Nuevo informe critica la respuesta policial
UVALDE: los agentes de policía que acudieron al tiroteo en la escuela actuaron “sin la menor urgencia” al instalar un puesto de mando y no respondieron debidamente a una situación en la que había un tirador.
Los agentes de policía que acudieron al trágico tiroteo de 2022 en una escuela primaria de Uvalde, Texas actuaron “sin la menor urgencia” al instalar un puesto de mando y no respondieron debidamente a una situación en la que había un disparador activo, según un informe del Departamento de Justicia de Estados Unidos publicado el jueves pasado.
El informe destaca las “fallas en cascada” en el accionar policial frente a una de las peores masacres en una escuela de la historia del país.
El informe sobre la azarosa respuesta policial a la matanza del 24 de mayo de 2022 en la escuela primaria Robb identifica una amplia gama de problemas, desde fallas de comunicación y liderazgo hasta una deficiente tecnología y falta de entrenamiento, algo que según las autoridades federales ayudó a prolongar la crisis mucho más allá de lo que pudo haber ocurrido.
La masacre ya ha sido objeto de pesquisas en profundidad, pero nuevo el informe de casi 600 páginas del Departamento de Justicia permite comprender mejor cómo la policía de Uvalde no supo detener un ataque en el que murieron 19 niños y dos maestras.
Uvalde, una comunidad ubicada 140 kilómetros (85 millas) al este de San Antonio a mitad de camino hacia la frontera con México y con una población de 15.000 habitantes, sigue debatiéndose con el trauma de tantas muertes, y continúa dividida en cuanto a la rendición de cuentas y asignación de responsabilidades por la acción e inacción policial.
La matanza ha sido desmenuzada en audiencias legislativas, informes periodísticos y un informe de la legislatura de Texas, que culpó a la policía en todos los niveles de no dar “prioridad a salvar vidas inocentes por encima de su propia seguridad”.
En los 20 meses que han transcurrido desde que el Departamento de Justicia anunció su investigación, los videos que muestran a los agentes aguardando en uno de los pasillos fuera de las aulas de cuarto grado donde el hombre perpetraba la masacre ha convertido a la policía de Uvalde en objeto de ridículo nacional.
El secretario de Justicia, Merrick Garland, estuvo de visita en Uvalde el miércoles previo a la publicación del informe. Visitó los murales pintados por la tragedia en el centro de la ciudad y, por la noche, funcionarios de su departamento mantuvieron reuniones con familiares de las víctimas antes de publicar el jueves las conclusiones.
Un análisis efectuado por la Oficina de Servicios Policiales Orientados a la Comunidad se inició apenas unos días después del tiroteo. Los fiscales locales todavía evalúan una investigación penal por separado hecha por la División de los Rangers del Departamento de Seguridad Pública de Texas. Varios de los agentes que participaron en el operativo perdieron sus empleos.
El Departamento de Justicia ha dicho que esta nueva investigación “proporciona un recuento independiente de las acciones y la respuesta de los organismos policiales en aquel día”, e identifica las lecciones aprendidas y las mejores prácticas para ayudar al personal de emergencias a prepararse para eventos en los que hay un hombre armado activo.
Christina Mitchell, fiscal de distrito del condado Uvalde —cuya oficina todavía realiza una investigación penal sobre la respuesta de la policía—, no había recibido una copia del informe al ser consultada, pero indicó que le han dicho que éste no aborda una posible acusación penal.
La forma en que la policía responde a tiroteos masivos en todo el país ha sido examinada desde la tragedia.
El gobernador republicano Greg Abbott elogió inicialmente la valentía de la respuesta de los agentes, y posteriormente las autoridades locales de Uvalde fueron culpadas en gran medida por la inacción policial. Sin embargo, en un informe de 80 páginas efectuado por un panel de legisladores estatales —y en investigaciones hechas por periodistas— se expone cómo, durante más de 70 minutos, un gran número de agentes entraban y salían de la escuela con las armas desenfundadas, pero no ingresaron al aula donde estaba ocurriendo el tiroteo. Entre los 376 oficiales en la escena había agentes de la policía estatal y de la policía de Uvalde, agentes escolares y agentes de la Patrulla Fronteriza.
La tardía respuesta fue contraria al entrenamiento que se imparte para casos en los que hay hombres armados activos, el cual hace énfasis en confrontar al atacante, un estándar establecido hace más de dos décadas luego de que el tiroteo masivo ocurrido en la Escuela Secundaria Columbine de Colorado en abril de 1999, mostró que el hecho de aguardar puede costar vidas. A medida que lo ocurrido durante el tiroteo ha quedado claro, las familias de algunas víctimas han calificado de ‘cobardes’ a los policías y han exigido que renuncien. Al menos cinco agentes han perdido sus puestos, entre ellos dos oficiales del Departamento de Seguridad Pública y el jefe de la policía de Uvalde, Pete Arredondo, quien estuvo al frente del operativo en el ataque.