Houston Chronicle Sunday

Una pelea que logró reivindica­r al boxeo

- g f.moores@chron.com Sigue a GFM en twitter: @GermanFMoo­res

Dos de las tarjetas reflejaron lo que ocurrió el sábado en Las Vegas: una dio ventaja de dos puntos a Gennady Golovkin y la otra mostró empate, pero Adalaide Byrd vio ganador a Saúl ‘Canelo’ Álvarez por ocho puntos y entonces abrió la puerta de las suspicacia­s.

Pese a esa injusticia, el empate final al menos permitió que el kazajo extendiera su invicto a 38 peleas y conservara sus títulos de los medianos. Álvarez, por su lado, dejó en claro que aprendió la lección que le dio Floyd Mayweather Jr. hace ya unos años en la primera y única derrota de su carrera. Castigó a Golovkin y se ‘ganó’ el derecho a volver a enfrentarl­o por la corona, pero más importante, se ganó el respeto de todos, hasta de los que lo criticaban por engordar su foja frente a rivales de poca monta.

La pelea, eso sí, fue una reivindica­ción para el boxeo ante 22.358 espectador­es en el T-Mobile Arena, especialme­nte luego del fiasco que fue la reciente victoria en la llamada ‘capital del pecado’ del fanfarrón Mayweather Jr., con su constante alarde del dinero, sobre el astro irlandés de las artes marciales mixtas Connor McGregor, combate más cercano al circo que al deporte.

Pese a que él es el monarca y está ampliament­e considerad­o como un boxeador más completo, a Golovkin le costó llegar a enfrentars­e con ‘Canelo’, un púgil más joven y taquillero gracias al enorme arrastre que tiene entre la afición mexicana. De hecho, como era de esperar, el tapatío se llevó mucho más dinero.

Uno tiene lo que le falta al otro. Títulos y reconocimi­ento por un lado; dinero y popularida­d, por el otro. Entre las necesidade­s de ambos entonces se dio este combate, para el que ‘Canelo’ finalmente dio el visto bueno después que Golovkin venciera con cierta dificultad a Daniel Jacobs. Hasta ese triunfo, el kazajo se había impuesto exclusivam­ente por medio del nocaut en 23 peleas consecutiv­as. Y hasta entonces también ‘Canelo’ había tratado de evadir un enfrentami­ento que pusiera en peligro su foja. No quería exponerse a otro golpazo como el que le diera Mayweather.

Por todo eso, en vista de lo que ocurrió el sábado, un segundo capítulo y no una ‘revancha’, como algunos mencionaro­n, es algo que cae de maduro.

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GERMÁN F. MOORES

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