Jueces, bajo la lupa
Magistrados de la Corte Suprema se reunieron con donantes y promovieron libros
Cuando Clarence Thomas, juez de la Corte Suprema de Estados Unidos, encabezó un evento de 2017 en el McLennan Community College en Texas, sus anfitriones tenían más que un discurso en mente. Los directivos de la escuela trabajaron con el destacado abogado conservador Ken Starr para elaborar una lista de invitados para una cena en la casa de un empresario adinerado de Texas, con la esperanza de que una audiencia con Thomas fuera una recompensa para los patrocinadores de la escuela, y un incentivo para donantes potenciales.
Antes de que la jueza
Elena Kagan visitara la facultad de Derecho de la Universidad de Colorado en 2019, un funcionario en Boulder sugirió una “mayor proporción de donantes que de personal” para una cena con ella. Después de que la jueza Sonia Sotomayor confirmara que asistiría a una sesión de preguntas y respuestas de 2017 en la Universidad de Clemson y a un almuerzo privado, los directivos allí se aseguraron de invitar a donantes de más de 1 millón de dólares a esa universidad de Carolina del Sur.
The Associated Press obtuvo decenas de miles de páginas de correos electrónicos y otros documentos que revelan hasta qué punto algunos colegios comunitarios y universidades públicas de Estados Unidos han contemplado las visitas de los jueces como oportunidades para generar donaciones, al poner regularmente a los jueces en espacios con donantes influyentes, incluidos algunos cuyas industrias han tenido intereses ante el máximo tribunal del país.
Los documentos también revelan que los jueces de todo el espectro ideológica de la Corte han otorgado el prestigio de sus cargos a actividades partidistas, al encabezar discursos con políticos prominentes, o promoviendo sus propios intereses personales, como la venta de sus libros a través de visitas a las universidades.
Esta conducta probablemente está prohibida si la realizan jueces federales de tribunales de menor instancia, pero la definición de la Corte Suprema de recaudación de fondos prohibida es tan estrecha —un evento que recaude más de lo que cuesta o uno donde se solicitan donaciones a los invitados— que no cuenta si se solicitan fondos a los contribuyentes más adelante, cuando se les recuerda el acceso especial que se les otorgó.
“Los jueces deberían ser conscientes de que hay personas que les están vendiendo el acceso a ellos”, advierte Amanda Frost, profesora de Derecho de la Universidad de Virginia y experta en ética. “No creo que sean ingenuos, pero ciertamente se han estado poniendo en situaciones en las que las personas pueden afirmar de manera creíble: ‘Te estoy dando acceso’, o ‘Voy a recaudar fondos por mi supuesta cercanía o acceso’.
Y eso es un problema”.
En una declaración en respuesta a varias preguntas, la Corte Suprema respondió: “La Corte solicita de manera rutinaria a los organizadores de eventos que confirmen que un evento en el que hablará un juez no es una recaudación de fondos, y proporciona una definición de ‘recaudación de fondos’ para evitar malentendidos”.
Sin embargo, las revelaciones llegan en un momento tenso para la Corte, que por diseño constitucional resuelve disputas que establecen límites fundamentales en la vida estadounidense. La integridad de la Corte está siendo cuestionada debido a preocupaciones sobre abusos éticos por parte de ciertos jueces y fallos judiciales polarizados, incluida la decisión del año pasado que revirtió el fallo histórico Roe vs. Wade. Una encuesta de 2022 puso la confianza en la Corte en su nivel más bajo en 50 años: solo el 18% expresó un alto nivel de confianza.