Candidatos usan sus cuerpos sexy para ganar más votos
La política también se se vende a través de sugerentes fotos que varios de los aspirantes promueven en sus redes sociales
Luisa Carmona, candidata a diputada local en Morelos por el Partido Revolucionario Institucional (PRI) dice que gestionará apoyos para las madres solteras que requieren salud gratuita; para los comerciantes, créditos y para los niños, clases de computación, inglés y artes.
Pero pocos de sus votantes saben de esas propuestas porque en su muro deFacebook (uno de los principales vínculos con su comunidad), ella da prioridad a su imagen al borde de una alberca con las piernas al aire y moviendo la mano como si estuviera en un certamen de belleza y no en una contienda electoral.
Luisa ‘‘La buena’’, reza su eslogan. Carmona forma parte de un grupo de mujeres y un hombre en la política mexicana que exhiben su cuerpo en redes sociales y carteles de propaganda aparentemente para ganar votantes: la reforma política de 2014 dejó establecido en el artículo 41 de la Constitución que el 50% de las candidaturas a diputados y senadores federales estarían reservados para ellas, por lo que hoy es más frecuente su aparición pública.
La mayoría de los aspirantes manejan un perfil discreto. Sin embargo, un puñado de ellas y el chico han apostado a otra estrategia: mostrar imágenes con los senos saltando de la ropa, escotes, trajes de baño, pantalones ajustados, labios color carmesí, poses sugestivas…
Ana Sofía Orellana, de 24 años, candidata a diputada local en Puebla por el Partido Nueva Alianza (Panal) fue mas allá: arrancó su campaña en Tinder, una aplicación especializada en encontrar romances.
“Nunca fue tan atractiva la política… hasta que se le dio color”, dijo con un juego de lenguaje sexual en la descripción donde también aparece haciendo ejercicio en traje de baño cual estrella del modelaje.
“Éstas estrategias de campaña son un intento desesperado de los partidos políticos por ganar votos, sabiendo que la imagen con buen físico resultará atractiva ante la carencia de propuestas serias, la poca carrera o formación política’’, advirtió Pablo Jiménez, sociólogo de la Universidad Nacional Autónoma de México.
“Esto lastima profundamente a la democracia porque no implica un voto informado, reflexionado y convencido, sino la codificación de las personas y la política’’.
En un intento por acercase a los millenials (uno de los sectores de mayor número de votantes), Paola Gárate, candidata a diputada en Sinaloa, ofreció “pack” (fotos íntimas y teléfono) a quien se lo pidiera por WhatsApp, sin embargo, en lugar de la información íntima enviaba sus propuestas de campaña, lo que provocó muchas críticas.
Entre las mujeres que promueven su figura en Instagram aunque ya tienen garantizado una curul en el congreso está registrada como diputada plurinominal por Morena Cyntia Mont, quien promueve al candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador en diminutas playeras.
O Patricia Azcagorta, a quien confundieron con una stripper brasileña y ella montó una queja ante las autoridades por violencia de género, aunque en Facebook mantiene sus imágenes sensuales donde exhibe la mitad de sus senos.
Natalia Juárez, candidata a diputada en Jalisco, optó por promoverse en un sugerente video que deja entrever su desnudez bajo las sábanas.
El analista Jiménez llama la atención a la estrategia del uso del cuerpo dirigida a la masa de votantes, principalmente de menor educación.
Para esta contienda destaca Carlos Esqueda, aspirante a regidor de Tlaquepaque, Jalisco, por el Partido Nueva Alianza (Panal), quien publica videos y fotos al ritmo de “Échame la culpa” de Luis Fonsi.
“La influencia mediática ha conseguido la cosificación de las personas: para la distribución de una mujer principalmente como mercancía… aunque también los hombres.
cuerpo’’.. “Lo peor es que que ellas mismas (o ellos) se lo crean y se promuevan con el