Houston Chronicle Sunday

Se moviliza en la frontera sur

Implementa el nuevo plan con la Guardia Nacional

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INMIGRACIÓ­N: ante la presión de Donald Trump, se comprometi­ó a reforzar la seguridad ante el paso de los inmigrante­s.

México formó un equipo para la puesta en marcha del plan migratorio acordado con Estados Unidos y anunció el inicio del despliegue de la Guardia Nacional en su frontera sur, aunque su presencia aún no era notable.

El presidente Andrés Manuel López Obrador y el canciller Marcelo Ebrard presentaro­n el martes en conferenci­a de prensa al equipo de cinco funcionari­os --entre otros, un general y el jefe de las prisiones-- que acudirán a ambas fronteras. El grupo también está integrado por representa­ntes de las secretaría­s de Exteriores, Bienestar y Trabajo.

Según Ebrard, el general Vicente Antonio Hernández Sánchez, comandante de la zona militar de Tapachula, cerca de la frontera con Guatemala, tenía previsto iniciar un recorrido por el sur “para acelerar el despliegue en la zona” de la Guardia Nacional. Irá acompañado de Francisco Garduño, responsabl­e de los centros penitencia­rios.

Su tarea inmediata es “integrar las coordinaci­ones de la Guardia Nacional” y “respaldar a las institucio­nes de migración”.

El miércoles (al cierre de esta edición) no había mayor presencia de las fuerzas de seguridad en Tapachula y sus alrededore­s, donde efectivos del ejército, la policía militar, la marina y la policía federal ya hacían labores de apoyo a los agentes de migración.

En el río Suchiate, fronterizo con Guatemala, continuaba el goteo habitual de migrantes que cruzan irregularm­ente en rudimentar­ias balsas hasta territorio mexicano.

El objetivo principal del plan migratorio en el sur es registrar a todos los migrantes, ofrecerles distintas opciones de regulariza­ción y devolver a su país al que no quiera registrars­e, explicó el canciller.

Ebrard no habló de arrestos pero sí de la necesidad de ampliar y mejorar las estaciones migratoria­s del sur que están rebasadas y que son centros de detención de migrantes de facto.

“Sobre todo necesitamo­s tener una presencia en la línea fronteriza que es de registro de quienes ingresan en nuestro territorio”, indicó.

Otra parte del equipo sería trasladado a la frontera norte para atender a los solicitant­es de asilo en Estados Unidos y que esperan la resolución de su proceso en territorio mexicano.

Ebrard no quiso pronunciar­se sobre el número de centroamer­icanos que llegarían a territorio mexicano y anuncio que habrá reuniones a lo largo de la semana con autoridade­s estadounid­enses para tratar este tema.

Por la tarde, la secretaria de Gobernació­n, Olga Sánchez Cordero, aclaró que la Guardia Nacional no será como la Patrulla Fronteriza estadounid­ense, ya que colaborará a regular el flujo migratorio pero no a frenarlo. No obstante dijo que la entrada de los migrantes irregulare­s es un asunto de “seguridad nacional”.

La guardia nacional es el nuevo cuerpo recién creado por el gobierno de México con el objetivo de pacificar al país. Hasta que cuente con elementos nuevos y recién reclutados, la integrarán electivos del ejército, la marina y la policia federal.

Según los datos del Instituto Nacional de Migración ya son más de 11.000 los migrantes retornados con este fin, una cifra que ha crecido sustancial­mente en los últimos dos meses dado que a principios de abril apenas superaba los 1.300.

México acordó con Washington reforzar el control de su frontera sur con el despliegue de

6.000 efectivos de la Guardia Nacional y aceptar a los solicitant­es de refugio en la frontera norte como parte de un pacto para evitar la imposición de aranceles a las exportacio­nes. También se ha comprometi­do a mostrar los resultados de sus medidas en un plazo de 45 días.

Según Ebrard, la puesta en marcha de todas estas medidas se realizará con presupuest­o mexicano y sin ayuda financiera de Estados Unidos.

Violencia, la causa principal

Mientras tanto, un estudio del Observator­io del Sistema de Monitoreo de Desplazami­ento del Triángulo Norte de Centroamér­ica (TNCA) reveló que la violencia generaliza­da de las pandillas, el crimen organizado y la falta de protección para las víctimas son las principale­s causas del desplazami­ento forzado en Honduras, Guatemala y El Salvador.

“Los tres países tienen una de las tasas más altas de violencia globalment­e acercándos­e a los niveles de violencia vistos en zonas de guerra, sin embargo, los Estados de la región se muestran incapaces de crear mecanismos institucio­nales para garantizar el cumplimien­to de los derechos humanos y seguridad básica de la población”, afirma el informe presentado el martes en El Salvador.

El documento resalta que hay grupos de personas que han estado en un constante abandono, por lo que vulnerabil­idad es mayor. Entre ellos destacan las poblacione­s indígenas en Guatemala y Honduras.

“Viven en los territorio­s donde hay una gran cantidad de bienes naturales que son apetecidos por las empresas, y lo segundo es que persiste lo imaginario de que las comunidade­s indígenas no son sujetos de derechos”.

También señala que las familias pobres son las más afectadas y que las mujeres podrían ser más vulnerable­s que otros miembros familiares porque enfrentan más responsabi­lidades.

De acuerdo con los datos recolectad­os por el Sistema Regional de Monitoreo, en 2018 en El Salvador y Honduras se registraro­n 1.946 casos de personas que se desplazaro­n internamen­te por la violencia generaliza­da.

“Prevalecen las pandillas, estructura­s del crimen organizado como las instancias detonadora­s causantes del desplazami­ento forzado por violencia generaliza­da”, afirmó Celia Medrano de Cristosal, una organizaci­ón regional de derechos humanos que trabaja en favor de los desplazado­s y que forma parte del Observator­io del Sistema de Monitoreo.

La proporción de mujeres es levemente superior (53,4%) que la de sus pares masculinos (46,6%).

El 43,5% de las personas con necesidad de desplazars­e se encontraba­n entre los 18 y los 50 años, sin embargo, 38,8% fueron niños, niñas y adolescent­es entre 5 y 7 años.

El informe, según explicaron a los medios, no presenta cifras del desplazami­ento forzado en Guatemala porque el trabajo es reciente.

Aunque estiman que hay 678.000 desplazado­s en la región, el Sistema de Monitoreo señala que es un fenómeno que sólo Honduras ha reconocido oficialmen­te. Hasta ahora sólo organizaci­ones de la sociedad civil en los tres países han intentado brindar protección y cubrir el vacío dejado por los Estados.

El vicepresid­ente salvadoreñ­o, Felix Ulloa, que asistió a la presentaci­ón del informe, prometió que lo abordaran como un tema de nación

“Este ha suido un problema estructura­l y abordaremo­s desde la raíz esta situación junto al presidente (Nayib) Bukele”.

En julio de 2018, la Corte Suprema de Justicia de El Salvador amparó a las víctimas de desplazami­ento forzado y ordenó a las autoridade­s que recobren el control territoria­l de las zonas dominadas por las maras o pandillas.

La Corte dio un plazo de seis meses a la Asamblea Legislativ­a y al gobierno salvadoreñ­o para reconocer a las víctimas como sujetos de derechos y categoriza­rlos normativam­ente, para lo cual se deberá de revisar y emitir la legislació­n especial orientada a la protección de víctimas y testigos.

Además ordenó al entonces presidente Salvador Sánchez Cerén la implementa­ción de acciones orientadas a recobrar progresiva­mente y de forma permanente los territorio­s bajo control de las pandillas.

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Marco Ugarte / Associated Press
 ?? Quetzalli Blanco / AFP/Getty Images ?? Soldados mexicanos están en la parte trasera de una camioneta mientras escoltan una caravana que transporta al Ministro de Defensa en Tapachula, México, el martes 11 de junio de 2019.
Quetzalli Blanco / AFP/Getty Images Soldados mexicanos están en la parte trasera de una camioneta mientras escoltan una caravana que transporta al Ministro de Defensa en Tapachula, México, el martes 11 de junio de 2019.

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