Paciente de diálisis se lanza contra la Proposición 8
“Los que llevaron la propuesta electoral solamente piensan en el dinero, no en nuestra salud”, dice el mexicano Raúl Loza
Hace dos años, Raúl Loza comenzó a sangrar por la nariz sin motivo aparente. Su hija Mayra le puso presión, pero la sangre no se detenía; el hombre se puso blanco y luego sangró por la boca.
Así comenzó el calvario de Raúl. Uno de sus riñones ya no le funcionaba. Aparte de sufrir los estragos de la diabetes, la combinación de ambas enfermedades terminó por dejarlo ciego.
Debido a esto, padre e hija se manifestaron en total desacuerdo con la Proposición 8, que estará en la boleta electoral del próximo 6 de noviembre.
“No, po’s andan diciendo que van a cerrar clínicas y si eso pasa ¿qué vamos a hacer?, po’s nos vamos a morir”, dice Raúl. “Yo estoy en una lista de espera por un riñón, y po’s, ojala que me llamen para que me lo pongan…a ver si me compongo un poco mejor”.
Raúl, de 58 años de edad y originario de Sahuayo, Michoacán, padece de insuficiencia renal. Los medicamentos que tomaba para la diabetes le arruinaron el riñón izquierdo.
“Cuando vi a un doctor me dijo que tirara todas las medicinas, y comencé de nuevo”, recordó. “Pero ya el daño estaba hecho, y perdí la vista, hasta terminar en diálisis”.
Atacan las clínicas de diálisis
La Proposición 8 ataca a las compañías que tienen sus clínicas en California, y analistas señalan que se trata de un intento del Sindicato United Healthcare Workers West -parte del Sindicato Internacional de Empelados de Servicio (SEIU) por agremiar a los trabajadores de los dos más grandes proveedores de diálisis: Da Vita y Fresenius.
Hasta el momento, el SEIUSEIU-United Healthcare Workers West, ha recaudado 20 millones de dólares para asegurar que la medida se apruebe.
Por el contrario, la coalición de oponentes - incluyendo las clínicas de diálisis - ha reunido 94 millones de dólares para el “No a la Prop. 8”, liderado por la Asociación Médica de California, la Fundación Nacional del Riñón, DaVita Dyalisis y American Renal Management.
“Los que hicieron eso (de llevar la Proposición 8 a la boleta electoral) solamente piensan en el dinero, no en nuestra salud”, se quejó Raúl. “Yo sé que algún día todos nos vamos a morir, pero no creo que mi tiempo haya llegado; yo quiero seguir viviendo”.
Raúl recibe diálisis tres veces por semana en la clínica DaVita del Bulevar Marina, en San Leandro (en el norte de California), donde reciben atención otras siete personas junto con él, cada martes, jueves y sábado. Él vive en Oakland y es su hija Mayra quien por lo regular lo lleva a cada sesión de diálisis.
Empieza su calvario
Las penurias de salud de Raúl comenzaron cuando se dislocó un disco en su trabajo de “techero”, y de ahí le detectaron que sufría de alta presión y diabetes.
“Cuando lo llevamos al hospital no le podían controlar la presión; sangraba por la nariz y luego por la boca”, recordó Mayra. “Luego vino la diálisis y perdió la vista por la diabetes… ya era demasiado tarde para que los médicos pudieran ayudar a mi papá”.
A pesar de las dificultades de tener que llevar a su padre a las sesiones de diálisis, a Mayra no le pesa hacerlo.
“También mis hijos: Rogelio, Alondra, Mia y Eduardo nos ayudan”, dijo. “Somos una familia muy unida”.
Según los oponentes a la Proposición 8, todos esos cambios llevarían al cierre de clínicas a lo largo y ancho del estado, y pondrían en riesgo la vida de miles de pacientes con problemas renales como Raúl Loza.
Las nuevas reglas se aplicarían en casi 600 centros de diálisis de California, que atienden a aproximadamente 80,000 pacientes cada mes.
“Si la gente no rechaza la Proposición 8, se va a crear un caos”, expresó Mayra Loza. “Nosotros, simplemente no sabremos qué vamos a hacer con mi papá, porque no podemos confiar en que le hagan la diálisis en cualquier clínica; él, después de cada tratamiento termina bien cansado, le duele la espalda y solamente llega a casa a comer y a descansar… su vida cada vez es más difícil, y si desaparecen
rápido”.. algunas clínicas, lo único que pasaría es que mi padre moriría más