El virus no cede en Texas
COVID-19: la situación sigue difícil con brotes por todo el estado mientras superó la barrera de las 11 mil muertes.
superó la semana pasada las 11.000 muertes confirmadas por COVID-19, y los expertos de salud expresaron su preocupación de que las recientes tendencias alentadoras podrían ser frágiles en medio de un regreso gradual a clases.
Aproximadamente cuatro de cada cinco de esos fallecimientos se reportaron después del 1 de junio. Texas se embarcó en una de las reaperturas económicas más rápidas en Estados Unidos en mayo, antes de que el subsecuente aumento de los casos obligara al gobernador republicano Greg Abbott a dar marcha atrás y a decretar el uso obligatorio de mascarillas en todo el estado.
En agosto el panorama ha estado mejor, aunque ahora a las autoridades estatales les preocupa que mucha gente no esté solicitando hacerse una prueba de detección.
El Departamento Estatal de Servicios de Salud reportó 51 nuevas muertes el lunes, junto con más de 2.700 nuevos casos confirmados. Los números suelen ser menores los lunes debido a los retrasos en los reportes por el descanso del fin de semana.
Texas es el cuarto estado del país en superar las 10.000 muertes por coronavirus. Los otros han sido Nueva York, Nueva Jersey y California. Florida también se está acermiento cando a la lúgubre marca.
Cientos de nuevas muertes se han reportado diariamente en Texas en las últimas semanas, atemperando otras señales positivas, como la disminución de las hospitalizaciones desde julio y una tasa menor de casos positivos. Muchos de los fallecimientos notificados recientemente ocurrieron en realidad hace semanas, ya que Texas no los añade al total del estado hasta que se presentan los certificados de defunción.
Las clases ya comenzaron para algunos estudiantes de Texas, aunque ciertos distritos postergaron el primer día de clases hasta septiembre.
En todo el país se han registrado más de 174.761 muertes por COVID-19 y 5,6 millones de infecciones confirmadas.
El viernes (al cierre de esta edición), Texas se mantenía como el tercer estado más afectado por el virus, con 580.445 casos y 11.181 muertes, sólo por detrás de California y Florida en toda la nación, según el Departamento de Salud Pública estatal con datos de la Johns Hopkins University. El condado de Harris, al tope de la lista en Texas, acumulaba 94.676 casos y 1.920 muertes.
Enfermos, en casa
Mientras tanto, a medida que los hospitales atienden a enfermos de COVID-19 y tratan de evitar más contagios, cada vez más enfermos optan por recibir trataTexas donde se sienten más seguros: en casa.
En todo Estados Unidos aparecen programas de “hospitalización en casa” en medio de la pandemia gracias a la tecnología de las comunicaciones, los equipos médicos portátiles y el personal médico, de enfermería, radiología y paramédicos. Esto reduce las tensiones en los centros asistenciales y también el miedo de los enfermos.
Los programas representan una pequeña proporción de las aproximadamente 35 millones de hospitalizaciones anuales, pero crecen rápidamente con ayuda del seguro estatal Medicare y los seguros privados. Al igual que la telemedicina, este concepto puede adquirir popularidad entre los consumidores enganchados en la entrega a domicilio y otros servicios conectados al internet.
Los enfermos que pueden optar por el servicio son los que padecen afecciones graves como insuficiencia cardíaca crónica, trastornos respiratorios, complicaciones de la diabetes, infecciones e incluso COVID-19, que no requieren cuidados intensivos las 24 horas.
Están enlazados constantemente a centros de mando vía video y artefactos de monitoreo que transmiten sus signos vitales. Reciben varias visitas diarias de un equipo médico. Tal como en el hospital, tienen un botón de emergencia para recibir ayuda inmediata.
Las investigaciones en todo el mundo en los últimos 25 años revelan que los enfermos se recuperan más rápidamente, tienen menos complicaciones y están más satisfechos, a la vez que los costos se reducen hasta en un tercio.
Médicos, funcionarios de hospital y enfermos destacan otras ventajas. La gente descansa mejor en su propia cama. Come lo que quiere, se levanta antes y puede salir a respirar aire fresco. Tienen menos probabilidades de caerse en un ambiente conocido donde cuentan con el apoyo de familiares e incluso de mascotas.
“Yo recomiendo sin la menor duda que quien pueda se quede en casa”, dijo William Merry, quien recibió tratamiento por neumonía en su casa en Ipswich, Massachusetts, en julio. “No hubo el menor problema. En absoluto”.
Merry, quien seis años antes había padecido una hospitalización incómoda, se negó a regresar
cuando los antibióticos no lo curaron y su temperatura subió a 40. Por eso, su médico dispuso que lo atendiera Medically Home, una empresa con sede en Boston.
Merry y su esposa Linda, enfermera retirada, dijeron que el servicio transformó su comedor en una pequeña habitación de hospital. Los técnicos instalaron los equipos, les entregaron las provisiones y los tanques de oxígeno y les explicaron cómo funcionaba todo.
Eso y las llamadas por video del médico les alivió el estrés. Recibieron planillas con los horarios de las visitas médicas, extracciones de sangre, medicación intravenosa y otras operaciones, dijo.
“Pero me parece muy importante”, advirtió, “que siempre haya alguien en la casa”.