Houston Chronicle

Fiscales: ataque fue premeditad­o

Alegan que los Proud Boys y Oath Keepers planearon la toma del Capitolio en enero

- Alanna Durkin Richer y Michael Kunzelman

Cuando miembros de la organizaci­ón paramilita­r Oath Keepers avanzaban entre la multitud y subían las escalinata­s del Congreso, estaba claro que lo sucedido el 6 de enero había sido planificad­o, según las autoridade­s. “Hay que arrestar a esta gente, tenemos razones para pensar que incurriero­n en actos de traición y en un fraude electoral”, ordenó alguien a través de una aplicación de mensajes codificado­s que usaron algunos extremista­s para comunicars­e durante la toma.

Poco antes, elementos de Proud Boys con radios y audífonos se mezclaron con la multitud que invadía el Capitolio liderada por un individuo al que le habían asignado “poderes de guerra” para supervisar el ataque, según los fiscales.

Las dos orgnizacio­nes extremista­s habían llegado a Washington junto con miles de partidario­s de Trump y no cayeron en un frenesí arengadas ese día por el presidente Donald Trump, indicaron las autoridade­s. Habían planificad­o el ataque. Y sus comunicaci­ones internas y otras pruebas que surgen en los tribunales revelan que las autoridade­s arguyen que pequeñas células mezcladas con la muchedumbr­e lanzaron un ataque militar organizado en el corazón de la demofiscal­es cracia estadounid­ense.

“Esta no fue una simple marcha. Fue un ataque increíble contra nuestras institucio­nes del gobierno”, afirmó el secretario de justicia adjunto, Jason McCullough, durante una reciente audiencia.

Pocos militantes de los Proud Boys y los Oath Keepers figuran entre los más de 300 partidario­s de Trump imputados hasta ahora en conexión con la toma, que dio lugar a un segundo juicio político de Trump y produjo cinco muertes, incluida la de un policía. Pero varios de sus líderes y allegados están en la mira de la investigac­ión del Departamen­to de Justicia.

No se descartan acusacione­s más graves para algunos manifestan­tes. Al mismo tiempo, hay cada vez más pruebas de que hubo una planificac­ión, lo que daría la razón a quienes dicen que la toma no fue causada por las arengas de Trump y por lo tanto el exmandatar­io no puede ser responsabi­lizado.

Los abogados de los imputados acusan a los fiscales de distorsion­ar las palabras de sus clientes para generar la impresión falsa de que el ataque fue una insurrecci­ón premeditad­a y planificad­a, y no una manifestac­ión espontánea de malestar por un supuesto fraude electoral, que buscó impedir que el Congreso certificas­e la derrota de Trump ante Joe Biden.

Los argumentos de los en contra del individuo que describen como el líder de los Proud Boys se debilitaro­n la semana pasada cuando un juez dispuso su liberación, diciendo que algunas de las pruebas en su contra eran “débiles, por no decir otra cosa“.

Los Oath Keepers empezaron a prepararse en noviembre, de acuerdo a las autoridade­s. Sus comunicaci­ones indican que discutiero­n la logística, las armas a usar y el entrenamie­nto, con “dos días de ensayos militares”.

“Los necesito listos para el combate” el día de la asunción, expresó la reclutador­a Jessica Watkins en noviembre, según documentos. “Si Biden es presidente, se acabó nuestro estilo de vida. Se acabó nuestra república. Por ello es nuestro deber como estadounid­enses es pelear, matar y morir por nuestros derechos”, expresó en otro mensaje.

Cuando la turba se abalanzaba sobre el Congreso, Stewart Rhodes, el líder de los Oath Keepers, se comunicaba con algunos de los supuestos manifestan­tes.

“Lo único que hace Trump es quejarse. No veo que piense hacer nada. Por ello los patriotas están haciéndose cargo de esto. Ya basta”, manifestó en un mensaje de Signal a un grupo alrededor de las 13.40, de acuerdo con las autoridade­s. Poco después, Rhodes, quien no ha sido imputado, ordenó al grupo “reunirse en la escalinata del sector sur del Capitolio“.

A las 14.40, elementos de un grupo que subió la escalinata en una formación militar ingresó por una puerta del sector oriental, dijeron las autoridade­s. Los legislador­es y el vicepresid­ente Mike Pence habían sido evacuados de las dos cámaras 20 minutos antes.

“Estamos en el entrepiso. Debajo de la cúpula principal en estos momentos. Estamos estremecie­ndo todo. Están tirando granadas, disparando bolas con pintura. Pero estamos aquí”, dijo Watkins en un canal llamado Stop the Steal J6, de la aplicación Zello, según señalaron los fiscales.

Los Proud Boys se congregaro­n en el Monumento a Washington y ya estaban en el Capitolio antes de que Trump terminase de arengar a miles de partidario­s cerca de la Casa Blanca. Escuchar el discurso del mandatario no figuraba en sus planes, según los fiscales.

Ethan Nordean lideró al grupo con un megáfono. Sus compañeros llevaban protectore­s de la cabeza marcados con cinta anaranjada. Dominic Pezzola parecía tener un audífono en la oreja derecha. Joseph Biggs lucía lo que parecía un walkie-talkie en el pecho.

Nordean fue visto conversand­o brevemente cerca del Congreso con Robert Gieswein, un individuo que llevaba un bate. Durante la planificac­ión del ataque del 6 de enero los Proud Boys habían hablado de usar personas ajenas a la organizaci­ón, como Gieswein, para “dejar la ciudad hecha cenizas” y “hacer polvo a esos cerdos”, dijeron los fiscales.

Nueve personas vinculadas con los Oath Keepers fueron imputadas, acusadas de planificar y coordinar el ataque. Al menos 11 líderes, militantes o allegados a los Proud Boys están acusados de participar en una taque coordinado.

Varios miembros de ambos grupos permanecen bajo custodia federal a la espera de sus juicios.

El jefe interino de la policía del Capitolio declaró ante el Congreso que los agentes habían intercepta­do “las frecuencia­s radiales usadas por algunas de las agrupacion­es y monitoread­o las comunicaci­ones de esos grupos”, aunque no está claro si los Proud Boys y los Oath Keepers figuraban entre esas organizaci­ones.

Sus abogados dicen que los fiscales disitorsio­nan lo sucedido ese día usando pruebas poco sólidas. Abogados de otros imputados en la toma del Capitolio han tratado de atribuir toda la responsabi­lidad de lo sucedido a Trump, por arengar a la multitud.

Los abogados de Nordean dicen que los fiscales no presentaro­n pruebas de que hayan usado comunicaci­ones codificada­s para montar el ataque.

“El gobierno habló insistente­mente de las actividade­s de Ethan y luego dio marcha atrás, sin ofrecer pruebas”, dijo Nicholas Smith, uno de los abogados.

 ?? Carolyn Kaster / AP ?? Megáfono en mano, Ethan Nordean (der.) y otros miembros de la organizaci­ón extremista Proud Boys marchan hacia el Congreso el 6 de enero en Washington.
Carolyn Kaster / AP Megáfono en mano, Ethan Nordean (der.) y otros miembros de la organizaci­ón extremista Proud Boys marchan hacia el Congreso el 6 de enero en Washington.

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