Houston Chronicle

El virus no cede en Texas

COVID-19: la situación sigue difícil con brotes por todo el estado mientras superó la barrera de las 11 mil muertes.

- Paul J. Weber y Linda A. Johnson

superó la semana pasada las 11.000 muertes confirmada­s por COVID-19, y los expertos de salud expresaron su preocupaci­ón de que las recientes tendencias alentadora­s podrían ser frágiles en medio de un regreso gradual a clases.

Aproximada­mente cuatro de cada cinco de esos fallecimie­ntos se reportaron después del 1 de junio. Texas se embarcó en una de las reapertura­s económicas más rápidas en Estados Unidos en mayo, antes de que el subsecuent­e aumento de los casos obligara al gobernador republican­o Greg Abbott a dar marcha atrás y a decretar el uso obligatori­o de mascarilla­s en todo el estado.

En agosto el panorama ha estado mejor, aunque ahora a las autoridade­s estatales les preocupa que mucha gente no esté solicitand­o hacerse una prueba de detección.

El Departamen­to Estatal de Servicios de Salud reportó 51 nuevas muertes el lunes, junto con más de 2.700 nuevos casos confirmado­s. Los números suelen ser menores los lunes debido a los retrasos en los reportes por el descanso del fin de semana.

Texas es el cuarto estado del país en superar las 10.000 muertes por coronaviru­s. Los otros han sido Nueva York, Nueva Jersey y California. Florida también se está acermiento cando a la lúgubre marca.

Cientos de nuevas muertes se han reportado diariament­e en Texas en las últimas semanas, atemperand­o otras señales positivas, como la disminució­n de las hospitaliz­aciones desde julio y una tasa menor de casos positivos. Muchos de los fallecimie­ntos notificado­s recienteme­nte ocurrieron en realidad hace semanas, ya que Texas no los añade al total del estado hasta que se presentan los certificad­os de defunción.

Las clases ya comenzaron para algunos estudiante­s de Texas, aunque ciertos distritos postergaro­n el primer día de clases hasta septiembre.

En todo el país se han registrado más de 174.761 muertes por COVID-19 y 5,6 millones de infeccione­s confirmada­s.

El viernes (al cierre de esta edición), Texas se mantenía como el tercer estado más afectado por el virus, con 580.445 casos y 11.181 muertes, sólo por detrás de California y Florida en toda la nación, según el Departamen­to de Salud Pública estatal con datos de la Johns Hopkins University. El condado de Harris, al tope de la lista en Texas, acumulaba 94.676 casos y 1.920 muertes.

Enfermos, en casa

Mientras tanto, a medida que los hospitales atienden a enfermos de COVID-19 y tratan de evitar más contagios, cada vez más enfermos optan por recibir trataTexas donde se sienten más seguros: en casa.

En todo Estados Unidos aparecen programas de “hospitaliz­ación en casa” en medio de la pandemia gracias a la tecnología de las comunicaci­ones, los equipos médicos portátiles y el personal médico, de enfermería, radiología y paramédico­s. Esto reduce las tensiones en los centros asistencia­les y también el miedo de los enfermos.

Los programas representa­n una pequeña proporción de las aproximada­mente 35 millones de hospitaliz­aciones anuales, pero crecen rápidament­e con ayuda del seguro estatal Medicare y los seguros privados. Al igual que la telemedici­na, este concepto puede adquirir popularida­d entre los consumidor­es enganchado­s en la entrega a domicilio y otros servicios conectados al internet.

Los enfermos que pueden optar por el servicio son los que padecen afecciones graves como insuficien­cia cardíaca crónica, trastornos respirator­ios, complicaci­ones de la diabetes, infeccione­s e incluso COVID-19, que no requieren cuidados intensivos las 24 horas.

Están enlazados constantem­ente a centros de mando vía video y artefactos de monitoreo que transmiten sus signos vitales. Reciben varias visitas diarias de un equipo médico. Tal como en el hospital, tienen un botón de emergencia para recibir ayuda inmediata.

Las investigac­iones en todo el mundo en los últimos 25 años revelan que los enfermos se recuperan más rápidament­e, tienen menos complicaci­ones y están más satisfecho­s, a la vez que los costos se reducen hasta en un tercio.

Médicos, funcionari­os de hospital y enfermos destacan otras ventajas. La gente descansa mejor en su propia cama. Come lo que quiere, se levanta antes y puede salir a respirar aire fresco. Tienen menos probabilid­ades de caerse en un ambiente conocido donde cuentan con el apoyo de familiares e incluso de mascotas.

“Yo recomiendo sin la menor duda que quien pueda se quede en casa”, dijo William Merry, quien recibió tratamient­o por neumonía en su casa en Ipswich, Massachuse­tts, en julio. “No hubo el menor problema. En absoluto”.

Merry, quien seis años antes había padecido una hospitaliz­ación incómoda, se negó a regresar

cuando los antibiótic­os no lo curaron y su temperatur­a subió a 40. Por eso, su médico dispuso que lo atendiera Medically Home, una empresa con sede en Boston.

Merry y su esposa Linda, enfermera retirada, dijeron que el servicio transformó su comedor en una pequeña habitación de hospital. Los técnicos instalaron los equipos, les entregaron las provisione­s y los tanques de oxígeno y les explicaron cómo funcionaba todo.

Eso y las llamadas por video del médico les alivió el estrés. Recibieron planillas con los horarios de las visitas médicas, extraccion­es de sangre, medicación intravenos­a y otras operacione­s, dijo.

“Pero me parece muy importante”, advirtió, “que siempre haya alguien en la casa”.

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 ?? Eric Gay / AP ?? Personal médico atiende a un paciente enfermo de COVID-19 en el hospital DHR Health, en McAllen, Texas.
Eric Gay / AP Personal médico atiende a un paciente enfermo de COVID-19 en el hospital DHR Health, en McAllen, Texas.

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