Messi y algo más que un gesto
El enojo de Lionel Messi era evidente cuando vio su nuevo número 30 en el cartel que anunciaba una sustitución en el partido que el Paris Saint-Germain jugaba la semana pasada frente al Lyon en el Parque de los Príncipes.
El astro argentino camino hacia el costado del campo de juego y desairó a su compatriota Mauricio Pochettino cuando el director técnico le estiró una mano para saludarlo en su salida.
Incrédulo, clavó su mirada en los ojos del DT y luego se sentó de mala gana junto a su compatriota Leandro Paredes para seguir las acciones desde el banco de suplentes del equipo local.
No era una ocasión cualquiera. Era el debut de Messi en casa ante los aficionados del PSG, que colmaron el estadio, y su equipo lo necesitaba ya que el partido estaba empatado y quedaban unos 15 minutos para el final.
Messi, quien impuso con éxito su voluntad de no ser reemplazado a sus técnicos anteriores, no entendía que el cambio fue para protegerlo ya que Pochettino había advertido la jugada en la cual el astro chocó su rodilla izquierda con la del zaguero Jerome Boateng, y luego hizo gestos de dolor.
El PSG terminó ganando ese partido por 2-1 en el minuto final con un cabezazo del también argentino Mauro Icardi, quien había ingresado desde el banco de suplentes.
Pochettino, quien debido a su decisión tuvo que soportar una advertencia del hermano del dueño del PSG e integrante de la familia real de Qatar, acertó con los cambios, tanto en la salida de Messi por el lateral Achraf Hakimi como con el ingreso de Icardi.
Una revisión médica confirmó luego que Messi se había lesionado y éste no pudo jugar en el partido siguiente, que el PSG volvió a ganar sobre la hora, por 2-1, con un gol de Hakimi, frente al Metz, último en la liga francesa.
Tras unos días de descanso, Pochettino aún esperaba contar con Messi para el trascendental partido que el PSG jugaba el martes (al cierre de esta edición) frente al Manchester City de Inglaterra en la segunda jornada de la Liga de Campeones.
Necesitado de un triunfo en casa, hasta ahora el PSG de Pochettino ha demostrado ser un conjunto de estrellas, pero está lejos de jugar como un verdadero equipo. En eso está.