La Isla los recibe como campeones
Desfile y fiesta para la selección de Puerto Rico
El Centro de Convenciones de Puerto Rico se convirtió desde temprano ayer en lo más parecido a un estadio de beisbol de Grandes Ligas por la multitud fuera de proporciones que abarrotó cada esquina de la instalación, pero ya no más para ver beisbol.
Esa misma multitud estalló en júbilo tan pronto el dirigente del equipo subcampeón del Clásico Mundial de Béisbol, Edwin Rodríguez, se subió a la tarima y alzó su puño cerrado.
Tras una travesía de más de 3 horas en caravana desde el Aeropuerto Internacional Luis Muñoz Marín en Puerto Rico luego de cerrar su participación en el Clásico Mundial con un revés 8-0 ante la selección de Estados Unidos.
Con celulares en mano, los miles de presentes en el Centro de Convenciones comenzaron a tomar vídeos cuando vieron a los jugadores hacer su entra- da. Mientras los integrantes del equipo subcampeón del mundo subían a la planta superior para un agasajo, muchos de ellos respondieron de igual manera sacando sus teléfonos para tomar imágenes del momento.
Uno de los últimos en subir fue el receptor y capitán del equipo, Yadier Molina, quien al quitarse su gorra y hacer el gesto que se convirtió en la marca del Clásico Mundial 2017 cada vez que Puerto Rico conectaba un batazo importante, hizo delirar al pueblo de Puerto Rico que se desbordó la tarde del jueves para celebrar como si su seleccionado hubiera alzado el miércoles en el Dodger Stadium el trofeo de campeón.
“No pudimos ganar, pero ganamos muchas cosas positivas. Es bien bonito ver a un pueblo bien unido. Como este (Clásico) ninguno. Llevo cuatro con este y es el mejor equipo en el que he estado. Ni en grandes ligas he tenido un equipo como el de Puerto Rico”, dijo Molina quien aceptó que estaba “muy nervioso” a la vez que destacó que fue la motivación de la fanaticada lo que los impulsó durante el campeonato.
“En ese último juego nosotros íbamos perdiendo y las banderas gozando. La unidad es importante y esperamos seguir así”, reforzó.
Asimismo, el coach de bateo Carlos Delgado expresó que “no hay nada igual que ponerse esa camisa que dice Puerto Rico en el pecho”.
Sobre el “grito de guerra” de la fanaticada – y de los mismos jugadores- Ángel Pagán comentó que “esa palabra nos LGHQWLÀFD 9LHQH GHO FRUD]yQ y es muy emocional”.
A su vez, Carlos Baerga reaccionó a preguntas sobre la importancia de la oración antes y después de salir al terreno de juego: “No solamente es para que nos ayude a ganar partidos. Nosotros oramos por Puerto Rico. Oramos para poder traer paz y esperanza”.