Elena Nova Díaz
adelante”, cuenta.
En dos ocasiones, le quitaron el carro por no tener licencia de manejo.
El momento más difícil durante su proceso de residencia, lo pasó cuanto tuvo que ir a la entrevista.
“Mi mayor temor era que me negaran la residencia y tuviera que separarme de mis hijas. Incluso se me cruzó por la mente no ir a la cita”, dice.
Se sintió tan mal que se encerró por cuatro días en su cuarto a llorar y desahogarse. “Hasta que más tranquila, me dije, que pase lo que tenga que pasar”, dice.
La entrevista para la residencia la tenía para el 12 de septiembre. “Yo no quería hacer planes más allá de ese día. No sabía qué iba a pasar con mi vida, a partir de esa fecha”, comenta.
La agonía se prolongó por 10 días más. La fecha de la entrevista se la cambiaron del 12 al 22 de septiembre.
“Desde que entré a la entrevista y vi que el funcionario que me iba a atender tenía en su escritorio, fotografías con niños de otros países como África, tuve un presentimiento.
Dije que esta persona es buena, no es racista”, dice.
Y no se equivocó, a Elena le fue muy bien en su entrevista y al terminar, el mismo agente le dijo que su residencia estaba aprobada.
Ya como residente, su más grande sueño es estudiar maquillaje artístico. “No quiero pasarme toda la vida limpiando casas”, confiesa.
Pero además quiere ir a México a ver a su madre. “No la veo desde 1998. ¿Qué si han valido la pena estos 30 años de vivir indocumentada en este país? Claro que sí, sin quitarles el mérito a mis hijas que consiguieron becas para ir a la universidad, me siento orgullosa de haber podido sacarlas adelante y ayudar económicamente a mi madre”, expone.
Elena dice que sus hijas están muy contentas y casi han llorado de felicidad de que por fin sea residente. “Estaban muy preocupadas de que me fuera a pasar algo”, dice.
Prepararse para la entrevista
Michelle Apolonia Montes, la abogada en migración que atendió a Elena, explica que es importante ir con personas que tienen licencia como abogados de migración.
“A veces tenemos clientes con muy malas experiencias porque fueron a la entrevista con personas que no saben lo que están haciendo, como le pasó en un inicio a Elena”, dice.
Cuenta que cuando vio su caso, supo que ella sí calificaba. “No era un proceso súper difícil. Ella no tenía ninguna deportación, contaba con un récord limpio, entró legalmente a EstadosUnidos y tenía una hija mayor de 21 años que podía solicitarla”, explica.
La clave para una buena entrevista, dice, es preparar y repasar con el cliente, en este caso con Elena todas las posibles preguntas y detalles. “Uno nunca sabe. Todos los agentes son distintos. Así que practicamos muchas veces porque bajo la Administración Trump se han puesto más estrictos con las preguntas”, observa.
En cinco años, según cuenta
EEUU.. la abogada, esta inmigrante mexicana, podrá solicitar la ciudadanía de