Instituto Braille
Rocio Vallejos-Hoyt, gerente de services en el Instituto Braille, toma a Rosenda Guzmán del brazo por la cafeteria de la agencia que ofrece servicios a las personas ciegas.
a luz. Pero las mujeres con diabetes gestacional siguen en riesgo de desarrollar la enfermedad.
Años más tarde se le presentó de nuevo.
“No me cuidé”, dice. “A veces no tenía para la medicina, no tenía seguro médico ni Medi-Cal”, relata Guzmán,
de 61 años.
En 2010 terminó en el hospital cuando se le hinchó su pie derecho. Pasó una semana internada.
“Al día siguiente no distinguía a las personas”, dice. “Me desesperé muy feo.”
Pasaba los días en cama,
Guzmán está aprendiendo a vivir con su ceguera. Ya dejó su cuarto y ha vuelto a la cocina a preparar la comida para su esposo y familia.
“Mientras no me muevan las cosas, voy a seguir haciéndolo”, dice.
Su próximo paso, literalmente, es empezar a caminar por sí sola con un bastón.
“Me da mucho miedo cruzar las calles”, dice. “No me siento capaz todavía”.
Cuando está en el Instituto Braille, otra clienta del lugar la toma del brazo a Guzmán
misma.. y la lleva con ella a sus clases hasta que pueda hacerlo por sí
Francisco Castro escribió estos artículos mientras participaba en el USC Center for Health Journalism‘s California Fellowship