Román mide sólo 1,62 metros y pesa 65 kilos, puede levantar 200 kilogramos.

El joven de 17 años, que se crió en una sección pobre de Maracaibo donde aún falta el agua corriente, superó a miles de competidor­es para convertirs­e en el primer venezolano en clasificar a una competició­n mundial de CrossFit, un programa de ejercicio intenso que ha crecido inmensamen­te desde su creación en 2001.

“Siempre soñé con eso desde que comencé a hacer CrossFit”, dijo Wilson al recordar cómo una organizaci­ón benéfica le patrocinó hace cuatro años cuando pensaba abandonar el colegio secundario. “Siempre fue mi meta. Es lo mejor que me ha pasado”.

Ganar el primer lugar para su categoría en Latinoamér­ica no fue algo pequeño. Pero el obstáculo más grande para su participac­ión a principios de mes en Wisconsin no tenía nada que ver con el deporte: fue conseguir una visa para visitar Estados Unidos. Un funcionari­o consular rechazó su primera solicitud en junio.

El Departamen­to de Estado dijo que los venezolano­s no están afectados por los esfuerzos del presidente Donald Trump para restringir a visitantes de algunos países. Más bien el problema se debe a la crisis que vive esa nación, que podría aumentar la posibilida­d de que los visitantes excedan los términos de su visa.

La economía venezolana ha caído en picada desde 2013, tras la muerte del entonces presidente Hugo Chávez después de 14 años en el poder. La moneda se derrumbó y, según la Universida­d Johns Hopkins, la tasa de inflación en 2015 subió hasta 800 por ciento.

Alimentos básicos ahora son escasos en una nación que por décadas fue de las más ricas en América del Sur y que cuenta con los reservas probadas de crudo mas grandes del mundo.

La crisis doméstica ha provocado un aumento de la comunidad venezolana en el área de Houston. La mayoría de los 11.000 venezolano­s en esta región viven en el área de Katy, el suburbio que se ganó el apodo ‘Katyzuela’.

Antes de 2010, los inmigrante­s venezolano­s venían a trabajar en compañías de energía o en educación, según María Manrique de Henning, quien maneja una organizaci­ón benéfica que manda suministro­s humanitari­os a su patria. Ahora los inmigrante­s llegan para pedir asilo político.

Las condicione­s en Venezuela se han empeorado tanto que un entrenador de Román dijo que el desafío mas grande de su preparació­n es conseguirl­e comida suficiente.

“A veces no puede comer debido a la situación”, dijo doctor Daniel Contreras, un cirujano ortopédico que también es dueño de un gimnasio de CrossFit en Maracaibo.

Por Skype, Contreras recordó cuando Román participó en CrossFit por primera vez, en 2013. Aceptó una invitación de un grupo llamado Fundación Futuro, y el joven aprendió con rapidez rutinas que normalment­e requieren seis meses de práctica, dijo el cirujano.

Román también se entrena con un especialis­ta de Houston, Connor Martin, quien conectó con el joven a través de un colega que había trabajado en el gimnasio de Contreras.

Martin entrena al joven por Skype, con la ayuda de un intérprete. Destacó que tiene una gran fortaleza mental y que su rendimient­o es cada vez mejor.

“Wilson es increíble”, dijo Martin. “Es uno de los mejores 20 adolescent­es en el mundo (en CrossFit). Es muy bueno. Físicament­e es un poco flaco, pero también tiene gran éxito como levantador de pesas”.

Martin y Contreras ayudaron para que Román pueda conseguir un boleto de avión para viajar a Caracas, donde la embajada estadounid­ense recibe las solicitude­s de visas. Román pidió una combinada de negocios y turismo. Tuvo una entrevista con un oficial consular alrededor y una hora después recibió el rechazo.

Tal vez el funcionari­o pensaba que el joven, que procede de una comunidad pobre de pescadores, excedería la visa o pediría asilo. En años recientes las peticiones de venezolano­s para asilo han mostrado un aumento significat­ivo, según estadístic­as del Servicio de Ciudadanía e Inmigració­n de Estados Unidos (USCIS, por sus siglas en inglés). De 3.810 en el año fiscal 2015, subió a 10.221 al año siguiente.

Hacia finales de 2016, Venezuela superó a los países que tradiciona­lmente lideraban esa lista de solicitude­s: China y México. Sólo en diciembre, más de 2.300 venezolano­s pidieron asilo, uno en cada cinco de todos solicitant­es.

William Cocks, portavoz del Departamen­to de Estado, dijo que el objetivo del programa de visas es excluir a visitantes que tal vez no saldrían del país como requiere la visa.

Cocks dijo que el escrutinio no es algo nuevo bajo la administra­ción Trump, sino que es un viejo requisito de las leyes federales. Lo que ha cambiado, dijo, es la situación doméstica en Venezuela, la cual aumenta la probabilid­ad que un visitante exceda la visa.

No obstante, Román y sus entrenador­es dijeron que él sólo quería participar en la competició­n, visitar a un famoso entrenador de Crossfit y ver a Martin en Houston.

“Él no tenía planes para quedarse aquí”, dijo Martin. “Sólo quería tener la oportunida­d de competir. Para él, no haber recibido esa oportunida­d es una verdadera verguenza”.

El joven entregó una nueva solicitud en julio, pero la embajada nunca le dio una cita para la entrevista, según Martin. Los juegos tuvieron lugar en la primera semana de agosto en Wisconsin, sin el único competidor venezolano que había clasificad­o.

 ?? Cortesía de Connor Martin ?? Wilson Roman, de 17 años, durante una de sus rutinas de entrenamie­nto en Venezuela.
Cortesía de Connor Martin Wilson Roman, de 17 años, durante una de sus rutinas de entrenamie­nto en Venezuela.

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