La Opinión

En manos de México la caravana migrante

Al llegar a la frontera, los hondureños cruzaron sin pedir asilo

- Gardenia Mendoza MÉXICO

Mientras el secretario de Estado de la Unión Americana, Marc Pompeo, intentaba en la Ciudad de México negociar la forma de bloquear la caravana de alrededor de 4,500 migrantes que buscan llegar a Estados Unidos, los hondureños rompieron el cerco de vigilancia entre Guatemala y este país y se metieron por la fuerza.

“¡México, México!” “No somos traficante­s, no somos crimianale­s, somos trabajador­es internacio­nales”, gritaron.

La masiva peregrinac­ión que huye de la violencia, pobreza y corrupción se abrió paso con los niños por delante como carne de cañón frente a los policías y dejó a un lado el protocolo de ingreso que requería la autoridad mexicana para dar asilo, una op- ción que descartarí­a su objetivo primordial: el Sueño Americano.

“Si ya se colaron, lo más problable es que sigan su camino y pidan el asilo en Estados Unidos que también está obligado a recibir las peticiones”, observó Marta Sánchez, fundadora del Movimiento Migrante Mesoameric­ano, una organizaci­ón que ha pregonado durante al menos una década sobre las consecuenc­ias de la violencia en Centroamér­ica.

Estados Unidos, igual que México, forma parte de la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951 y su Protocolo de 1967. A pesar de ello, el presidente Donald Trump ha mostrado abiertamen­e su oposición. En uno de sus últimos mensajes en la red social Twitter dijo que si México no logra detener a los migrantes, llamará “a los militares y cerrará la frontera sur” de su país.

El ingreso de los miles de migrantes deja a México en medio de algunos de los peores escenarios: detenerlos para ofrecerles asilo (aunque no lo quieren y por eso rompieron el cerco); deportarlo­s y revictimiz­arlos o dejarlos recorrer el país para sentar otro precedente de movilizaci­ón masiva y presión política.

Por lo pronto, el canciller Luis Videgaray dijo a Pompeo que “la esencia” de la posición de México es el respeto a los derechos humanos, a la dignidad de las personas y a protección a este grupo migrante, particular­mente a los más vulnerable­s: los niños, las personas de la tercera edad y las mujeres embarazada­s.

La caravana partió de Honduras el fin de semana pasado y recorrió alrededor de 4,000 kilómetros hasta México, sorteando barricadas de autoridade­s centroamer­icanas que respondier­on así frente a las amenazas de Trump de quitarles parte del presupuest­o que reciben como ayuda para el desarrollo.

“Ya México ofreció revisar los casos para asilo, pero dadas las diferencia­s socioeconó­micas ellos lo que quieren es llegar a Estados Unidos y como a la mayoría los van a rechazar los vamos a tener en la frontera, en Baja California, principalm­ente en Tijuana, esperando la oportunida­d de que sus familiares los ayuden a entrar de manera ilegal”, observó José María Ramos, analista del Colegio de la Frontera Norte.

“Esto explica una hipótesis sobre quién podría estar detrás de toda esta crisis y quién cobra entre 7,800 y

traficante­s”.. 8,000 dólares por el cruce indocument­ado: por supuesto que los

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/EFE Miles de hondureños huyen de la violencia, pobreza y corrupción que viven en su país.

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