Viajes fatales: miles podrán ser identificados
Informe pide un nuevo enfoque para reportar casos de desaparecidos
Miles de inmigrantes muertos y desaparecidos en la frontera entre México y Estados Unidos podrían ser identificados, según el más reciente informe de la Organización Internacional de las Migraciones (OIM) titulado “Viajes fatales”.
El informe también revela cómo ayudar a los familiares de indocumentados a encontrar a sus seres queridos perdidos a su paso por la frontera camino hacia una mejor vida.
La OIM calcula que desde el año 2000 alrededor de 60,000 inmigrantes han muerto en su intento por cruzar la frontera y un número indeterminado (estimado en varios miles de personas) ha desaparecido, como consecuencia de las políticas federales del lado norte conocidas como “Prevención a través de la disuasión” que datan del siglo pasado.
El plan se inició a mediados de los 90 en California y se extendió a lo largo de los más de 3,000 kilómetros de frontera de Estados Unidos con México para desalentar a los migrantes al hacer más “difícil” y “peligroso” el cruce, con la construcción de muros en las zonas urbanas y dejar las “barreras naturales al paso” como el mortal Desierto de Sonora.
En 1990 el número oficial de fallecidos en la frontera era de ocho; para el 2016, sumaron 143 con picos extremos en 2007 (con 207) y 2010 (222).
Pero la cifra real podría ser peor porque no todas las muertes y desapariciones están reportados.
“Cada muerte sin nombre representa una familia a la que le falta a un ser querido”, subrayó Swing en el informe.
Nuevo enfoque
“Viajes Fatales” revela que este drama podría ser mucho menor si no fuera por la falta de un enfoque humanista por parte de los gobiernos involucrados, así como la falta de coordinación entre ambos; el miedo de los inmigrantes que viven en Estados Unidos a reportar la desaparición así como las barreras del idioma de los indocumentados, principalmente para los indígenas.
La ausencia de un protocolo homogenizado en los seis estados de la Unión Americana tampoco ayuda ni la falta de precisión en las cifras oficiales porque “hace confusa cualquier investigación a fondo”, advirtió OIM.
En primer lugar, la Patrulla Fronteriza de los Estados Unidos no ofrece ninguna explicación sobre la metodología utilizada en sus reportes de las muertes ocurridas en la frontera.
Durante muchos años, incluso, no llegó a incluir en sus números los restos no identificados y nunca ha aclarado si distinguen los cuerpos de los migrantes de otros tipos de fallecimientos dado que algunos condados (sus informantes) no citan la diferencia.
Con estas fallas no sorprende a OIM que se presenten disparidades tales como las reportadas en el informe estadístico 2015 donde la Patrulla Fronteriza reportó 63 muertes en Arizona mientras que en un solo condado de EEUU (Pima en Arizona) la oficina de medicina forense contó 133.
La falta de cooperación entre los gobiernos de México y Estados Unidos es otro asunto en el que el estudio “Viajes Fatales” hace especiial énfasis.
El Sobre todo desde que en 2016, cuando el gobierno de México dejó de pagar por las muestras de ADN tomadas de restos no identificados para ser procesados en EEUU y ordenó que las muestras fueran enviadas a la División Científica de la Policía Federal Mexicana.
“Desde ese momento la búsqueda de ADN de las familias de los desaparecidos es mucho menos concluyente”.
Más problemas
La llegada de Donald Trump a la presidencia con su discurso antiinmigrante ha plantado otra banderilla al problema ya que los familiares temen reportar las desapariciones en la frontera.
“El temor es racional: las recientes deportaciones incluyen a dreamers, una mujer mientras buscaba protección contra el abuso doméstico y un hombre mientras dejaba a su hija en la escuela”, destaca el informe.
“Un enfoque más humanista y menos legal podría ayudar”.l