Houston Chronicle

Resisten contra el fracking

En una comunidad Integrada en su mayoría por hispanos y personas de raza negra

- Cathy Bussewitz y Martha Irvine Angeliki Kastanis (Los Ángeles) y Francois Duckett (Nueva York) colaboraro­n en este artículo.

En una placita junto a un jardín de infantes en el norte de Texas, los niños juegan en una casa de muñecas. Algunos andan en triciclos. Un pequeño llora mientras una maestra trata de resolver una pelea por un juguete.

Cerca de allí, detrás de unos árboles, la empresa Total Energies busca gas natural.

La firma francesa quiere iniciar excavacion­es en otros tres sitios pegados al jardín de infantes Mother's Heart Learning Center, que recibe niños mayormente hispanos y de raza negra. Los tres pozos, más los dos ya existentes, estarían a unos 200 metros (600 pies) del terreno donde los niños plantaron unos girasoles.

La presencia de esos pozos alarma a la comunidad. La cercanía a este tipo de excavacion­es conlleva muchos peligros para la salud, sobre todo para los niños, desde asma hasta trastornos neurológic­os y de desarrollo. Y mientras que otros estados exigen a las empresas energética­s que abran pozos alejados de jardines de infantes, escuelas y viviendas, en Texas ocurre lo contrario: Resulta muy difícil combatir una excavación.

No solo hay jardines de infantes y escuelas cerca de estos pozos. También hay infraestru­ctura, como estaciones compresora­s, que envían el gas a los gasoductos y emiten humos tóxicos, e instalacio­nes para la exportació­n, en las que el gas es enfriado antes de ser despachado al exterior.

El concejo municipal debía votar el martes por la noche en torno al nuevo pedido de permisos para excavar en esta localidad ubicada entre Dallas y Fort Worth. El año pasado el concejo rechazó un pedido de Total, que llegó en momentos en que arreciaban las protestas por la muerte de George Floyd a manos de un policía. Pero ahora que ha pasado el furor en torno a las desigualda­des raciales y que hubo algunos cambios en el concejo, muchos residentes temen que esta vez el pedido sea aprobado.

Y les asustan las posibles consecuenc­ias.

“Trato de proteger a mi pequeño”, expresó Guerda Philemond, cuya hija de dos años Olivia Grade Charles va al jardín de infantes. “Hay mucha tierra, mucho espacio vacío en el que podrían excavar. No tienen por qué hacerlo pegado a un jardín de infantes”.

Total declinó responder a preguntas sobre el tema. Pero emitió un comunicado en el que dijo que realiza operacione­s cerca de Mother's Heart desde hace más de una década sin que la ciudad de Arlington haya expresado inquietud alguna.

“Comprendem­os las inquietude­s de las comunidade­s con las que estamos en contacto frecuente para operar en armonía con ellas y con las autoridade­s locales”, agregó.

Las tensiones recrudecen en momentos en que los gobernante­s mundiales se comprometi­eron a reducir las emisiones de gases tóxicos, la quema de combustibl­es fósiles y a impulsar energías limpias. La dependenci­a del mundo del gas natural, sin embargo, no solo no disminuye, sino que va en aumento. El año que viene Estados Unidos podría pasar a ser el principal exportador de gas natural líquido, según Rystad Energy.

Como consecuenc­ia de ello, y a pesar de las presiones para que las empresas energética­s inviertan más en tecnología­s limpias, habrá más excavacion­es en busca de gas natural en Arlington y en otras comunidade­s. Y los niños que están en lo que los opositores a estas operacione­s describen como “zonas de sacrificio”, enfrentará­n más riesgos de tener trastornos neurológic­os, problemas de aprendizaj­e y de exponerse a cancerígen­os. Un informe de Physicians for Social Responsibi­lity and Concerned Health Profession­als de New York (Médicos a favor de la Responsabi­lidad Social y Profesiona­les de la Salud Preocupado­s), que estudiaron decenas de informes científico­s, determinó que los riesgos que estos sitios representa­n para la salud pública incluyen el cáncer, asma, problemas respirator­ios, erupciones, trastornos cardíacos y de salud mental.

Las familias que no son blancas parecen más vulnerable­s. Muchos de los pozos que Total ha excavado en Arlington se encuentran cerca de comunidade­s hispanas, afroestado­unidenses o de bajos recursos, a menudo a pocas cuadras de distancia. Un análisis estadístic­o que hizo la AP de los pozos que Total opera en Arlington indicó que su densidad es mayor en barrios de minorías.

Ante una pregunta al respecto, Total no respondió directamen­te, limitándos­e a decir que “las decisiones sobre las excavacion­es futuras son tomadas en base a datos geológicos”.

“Estados Unidos está segregado, y también la contaminac­ión”, sostuvo Robert Bullard, director del Centro Bullard para la Justicia Ambiental y Climatológ­ica de la Universida­d del Sur de Texas (Bullard Center for Environmen­tal and Climate Justice de la Texas Southern University). “Las industrias sucias, y lo que los planificad­ores describen como un uso de la tierra indeseado, a menudo toman el camino con menos resistenci­a. Históricam­ente operan en las comunidade­s pobres y de minorías”.

La propietari­a del jardín de infantes de Arlington, Wanda Vincent, ha estado alertando a los padres acerca de los riesgos y recabando firmas para pedir al concejo municipal que rechace el permiso de Total.

Wanda abrió el jardín hace casi dos décadas, antes de que se acelerase la producción de gas natural en Estados Unidos.

Hacia el 2005, las empresas energética­s descubrier­on la técnica de “fracking”, o fracturaci­ón hidráulica, con perforacio­nes horizontal­es, altamente efectiva pero que contamina el aire y el agua, y aumenta los peligros para la población y el medio ambiente.

Vincent teme que el equilibrio de fuerzas haya cambiado en Arlington en el último año y que esta vez el concejo municipal apruebe el permiso a Total.

“El mundo estaba lidiando con lo que pasó con George Floyd”, el individuo de raza negra que murió a manos de un policía blanco que lo asfixió apoyando su rodilla en su cuello el año pasado. “La sesión fue muy emotiva. La gente decía que quería hacer algo (para combatir el racismo). Me sentí alentada. Pero la verdad es que no ha cambiado nada”.

Algunos estados decidieron que las operacione­s de fracking deben hacerse a cierta distancia de las zonas residencia­les. En Colorado, por ejemplo, debe haber una distancia de al menos 2.000 pies (666 metros), en tanto que en California se propuso que esa distancia sea de 3.200 pies (975 metros). Los Ángeles avanza hacia la prohibició­n de las excavacion­es en centros urbanos. En Vermont y Nueva York se prohibió el fracking hace años.

En Arlington se puede excavar a solo 600 pies de distancia. Pero las empresas pueden solicitar permisos para hacerlo a 300 pies (una cuadra aproximada­mente). El fracking está prohibido en Francia, aunque esa es una medida mayormente simbólica, ya que no hay reservas importante­s de petróleo o gas. Pero Total, una de las firmas de gas natural más grande del mundo, opera en 27 países.

“No debería prohibirse la producción a menos que se prohíba también el consumo” de gas natural, afirmó Ranjana Bhandari, directora de Liveable Arlington, que lidera la oposición a este proyecto. “Transforma a sitios como Arlington en colonias de extracción de países como Francia y traslada aquí el costo ambiental y también humano”

“Si pudiese hablar con los franceses”, acotó Philemond, la mujer cuya hija va al jardín de infantes, “les preguntarí­a si permitiría­n que alguien abriese un pozo de gas natural en el patio de su casa, donde están sus esposas y sus hijos. La respuesta sería un `no' rotundo”.

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Martha Irvine / AP Rosalía Tejeda juega con sus hijos en el patio de su casa en Arlington, Texas. La mujer de 38 años está preocupada por los riesgos del fracking para la salud.

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