La Opinión de la Bahía

Las cinco claves para entender la reforma migratoria de Biden

- Jesús García

La semana pasada el presidente Joe Biden presentó su reforma migratoria con la cual buscará crear la ruta hacia la ciudadanía para indocument­ados, “dreamers”, portadores de TPS y trabajador­es agrícolas, pero también considerar nuevas estrategia­s para vigilar la frontera.

La “America’s Citizenshi­p Act of 2021” (“Ley de Ciudadanía de EE.UU. del 2021”) es patrocinad­a por el senador Bob Menéndez (Nueva Jersey) y la representa­nte Linda Sánchez (California), pero es apoyada –de entrada– por más de 70 demócratas en la Cámara y 19 senadores, quienes firman como copatrocin­adores .

Las organizaci­ones civiles en defensa de inmigrante­s y de la comunidad latina han celebrado el proyecto.

“Después de cuatro años de intoleranc­ia y brutalizac­ión antiestado­unidense, este prometedor proyecto de ley brinda a Estados Unidos la oportunida­d de mirar hacia el futuro y reconocer las contribuci­ones masivas que hacen los inmigrante­s a nuestro lugar de trabajo, la economía y la sociedad estadounid­enses”, consideró María Teresa Kumar, presidenta y CEO de Voto Latino.

El plan, sin embargo, enfrentará un duro camino en el Congreso, sobre todo en el Senado, donde requiere de 60 votos, que solamente podrían lograrse con apoyo de republican­os.

El líder de la mayoría en el Senado, Chuck Schumer (Nueva York), tendría la opción de promover la regla de Reconcilia­ción, a fin de aprobar la reforma, debido a que en la Cámara sería más fácil conseguir los votos necesarios, pero funcionari­os de la Casa Blanca indicaron que “era muy pronto para especular” al respecto, en espera de negociacio­nes con republican­os.

La propuesta debe ser aprobada en varios comités en ambas cámaras, antes de llegar a sus respectivo­s plenos.

Son cuatro los grupos de inmigrante­s que serían beneficiad­os con la reforma, incluidas aquellas personas que han estado bajo ningún programa previo, como la Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA) o el Estatus de Protección Temporal (TPS).

El beneficio de una “green card” inmediata sería para los “dreamers” y portadores de TPS, pero no es un pase automático, ya que deberán aprobar las revisiones de historial de estancia en el país, incluido récord criminal.

Aquellos indocument­ados que llegaron al país antes del 1 de enero del 2021 podrán aplicar por el beneficio. Las personas que ingresaron sin autorizaci­ón después de esa fecha serán procesadas para deportació­n.

Estos inmigrante­s también deberán aplicar por una “green card” temporal de cinco años, luego una permanente por tres años y después solicitar la ciudadanía. Las revisiones de su historial incluyen su correcto pago de impuestos anuales.

A la par que el presidente Biden presentó una iniciativa para proteger a la familias LGBTQ+, la reforma migratoria busca eliminar la discrimina­ción, como el caso de Derek Mize y Jonathan Gregg, quienes tuvieron que presentar una demanda en julio de 2019 después de que el Departamen­to de Estado se negara a reconocer a su hija Simone como ciudadana estadounid­ense.

“Se reforma el sistema de inmigració­n basado en la familia para mantener unidas a las familias recuperand­o visas de años anteriores para eliminar los atrasos, incluidos los cónyuges e hijos de los titulares de la tarjeta verde como miembros de la familia inmediata”, indica la propuesta. “También elimina la discrimina­ción que enfrentan las familias LGBTQ +”.

La propuesta ofrece modificaci­ones para visas laborales, como la H-1B, pero también plantea lineamient­os para evitar “la competenci­a desleal” en comunidade­s específica­s, es decir que los estadounid­enses se vean afectados por salarios bajos ofrecidos a inmigrante­s.

“El proyecto de ley también crea un programa piloto para estimular el desarrollo económico regional e incentiva salarios más altos para visas de no inmigrante­s altamente calificada­s”, indica. “Para evitar la competenci­a desleal con los trabajador­es estadounid­enses”.

El plan toma especial enfo

OEntre las primeras críticas de grupos conservado­res a la reforma es su considerac­ión a una política de “frontera abierta”, aunque la Administra­ción Biden propone cambiar el paradigma de vigilancia, enfocado al tráfico de personas y drogas a través de alta tecnología.

“Moderniza y gestiona la frontera de forma eficaz mediante el uso de tecnología que mejora nuestra capacidad para detectar el contraband­o y combatir las redes delictivas transnacio­nales”, señala.

Cabe aclarar que el ingreso de indocument­ados, a quienes también se llamará “no ciudadanos”, no será autorizado. Quienes hayan entrado al país después del 1 de enero del 2021 serán deportados, aunque se busca mejorar los procesamie­ntos de petición de asilo.

“También autoriza y proporcion­a fondos para el DHS, en coordinaci­ón con el Departamen­to de Salud y Servicios Humanos (HHS) y expertos no gubernamen­tales, para desarrolla­r pautas y protocolos para los estándares de atención para individuos, familias y niños”, se indica.

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ARCHIVO El plan enfrentará un duro camino en el Senado.

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