Houston Chronicle Sunday

Otra cruz muy difícil de cargar

Las víctimas fatales fueron 22, más nueve en Dayton

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TIROTEOS: las autoridade­s en Texas y Ohio aún analizan las pistas tras los dos tiroteos del fin de semana pasado, que dejaron 31 muertos, intentando desentraña­r los motivos que llevaron a dos jóvenes a atacar a personas inocentes en espacios públicos que estaban abarrotado­s.

La matanza de 22 personas en una tienda de Walmart de El Paso estremeció una ciudad que ha sido cuna de la cultura mexicano-estadounid­ense y también escenario de sangriento­s episodios de violencia racial en el pasado.

El atacante, de raza blanca, aparenteme­nte escribió una diatriba anti-hispana antes de empezar a disparar con un fusil tipo AK-47 contra clientes de Walmart -muchos de ellos hispanos--, causando estupor en una ciudad que ayudó a dar forma a la vida de los mexicano-estadounid­enses en todo Estados Unidos por generacion­es.

Muchos hispanos de origen mexicano de California, Nuevo México, Texas, Colorado y otros estados tienen raíces en El Paso, ciudad descrita a veces como “la Ellis Island de la frontera”, en alusión a la isla de Nueva York por la que pasaron millones de inmigrante­s a fines del 1800 y en la primera mitad del 1900. Cantidades de mexicanos del interior del país llegaron a Estados Unidos por El Paso antes de la Segunda Guerra Mundial.

El líder revolucion­ario mexicano Pancho Villa visitó la ciudad. El cantante de música country Marty Robbins habló en un popular tema de cuando “me enamoré de una muchacha mexicana” en esta ciudad. Aquí nacieron el abogado especializ­ado en los derechos civiles Oscar Zeta Acosta, el periodista Rubén Salazar y la poetisa Pat Mora. La ciudad es a su vez una especie de centro geográfico de los mexicanos de Estados Unidos ya que se encuentra a la misma distancia de Los Ángeles y de Houston.

“La historia de El Paso es mucho más profunda de lo que uno ve en las noticias”, afirmó Sergio Troncoso, novelista nacido en El Paso que ahora vive en Nueva York. “Ese manifiesto (del agresor) indica que el nacionalis­mo blanco sigue consideran­do a El Paso un sitio de extranjero­s. Y es mucho más que eso”.

El Paso acaparó la atención el año pasado por el rápido aumento en la cantidad de migrantes de América Central que pedían asilo. En El Paso, por otro lado, se ensayaron medidas para contener la inmigració­n ilegal y el gobierno invirtió millones de dólares en agentes, barreras, equipo y tecnología.

El presidente Donald Trump ha dicho que la baja tasa de delincuenc­ia de El Paso es prueba de que es necesario un muro en la frontera, a pesar de que estadístic­as del FBI revelan que la ciudad siempre ha tenido tasas de delincuenc­ia por debajo del promedio nacional. Las estadístic­as indican que la ciudad es más segura que muchas otras municipali­dades con la misma población.

El por qué el atacante eligió El Paso para su matanza sigue siendo un misterio. Pero los investigad­ores dicen que el manifiesto publicado en la internet que se le atribuye a él habla de una “invasión de hispanos a Texas” y de teorías sobre inmigrante­s no blancos que reemplazan a los blancos.

Anthony Medrano, residente de El Paso, dijo que hubiera querido que el atacante lo pensase por un momento antes de disparar contra una multitud en esta ciudad de 700.000 personas mayormente de origen mexicano.

“Le hubiéramos mostrado que lugar tan bueno es este, donde puedes caminar de noche sin que te asalten”, declaró.

El Paso fue fundada a fines del 1500, tras la llegada del conquistad­or español Juan de Oñate, durante una expedición por lo que es hoy el estado de Nuevo México para establecer una colonia como parte de la Nueva España. Fue un importante centro en el norte del imperio español y luego un sector clave del sudoeste estadounid­ense, con la expansión del ferrocarri­l por territorio­s disputados durante la Guerra Civil.

Hace un siglo, El Paso fue escenario de episodios de violencia racial y esa historia fue revivida durante el fin de semana.

En 1916, turbas de blancos y soldados estadounid­enses atacaron a mexicanos-estadounid­enses inocentes en la ciudad después de que los hombres de Pancho Villa mataron a 19 ingenieros y personal de una empresa minera estadounid­ense. Se cree asimismo que la policía blanca de El Paso, en un gesto de represalia, prendió fuego en una cárcel de El Paso, matando a 27 reos de origen mexicano.

El personal inmigrator­io estadounid­ense en el puente fronterizo de El Paso de principios del 1900 desvestía a los mexicanos que cruzaban la frontera y rociaba sus ropas con Zyklon B, un pesticida venenoso inventado en Alemania en la década del 20.

“Hubo muchos casos de violencia racial en El Paso contra mexicanos estado unidenses”, dijo Mónica Muñoz Martínez, autora de “The Injustice Never Leaves You: AntiMexica­n Violence in Texas” (La injusticia nunca te deja: La violencia antimexica­na en Texas) y profesora de estudios americanos en la Universida­d Brown. “El recuerdo de esas acciones sigue vigente”.

Después de la Segunda Guerra Mundial, no obstante, veteranos de combate de origen mexicano ayudaron a elegir en 1957 a Raymond L. Telles Jr., el primer alcalde mexicano estado unidense de una ciudad grande de Estados Unidos. Telles nombró a figuras de origen mexicano en puestos importante­s, como jefe de policía, y marcó pautas que luego imitaron otras ciudades con comunidade­s hispanas importante­s.

La ciudad ayudó a dardio forma al activismo político de los mexicanos y acuñó el término “pachuco”, que describe una subcultura mexicano estado unidense asociada con trajes holgados conocidos como “zoot suit”, y con la vida de la pandillas. La ciudad es también conocida como “El Chuco”, una abreviatur­a de pachuco.

Daniel Chacón, un novelista que pasó su infancia en Fresno, California, pero cuyo padre era de El Paso, dijo que la era de Telles facilitó el surgimient­o de importante­s movimiento­s literarios y artísticos de mexicanos-estadounid­enses en la ciudad.

“Pasó a ser una importante referencia de la cultura del sudoeste. Es una ciudad estadounid­ense”, dijo Chacón, quien dirige el departamen­to de escritura creativa de la Universida­d de Texas en El Paso. “La única invasión que hubo aquí en los últimos 100 años fue la del sábado en Walmart”.

Trump arribó el miércoles a Dayton, Ohio, donde lo recibieron manifestan­tes que atribuían a su retórica incendiari­a el aumento de las tensiones políticas y raciales. El presidente inició así su visita a los dos sitios de las matanzas del fin de semana, donde se reunió con sobrevivie­ntes y familiares y rindió homenaje a los socorrista­s.

Frente a un hospital manifestan­tes reclamaron mayor control sobre la venta de armas. Dijeron que Trump (quien al cierre de esta edición iba a trasladars­e a El Paso) no era bienvenido en la ciudad. Fue una muestra de furia y hostilidad en medio de una tragedia nacional, impulsada por opositores que sostienen que la retórica del presidente pudo haber contribuid­o a las matanzas.

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John Locher / Associated Press Greg Zanis prepara cruces para colocarlas en un altar improvisad­o en memoria de las víctimas de un tiroteo masivo en una zona comercial en El Paso, Texas, el lunes 5 de agosto de 2019.
 ?? John Locher / Associated Press ?? Familiares de las víctimas, amigos y hasta personas desconocid­as para ellas visitaron un altar improvisad­o y dejaron flores y otras ofrendas el lunes 5 de agosto de 2019 en el lugar de la masacre a tiros en un centro comercial de El Paso, Texas.
John Locher / Associated Press Familiares de las víctimas, amigos y hasta personas desconocid­as para ellas visitaron un altar improvisad­o y dejaron flores y otras ofrendas el lunes 5 de agosto de 2019 en el lugar de la masacre a tiros en un centro comercial de El Paso, Texas.
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Mario Tama / Getty Images Personas visitan un altar improvisad­o con las cruces y los nombres de las 22 víctimas fatales el lunes 5 de agosto de 2019, en el lugar de una masacre en un centro comercial de El Paso, Texas.

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