Bajo la amenaza de la contaminación
Familias de esa zona están preocupadas por el costo de vivir cerca de las refinerías
Manchester es uno de los vecindarios más afectados en el área de Houston en cuanto a exposición a las emisiones de refinerías y plantas petroquímicas. Muchos de sus residentes son hispanos y de familias de bajos recursos que no cuentan con los medios para mudarse.
Dalila Tovar se mudó al barrio de Manchester, en las afueras de Houston, hace dos años, cuando sus padres, inmigrantes mexicanos, acumularon el dinero suficiente como para comprar una casa valuada en poco más de 50 mil dólares, un ‘sueño americano’ hecho realidad. El sueño, sin embargo, terminó rápidamente.
“Las primeras semanas tuvimos náuseas y dolores de cabeza. Fue realmente malo, porque nos mareamos y todo eso”, dijo Tovar, de 16 años. ”Supongo que, después de un tiempo, empezamos a acostumbrarnos”.
Los Tovar, que viven frente a la refinería East Houston de Valero Energy, se encuentran entre las familias hispanas, en su mayoría pobres, de este vecindario cercano a la boca del Houston Ship Channel, rodeadas de refinerías, plantas petroquímicas y almacenes de tanques. A medida que el área de Houston ha crecido hasta convertirse en el principal centro de energía del mundo, generando beneficios económicos para la región, muchas comunidades pobres y minoritarias, sin influencia ni peso político, han sido las más afectadas por los costos ambientales y de salud asociados al petróleo, el gas y sus productos.
El huracán Harvey empeoró eso, ya que las aguas de las inundaciones provocaron emisiones de miles de libras de emisiones tóxicas y miles de galones de derrames de petróleo. En Manchester, donde el colapso del techo de un tanque de almacenamiento en la refinería de Valero arrojó unas 235 mil libras de vapores tóxicos y otros contaminantes a la atmósfera, los residentes recibieron poca notificación oficial del incidente o de los peligros.
Yeni Garzón, residente de Manchester y madre de tres hijos, dijo que lo único que sabía era que el olor del aire se había vuelto más intenso, al igual que la hinchazón y el enrojecimiento alrededor de los ojos de su hijo de 10 años, que desarrolló alergias en los últimos años.
“Después de Harvey, había un olor muy fuerte”, dijo Garzón. “Incluso tuvimos que apagar el aire acondicionado porque entraba a la casa”.
Manchester es una de las comunidades más conocidas de Houston y del mundo por la contaminación del aire y el agua. Años de investigación han encontrado elevados niveles de petroquímicos y metales pesados causantes de cáncer en el aire, como benceno, cromo y 1,3-butadieno.
Un estudio de la Universidad de Texas A&M descubrió recientemente compuestos peligrosos como el arsénico y el bario en las zanjas abiertas de drenaje. La exposición a esas sustancias puede llevar a una variedad de problemas de salud, desde asma hasta infertilidad y cáncer, dijo Jennifer Horney, investigadora principal y directora del departamento de epidemiología y bioestadística de Texas A&M.
“Todo el mundo sabe que Manchester tiene problemas con el medio ambiente, pero ¿qué se está haciendo al respecto?”, preguntó. Sus residentes “son socialmente y físicamente vulnerables. Están expuestos a estos productos petroquímicos, pero también son mayoría de pobres y minorías”.
Un informe de 2016 del Union of Concerned Scientists encontró que el riesgo de cáncer en Manchester es un 22 por ciento más alto que en Houston, y un 30 por ciento más alto que en zonas más ricas, como Bellaire y el vecindario de Eldridge / West Oaks, al oeste de la ciudad. Muchos de los más de 4.000 residentes de Manchester habitualmente se quejan de problemas respiratorios.
Las emisiones tóxicas emitidas por la refinería de Valero durante Harvey incluyeron unas 1.900 libras de benceno, un componente volátil del petróleo crudo que se sabe que causa cáncer. La Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos y la Comisión de Calidad Ambiental de Texas dijeron que están investigando el incidente, incluyendo por qué Valero subestimó significativamente la cantidad de contaminantes que escapan hacia la atmósfera.
Valero, por ejemplo, inicialmente informó que el techo se derrumbó y lanzó sólo 6,7 libras de benceno. Pero varios días después del colapso el monitoreo del aire por parte de la ciudad y grupos independientes detectó una columna de benceno con lecturas de casi el doble del nivel permitido por el estado para la exposición a corto plazo.
“Si no hubiéramos estado monitoreando nadie habría sabido siquiera que esas exposiciones ocurrieron”, dijo Elena Craft, científica de Texas asociada al Environmental Defense Fund, entidad que financió parte del monitoreo. “¿Cuántos otros eventos ocurren sin que nadie lo sepa?”.
Valero declinó hacer comentarios sobre este caso, pero en septiembre, la refinería de la compañía con sede en San Antonio dijo que la columna de benceno podría provenir de refinerías y plantas petroquímicas en las cercanías de Manchester.
Una investigación de 2004 del Houston Chronicle encontró evidencia de que las concentraciones de 1,3-butadieno -químico cancerígeno utilizado para fabricar caucho y otros productos petroquímicosen el vecindario eran 20 veces más altas que las pautas federales usadas para los botaderos de desechos tóxicos. Un ingeniero de calidad del aire se refirió a Manchester como “la zona cero para la contaminación atmosférica tóxica en el condado de Harris”.
Valero, que compró la refinería de 75 años hace dos décadas, respondió tomando medidas para reducir las emisiones, instalando un monitor de aire a lo largo del límite de su propiedad y comprando algunas de las casas más cercanas para crear un amortiguador. En mayo, la compañía pagó 1,4 millones de dólares para comprar calles y servicios públicos del área como parte de un plan para construir edificios de oficinas, almacenes y seguridad, y agregar espacio para el estacionamiento de vehículos.
Thomas McGarity, profesor de Derecho Ambiental de la Universidad de Texas, ha estudiado el caso de Manchester y de otros vecindarios similares durante más de 15 años. Financiado con una subvención de la EPA, el equipo de McGarity concluyó en un informe de 2003 que el estado permitía niveles peligrosamente altos de contaminación en comunidades pobres con grandes poblaciones de minorías y necesitaba renovar el proceso de permisos de calidad del aire.
Pero pocas de las recomendaciones, tales como exigir monitoreo móvil para detectar columnas químicas a la deriva, fueron adoptadas por la Comisión de Calidad Ambiental de Texas (TCEQ, por sus siglas en inglés), dijo McGarity.
“Nunca hicieron nada con eso”, dijo. “Simplemente lo enterraron”.
Una portavoz de TCEQ negó que la agencia haya descartado el informe y haya encontrado debilidades tanto en la metodología como en las conclusiones del mismo. Dijo que los esfuerzos de monitoreo del aire desde el informe redujeron drásticamente la contaminación, incluyendo la reducción de las concentraciones de benceno y 1,3-butadieno en más de la mitad en todo el estado. Rodeados
Al vivir en el lado oeste de Manchester, Marisela Herrera tiene otras preocupaciones además de la refinería de Valero. Ella vive cerca de Texas Port Recycling, donde el reciclaje de chatarra puede liberar el cromo hexavalente o cromo VI cancerígeno en el aire, según varios estudios medio-ambientales, y su operación de trituración de automóviles puede causar explosiones cuando la gasolina y el aceite de motor no son completamente drenados.
“A veces es como si la tierra estuviera temblando, las luces parpadearan y se escuchan explosiones de la nada”, dijo Herrera. “Cierran las calles y no te dicen nada, sólo escuchas las explosiones”.
Texas Port Recycling dijo que toma en serio las preocupaciones de los vecinos y que trabaja con grupos comunitarios y residentes para abordar esas preocupaciones.
“Trabajamos diligentemente para controlar cada aspecto del proceso de reciclaje y actualizamos y evolucionamos continuamente nuestra inspección cuidadosa y nuestros procesos operativos para asegurar nuestra responsabilidad en la comunidad de Houston y del vecindario de Manchester en específico”, dijo el gerente general Kevin Haynes.
Manchester también está rodeada por el depósito de tanques de almacenamiento de petróleo Contanda, una planta de caucho Goodyear, la refinería de petróleo LyondellBasell y plantas petroquímicas propiedad de Flint Hills Resources y TPC Group, entre otras.
El Instituto para Comunidades Sustentables de Texas A&M está trabajando con los Servicios de Defensa de la Justicia Ambiental de Texas en Houston, por ejemplo, para que los residentes usen muñequeras que detecten químicos en el aire y en sus hogares. El objetivo es estudiar grupos de personas durante períodos prolongados para comprender mejor las conexiones entre la contaminación y la salud en el vecindario.
Horney, la investigadora de Texas A&M, espera que los estudios en curso ayuden a provocar cambios para el vecindario y sus residentes, incluyendo un monitoreo ambiental más estricto y programas de compra para permitir que las familias, que de otro modo no podrían pagar, se muden. La casa promedio en Manchester se vende por alrededor de 56 mil dólares, menos de una quinta parte del precio promedio de venta de 300 mil en el área metropolitana, según la Asociación de Agentes Inmobiliarios de Houston.
“Es un barrio pobre, digámoslo de esa manera”, dijo Richard Vigil, trabajador de una planta química ya retirado y que ha vivido la mayor parte de su vida en Manchester. “Pero la gente está arreglando sus casas y trata de ganarse la vida”.
Verónica Guzmán está criando en Manchester a sus seis hijos, algunos de los cuales sufren de autismo, epilepsia y dislexia. No está segura si sus condiciones están relacionadas con la contaminación, pero ya tuvo suficiente. Simplemente no puede darse el lujo de mudarse a un vecindario mejor.
“Estoy ahorrando la mayor cantidad de dinero que puedo para mudarme”, dijo Guzmán, quejándose de que el humo constantemente le hace picar la nariz. “El ambiente es horrible, terrible. Los olores son fuertes todos los días “.
Dalila Tovar planea ir a la universidad en dos años. Aún así, está preocupada por sus hermanos y padres, que están ante la disyuntiva de dejar Manchester o de si pueden darse el lujo de hacerlo.
No es fácil la respuesta, dijo Tovar. Pero agregó: “yo estoy lista para irme de aquí”.