Recuperado y agradecido
El primer infectado del área, en Fort Bend, se recupera en su casa tras salir de hospital
Dieciocho días después de su ingreso en el hospital, el primer paciente identificado con coronavirus en el área de Houston está de regreso en casa.
El hombre del condado de Fort Bend tiene más de 70 años y desea permanecer en el anonimato.
Aunque rechazó una entrevista, compartió parte de su historia en una carta que envió al Houston Chronicle, agradeciendo al personal del hospital que lo cuidó.
Su historia muestra la dificultad de esta enfermedad: es físicamente agotadora y mentalmente difícil, manteniendo a los seres queridos alejados mientras el personal médico ofrece el apoyo que puede.
Él no reconocía todas las caras de los integrantes del equipo médico que lo cuidó ya que siempre entraron a su habitación en el hospital CHI St. Luke’s Health de Sugar Land cubiertos de pies a cabeza con equipo de protección personal.
“Arriesgaron sus propias vidas para salvar la mía”, escribió. “Los consideraré por siempre como mis ángeles”.
Cada mañana, antes de que el hombre recibiera el alta médica, la doctora Manpreet Mangat lo revisó. En algunos momentos, estaba preocupada por los niveles de oxígeno de su paciente. Él le respondía entonces con un pulgar hacia arriba o con una simple sonrisa.
Mangat, madre de dos hijos y cuyo suegro de 72 años estaba de visita por su casa en esos días, sabía que tenía que tener mucho cuidado.
Cuando recibió el mensaje de texto de la esposa del paciente de que él estaba de vuelta en su propia cama, ella dijo: “eso hizo que valiera la pena”.
Su esposa sólo pudo verlo a través de la ventana de su habitación en el hospital cuando terminó su cuarentena de 14 días.
El sábado pasado, en su casa, el hombre pronto se durmió y tenía mucho camino por recorrer para recuperar sus fuerzas, dijo su hija.
“Va a ser un largo proceso”, dijo. “Pero al menos será en casa”.
Los funcionarios del condado aún no lo consideraban entonces recuperado, aunque otras cuatro personas en Fort Bend y 11 en el condado de Harris ya lo estaban. Un paciente debe dar negativo para el virus dos veces con 24 horas de diferencia y no mostrar más síntomas de la enfermedad.
El hombre comenzó a sentirse enfermo unos días después de que él y su esposa regresaron a Houston desde Egipto alrededor de la medianoche del jueves 20 de febrero, escribió.
Habían viajado con un grupo que se formó cuando amigos invitaban a otros amigos. Egipto estaba lejos de ser un punto crítico del coronavirus. Pensó que se sentía mal porque llegó muy tarde de un viaje al extranjero.
“Ciertamente no pensamos que fuera COVID-19”, escribió.
Fue a urgencias con fiebre el lunes 24 de febrero. Lo examinaron para detectar la gripe y el resultado fue negativo.
El sábado 29 de febrero descubrió que un miembro de su grupo dio positivo por coronavirus cuando llegó a Taiwán.
Su caso llevó a las autoridades de Egipto a poner en cuarentena el crucero del río Nilo en el que habían estado, mientras que una docena más en el área de Houston y otros en todo el país que se embarcaron en el mismo barco también se enfermaron. El hombre comenzó a sentir fatiga y su fiebre persistió. El martes 3 de marzo, su esposa llamó al 911.
“Desde el momento en que me pusieron en la ambulancia y llegué a la sala de emergencias pude sentir, inconscientemente, un gran grupo de trabajadores de la salud luchando por ganar tiempo para salvar mi vida”, escribió.
Los médicos y las enfermeras identificaron rápidamente qué era y desarrollaron un plan, dijo Mangat, especialista en cuidados críticos pulmonares. Sabían que recibirían un caso de coronavirus en cualquier momento. Fue ingresado en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI). La confianza del personal que lo cuidó fue aumentando con el correr del tiempo.
“Su actitud positiva y también el optimismo de su esposa nos ayudaron mucho”, dijo Mangat. “Nos dieron mucha confianza”.
Los cuidadores llegaron a su habitación después de un proceso de 10 a 15 minutos de protegerse y descontaminarse, escribió. Entrenaron al hombre del área de Houston para inhalar y contener la respiración, algo que no pudo hacer durante días.
“Me saludaron todos los días con nada más que el amor y el aliento del personal médico”, escribió. “Y eso me dio la energía positiva que necesitaba para mejorar”.
El viernes pasado, su hija habló con él por teléfono y escuchó a las enfermeras que se acercaban a despedirlo.
Regresó el sábado a un lugar cambiado, donde muchos residentes se quedaban, y el recuento de casos confirmados en el área había llegado a 134.
Mangat le había ofrecido quedarse un día más, pero como él le dijo: iba a estar bien en su casa.