Floyd descansa junto a su madre
Su muerte llamó a la reflexión sobre la injusticia racial
EN TEXAS: George Floyd, el hombre de raza negra cuya muerte a manos de la policía llevó a protestas en todo el país e inspiró la reflexión sobre la injusticia racial, fue enterrado el martes en Pearland, de vuelta en casa tras un recorrido en un carruaje tirado por caballos.
George Floyd fue recordado con cariño el martes como el “Gran Floyd” — un padre y hermano, deportista y mentor del vecindario, y ahora un catalizador del cambio — durante el funeral del afroestadounidense cuya muerte ha desencadenado un movimiento de concientización a nivel global en torno a la brutalidad policial y los prejuicios raciales.
Más de 500 dolientes con mascarillas contra el coronavirus colmaron una iglesia de Houston poco más de dos semanas después de que Floyd fuera inmovilizado contra el pavimento por un policía blanco de Minneapolis que le colocó una rodilla sobre el cuello durante 8 minutos y 46 segundos.
Un video del momento, captado con un celular, en el que se escucha a Floyd cuando dice “no puedo respirar”, desató protestas y algunos episodios de violencia en diversas ciudades de Estados Unidos y el resto del mundo, convirtiendo al afroestadounidense de 46 años — una persona que, en vida, era poco conocida fuera del proyecto de vivienda pública donde creció en el empobrecido Tercer Distrito de Houston — en un símbolo de la injusticia.
El proyecto de viviendas “Cuney Homes, en el Tercer Distrito, fue donde creció”, dijo el hermano de Floyd, Rodney, a los asistentes a la iglesia Fountain of Praise. “Pero todos van a recordarlo en el mundo. Él va a cambiar al mundo”.
El funeral puso fin a seis días de luto en homenaje a Floyd en tres ciudades: Raeford, Carolina del Norte, cerca de donde realmente nació; Houston, donde creció; y Minneapolis, donde murió. Los homenajes han atraído a familias de otras víctimas de afroestadounidenses cuyos nombres se volvieron conocidos en el debate sobre racismo y justicia, entre ellos Eric Garner, Michael Brown, Ahmaud Arbery y Trayvon Martin.
Después del servicio religioso, el féretro dorado de Floyd fue transportado en una carroza al cementerio en Pearland, un suburbio al sur de Houston, para sepultarlo al lado de los restos de su madre, a quien mencionó mientras se quedaba sin aire en sus últimos minutos de vida. A kilómetro y medio del cementerio, el féretro fue transferido a una carreta con flancos de cristal tirados por un par de caballos blancos. Una banda tocaba música mientras su ataúd era colocado en un mausoleo.
Centenares de personas, algunas de las cuales coreaban “digan su nombre, George Floyd”, se reunieron a lo largo de la ruta de la procesión y afuera de la entrada del cementerio bajo un calor que rondaba los 35 grados centígrados.
“No quiero ver a ningún afroestadounidense, a ningún hombre, pero definitivamente a ningún afroestadoudidense sentado en el piso en manos de un mal policía”, dijo Marcus Brooks, de 47 años y que instaló una carpa junto con otros graduados de la secundaria Jack Yates, escuela a la que asistió Floyd.
En las últimas dos semanas, en medio del furor por la muerte de Floyd, ocurrieron situaciones radicales y antes impensables: estatuas confederadas fueron derribadas y muchas ciudades debaten sobre reformar, desmantelar o reducir fondos para los departamentos de policía. Las autoridades de algunos lugares han prohibido a los agentes de la policía sujetar a las personas por el cuello o consideran modificar sus políticas sobre el uso de la fuerza.
Docenas de miembros de la familia de Floyd, la mayoría vestidos de blanco, participaron en el servicio de cuatro horas. El cantante ganador del Grammy, Ne-Yo, participó entre quienes cantaron.
Otros presentes fueron los actores Jamie Foxx y Channing Tatum; el jugador de fútbol americano J.J. Watt, estrella de los Houston Texans en la NFL; el rapero Trae tha Truth; la congresista Sheila Jackson Lee; el jefe de la policía de Houston, Art Acevedo, y el alcalde de Houston, Sylvester Turner, quien hizo que la multitud se pusiera de pie cuando anunció que firmará un decreto que prohíbe a los agentes de policía realizar maniobras asfixiantes.
Reflexión sobre el racismo
Así, el hombre de raza negra cuya muerte inspiró una reflexión global sobre la injusticia racial, finalmente fue enterrado en el lugar que él consideraba como su casa.
Floyd, quien tenía 46 años cuando murió el 25 de mayo a manos de un policía blanco en Minneapolis, también recibió en Houston un servicio fúnebre público en Houston, al que asistieron unos 6.000 asistentes.
Bajo el abrasador sol de Texas, dolientes con camisetas con la imagen de Floyd y las palabras “No puedo respirar” -otra de las cosas que dijo sin cesar cuando era reducido por el policía- esperaron durante horas para presentar sus respetos. El cuerpo de Floyd, vestido con un traje marrón, yacía en un ataúd dorado abierto.
Poco después de que terminara la ceremonia, el féretro fue colocado en un carruaje y escoltado por la policía de vuelta a una funeraria.
Mientras se alejaba el carruaje, Daniel Osarobo, de 39 años, residente en Houston y que inmigró desde Nigeria, dijo “Descansa en el poder. Descansa en paz”.
“Me ha parado la policía. Comprendo la situación, me lo puedo imaginar”, dijo Osarobo, que trabaja como ingeniero en la industria del gas y el petróleo. “¿Y si hubiera sido yo? ¿Y si hubiera sido mi hermano? ¿Y si hubiera sido mi hermana? ¿Y si hubiera sido mi hijo?”.
Son preguntas que se han hecho muchos estadounidenses negros, no sólo en las últimas semanas, sino durante décadas.
La muerte de Floyd desencadenó protestas internacionales y llamó la atención de nuevo sobre el trato que reciben los afroestadounidenses en Estados Unidos de la policía y el sistema de justicia penal.
Personas de distintas razas han tenido conversaciones incómodas, en ocasiones acaloradas, sobre la raza, en un país que se supone garantiza igualdad de oportunidades para todos.
Las campañas a favor de retirar el financiamiento a la policía se han multiplicado en muchas comunidades, y gente de todo el mundo salió a la calle en solidaridad, afirmando que las reformas y el diálogo no debían terminar con el funeral de Floyd.
Su muerte también ha transformado la campaña por las elecciones presidenciales en Estados Unidos. El presidente, Donald Trump, espera resurgir tras uno de los momentos más bajos de su mandato, mientras sondeos recientes indican que 8 de cada 10 estadounidenses creen que el país va en la dirección errónea e incluso se está saliendo de control.
El mandatario se vio algo reforzado la semana pasada con un dato de empleo mejor de lo esperado, pero está teniendo problemas para mostrar un liderazgo consistente en varios frentes, incluidas las protestas en todo el país contra la brutalidad policial.
Mientras tanto, el ex vicepresidente Joe Biden se reunió el lunes con la familia de Floyd, según una foto compartida en Twitter por el reverendo Al Sharpton. Biden envió también un mensaje de video que fue transmitido en el servicio funerario privado de la familia Floyd.
Cuatro policías de Minneapolis han sido procesados en relación con la muerte de Floyd, que fue grabada en video por testigos que suplicaron a la policía que dejara de lastimarle.
Un juez de Minnesota fijó el lunes una fianza de 1,25 millones de dólares para Derek Chauvin, el policía acusado de asesinato en segundo grado. Sus excompañeros J. Alexander Kueng, Thomas Lane y Tou Thao están acusados de complicidad.
Chauvin, de 44 años, apenas habló durante la vista de 11 minutos, en una comparecencia en video desde una prisión de máxima seguridad.