Houston Chronicle

Isabel Allende, con libro y serie

- Sigal Ratner-Arias Las preguntas y respuestas fueron editadas para mayor brevedad y claridad.

Allende no es sólo la escritora viva de lengua española más leída del mundo, sino también una feminista autodeclar­ada y franca. Así que no es de extrañar que su libro más reciente, “Mujeres del alma mía”, fue publicado en Estados Unidos en el Mes de la Historia de la Mujer, antes del estreno de una miniserie sobre su vida.

En su primer libro de no ficción en más de una década, disponible en inglés bajo el título de “The Soul of a Woman” (Ballantine Books), repasa su relación con el feminismo desde la infancia hasta a la actualidad, recordando a aquellas mujeres que la marcaron, desde su madre Panchita y su hija Paula, hasta la agente literaria Carmen Balcells y las escritoras Virginia Woolf y Margaret Atwood.

Sus primeros 50 años también son dramatizad­os en “Isabel: La historia íntima de la escritora Isabel Allende”, una serie de tres episodios que se estrenó en marzo en HBO Max, con la actriz chilena Daniela Ramírez.

La miniserie, producida por Megamedia Chile y dirigida por Rodrigo Bazaes, enmarca la historia con el deceso de su hija, quien murió en 1992 a los 29 años sumida en coma profundo y con daño cerebral grave, según relató Allende en su libro “Paula”, de 1994.

Allende suele empezar un libro nuevo cada 8 de enero. El año pasado el confinamie­nto le permitió terminar no uno sino dos:

“Mujeres del alma mía” (Vintage Español), y una novela titulada “Violeta” que empieza con la pandemia de 1918 (“que empezó en Chile en 1920 realmente”, acota) y termina con la pandemia de ahora. “Es la vida de una mujer en ese tiempo”, adelantó sin dar de momento una fecha de publicació­n.

Durante una entrevista reciente vía Zoom, recordó los orígenes de su feminismo y también habló de su experienci­a como una “recién casada” en confinamie­nto (la autora de 78 años contrajo terceras nupcias en julio de 2019 con el abogado neoyorquin­o Roger Cukras). “Es como una extensa luna de miel que no termina nunca”, dijo la autora chilena desde su casa en California.

¿Cuándo y cómo te diste cuenta de que eras feminista?

Cuando yo era chica, en Chile, imagínate los años 40, en una familia conservado­ra, católica, patriarcal, mi madre había sido abandonada por el marido y vivíamos en la casa de mi abuelo. Puros hombres, mis tíos y mi abuelo. Y mi abuelo era el patriarca absoluto. Era un hombre buenísiIsa­bel mo, yo lo adoraba, pero era la autoridad máxima, era como Dios. Lo que decía mi abuelo no se cuestionab­a. Crecí con esa sensación de que mi mamá estaba en una situación de injusticia, en una situación de desigualda­d, de vulnerabil­idad. Mi mamá vivía en la misma casa y supongo que mi abuelo pagaba el colegio y todo eso, pero mi mamá nunca tenía dinero, nunca tenía libertad. Por ser una mujer separada en aquella época, en aquella sociedad, mi mamá estaba muy mal vista; tenía que cuidar mucho su reputación, por lo cual también estaba muy limitada. ¿Y cuándo me vine a dar cuenta que esa rabia que yo sentía tenía un nombre? No fue yo creo que hasta la adolescenc­ia, porque no había referentes. Y no pude darme cuenta de que existía verdaderam­ente un movimiento, y que yo podía pertenecer a ese movimiento, hasta los 20 por lo menos.

¿Te sentiste acompañada?

Me acuerdo cuando leí “La mujer eunuco” (1970) de Germaine Greer, que era un libro con humor, con inteligenc­ia, con una manera de decir las cosas que era tan directa y tan obvia. Yo sentía todos esos sentimient­os, pero no los había expresado, no los sabía articular, hasta que leí ese libro. Me acuerdo de ese momento. Y me acuerdo después, cuando ya hablaba de feminismo y buscaba revistas y libros sobre el tema.

¿Qué te llevó a escribir ‘Mujeres del alma mía’?

No fue idea mía. Di un discurso en Ciudad de México hace un tiempo atrás y el discurso fue un fenómeno viral. Los editores en España pensaron que lo iban a publicar como un librito así. Yo lo leí y dije, “esta cuestión está totalmente añeja, pasada de moda”, porque en poco tiempo habían sucedido el (hash)MeToo, Black Lives Matter, las protestas de las mujeres en la calle, las tesis en Chile, tanta cosa que había sucedido que por supuesto no estaba mencionada en el discurso. Dije “no, esto no sirve”. Después me puse a pensar en mi propia trayectori­a y en lo que había sido mi vida y cómo yo he vivido el movimiento, porque ha sido casi simultáneo, ¿te fijas? El movimiento por la liberación femenina es muy antiguo, pero realmente empieza con la píldora en los años 60, cuando la mujer por primera vez podía controlar su fertilidad. Eso creó un espacio que no había antes, un espacio que por supuesto mi madre no tuvo; mi mamá estuvo casada cuatro años y tuvo tres niños.

¿Qué esperas que suceda con el movimiento de las mujeres?

El año de la pandemia ha tenido todo paralizado… Pero no es que yo creo haya retrocedid­o ni se haya detenido, las cosas siguen andando. Y el feminismo se ha unido a otros movimiento­s que están en la calle también como Black Lives Matter, que es una subversión contra el establishm­ent, contra un sistema racista. Pero también ese mismo sistema, un sistema machista, es lo que le da supremacía al género masculino sobre las otras mujeres, sobre otras razas, sobre la gente que no tiene poder, sobre los niños, etc. Entonces tenemos muchas cosas en común. Al desafiar el poder del establecim­iento, tenemos tanto en común que podemos marchar juntos… Ha llegado el momento en que hay que sacudir a fondo a la sociedad donde vivimos y tratar de establecer una nueva normalidad diferente, sostenible, más justa y mejor para todos.

¿Cómo te ha tratado la pandemia?

Bien, porque un escritor o escritora lo que necesitamo­s es tiempo, silencio y soledad, y eso es lo que me ha dado la pandemia… Estoy recién casada y mira, la pandemia ha sido una prueba de fuego porque es como una extensa luna de miel que no termina nunca (risas). Pero en esta luna de miel hemos aprendido mucho que tal vez nos habríamos demorado años en aprender… Yo pienso que esto que me pasa a mí como pareja, como familia, se puede extrapolar a la humanidad, y es que nos vemos obligados a convivir en un planeta frágil, en un lugar limitado que tiene que ser sostenible, que tenemos que mantenerlo ordenado y limpio, porque si no perecemos. Que necesitamo­s paciencia, tolerancia, compasión, bondad. Necesitamo­s que los recursos alcancen para todos. Lo justo, no se necesita más.

¿Qué te ha parecido la serie sobre tu vida?

Cuando me contaron el proyecto yo nunca pensé que lo iban a hacer, de partida, así que no le di mucha importanci­a. Un día me llamaron y ya la cosa estaba prácticame­nte hecha. Yo lo único que les pedí es que tuvieran mucho respeto con las otras personas que aparecen en la serie, porque mira, yo he escrito memorias sobre mi propia vida, he hablado hasta por los codos, de manera que yo no tengo nada privado y no tengo derecho a alegar ninguna privacidad. Pero la gente que me rodea, que tienen vidas privadas, hay que ser respetuoso­s con ellos; esas historias no me pertenecen. Pero lo hicieron bien, porque respetaron a mi exmarido, a mis hijos. A mí me gustó mucho el resultado final. Encontré que era muy digno.

¿Te sientes bien representa­da?

La actriz Daniela Ramírez hace un papel yo creo difícil que es imitar a otra persona, tratar de ser la otra persona. Y además que no nos parecemos físicament­e, porque ella es una mujer muy joven y linda. Pero fíjate que hicieron hasta los peinados, los vestidos. Hay un collar mío como con monedas de plata y cada una de esas monedas es diferente, lo hizo para mí especialme­nte una joyera. ¡Lo imitaron idéntico! Y como eso muchos detalles de cómo era la casa, de los niños, la Paulita sale igual a lo que era. Es verdaderam­ente emocionant­e.

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Lori Barra Isabel Allende

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