México se levanta del sismo de la mano de la solidaridad
Como ya ocurrió hace 32 años, en el sismo del 85, los mexicanos salen a las calles a brindar su ayuda
No hubo noche, ni alba, ni amanecer para Miguel Ángel 3LPLHQWD 'H IUHQWH DO HGLÀcio ubicado en la esquina de Laredo y Amsterdam, este hombre de 63 años no puede contener el llanto: su sobrina favorita a quien quiere como una hija desde que la madre de ella murió está enterrada entre ese montón de FRQFUHWR ÀHUURV UHWRUFLGRV ropa, aretes y bolsas que poco D SRFR VDFDQ GHO HGLÀFLR FDtdo, uno de los 49 colapsados en la ciudad.
´*DEL WHQtD WDQWD LOXVLyQ GH vivir en la Condesa”, dice Pimienta sobre Gabriela Jaén, una mujer de 42 años que creció toda su vida con sus padres en otra zona, Lindavista, pero cuando su éxito laboral como vendedora de bienes UDtFHV OR SHUPLWLy VH PXGy D este barrio bohemio, uno de los más cotizados de la capital mexicana.
La Condesa y la colonia 5RPD \D KDEtDQ WHQLGR H[SHriencias previas como zonas golpeadas por el terremoto de 1985, cuando aportaron varios miles de sepultados, SHUR SRFR D SRFR VH KDEtDQ levantado de las cenizas y arreglaron sus calles, ediÀFLRV \ FDVDV TXH GDWDQ GHO siglo pasado y se volvió muy popular.
Por esa atracción quedó atrapada Gabi en el quinto piso donde ahora un equipo de trabajo integrado por marinos, militares y voluntarios que no han parado en la remoción de escombros y rescate desde los primeros minutos del sismo que afecWy D FLQFR HVWDGRV GHO SDtV
“Su niña de cinco años esSHUD D VX PDGUHµ GLFH HO WtR con la mirada extraviada en algún punto de las operaciones de rescate que horas después del inicio ya está perfectamente organizado.
En la punta de las ruinas está un grupo de marinos, militares y agentes de protección civil que, con ayuda de una excavadora van quitando los bloques de cemento FDtGRV \ ORV SDVDQ D XQD FDdena humana de voluntarios que, de mano en mano, los transportan hasta un camión de volteo.
Equipos similares hacen lo mismo en los alrededores de esta zona del centro y al sur de la ciudad, donde se realizan labores de rescate de 30 niños y ocho adultos en HO NtQGHU (QULTXH 5HEVDPHQ
En Laredo y Amsterdam los voluntarios suman tantos que algunos se quedan sólo como espectadores, en espera de que alguien deje su lugar, pero los participantes no se cansan y cada vez se suman más que acarrean con cobijas, agua, papel de baño, alimentos, vendas, analgésicos, agua oxigenada, sueros, alimentos enlatados…
Adriana Chavira, de 25 años, fue más allá y junto con su familia, padre, madre, primos, trajeron comida caliente: arroz, café, huevos duros que prepararon al alba en la delegación Magdalena Contreras, al poniente de la ciudad, menos afectada.
Mariana Urguiza, un psicóloga de 25 años, vecina de la zona no ha dormido: todos ORV HGLÀFLRV GH ORV DOUHGHGRres de su casa se colpasaron o sufrieron daños estructurales como otros cientos.
“Mejor ayudar, ¿qué más podemos hacer por nosotros los mexicanos”, dice con un cubrebocas.
Pensamientos similares son los de Azuzena Tiana, de 58 años, trabajadora del gobierno de Durango que tiene VXV RÀFLQDV GH UHSUHVHQWDción justo en frente del ediÀFLR FDtGR
“Imposible irse a dormir con esta tragedia: yo vi cuando se cayó: fue en cinco segundos, aún temblaba cuando ya estaba todo abajo. Sólo alcanzaron a salir cinco personas de los pisos de abajo, pero eran siete pisos”.
Brenda Abarca, boliviana de 42 años, también vio cuando se sepultaban sus vecinos. Aún tiembla al recorGDU \ OORUD ´)XH XQ LQÀHUQR VDOt GH PL FDVD \ YL HO GHUUXPbe”, dice mientras busca la manera de avisar a los suyos en Sudamérica que está bien, y algo muy importante, para que se calmen de una
todo”.. vez por todas. “Amo México \ DTXt YR\ D VHJXLU YLYLHQGR a pesar de