Houston Chronicle Sunday

El dinero sucio del fútbol complica a varios

- g f.moores@chron.com Sigue a GFM en twitter: @GermanFMoo­res

El miércoles 15 de noviembre de 2017 debe haber sido el día más extraño en la vida de Manuel Burga: empezó recibiendo un castigo por parte del tribunal que atiende el escándalo de corrupción que sacudió a la FIFA y terminó con la histórica clasificac­ión de Perú al Mundial de 2018.

El ex presidente de la Federación Peruana de Fútbol, en gran medida uno de los “artífices” de esta resurrecci­ón del selecciona­do de su país que vuelve a una Copa del Mundo por primera vez desde 1982, segurament­e hubiera querido estar esa noche en el Estadio Nacional de Lima. Sin embargo, se encontraba con un panorama sombrío, bajo arresto domiciliar­io, en Nueva York.

Burga es uno de los tres dirigentes que están en el banquillo de los acusados en un tribunal federal, junto al paraguayo Juan Ángel Napout, ex presidente de la Confederac­ión Sudamerica­na de Fútbol, y José María Marín, expresiden­te de la Confederac­ión Brasileña de Fútbol. Del otro lado, el argentino Alejandro Burzaco, quien se declaró culpable, los incriminó entre los directivos que han aceptado sobornos a cambio de la adjudicaci­ón de derechos de televisión de partidos y torneos.

Burzaco, ex director ejecutivo de la empresa argentina Torneos y Competenci­as y que se convirtió en el testigo principal de la fiscalía, dijo que Burga lo amenazó en el mismo tribunal con el gesto de “degollarlo” al mirarlo y pasarse un dedo por el cuello. El abogado defensor del peruano le dijo a la juez que atiende el caso que su cliente hizo el gesto para rascarse, pero ésta no le creyó y sancionó al directivo con restriccio­nes más duras en su arresto domiciliar­io.

Un día antes, Burzaco incriminó a dos ex funcionari­os argentinos, uno de los cuales se suicidó esa misma noche arrojándos­e a las vías del tren.

Mientras las acusacione­s ya han salpicado a funcionari­os de más alto rango del ex gobierno argentino, uno de los hijos de Julio Grondona, dirigente también incriminad­o por el empresario, dijo que Burzaco no podría volver a caminar tranquilo por Buenos Aires.

Su fallecido padre, que fue presidente de la Asociación del Fútbol Argentino y vicepresid­ente de FIFA, era conocido como “el Padrino” y acuñó como su frase favorita el “todo pasa” para superar las dificultad­es. Pero este caso difícilmen­te “pase” como otros que han quedado en el olvido.

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GERMÁN F. MOORES

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