Combatir el estrés
Dice el refrán que “al mejor cazador se le va la liebre” y tengo que confesar que me ocurrió a mí.
Me paso el tiempo “predicando” la importancia de que nos cuidemos y que practiquemos pensamientos positivos y ejercicios de relajación, para evitar los estragos de esa terrible palabra: estrés.
Claro, todos los que me conocen saben que deseo estar “en misa y repicando”, que estoy “como el arroz blanco en todos lados” y que no me quiero perder “ni un bautizo de muñecas”.
Sin embargo, mi cuerpo decidió dejarme saber el resultado de este descuido y me dijo a “viva voz” que ten- go que aplicarme el cuento y practicar lo que predico.
Por años, he utilizado las terapias alternativas para mantenerme balanceada, pero me descuidé. Así que fui a ver a la querida Dra. Esther Pichardo y me “alineó” la espalda y luego fui a ver a una doctora china y me hice un tratamiento de acupuntura y me siento muchísimo mejor.
Tengo mis yerbas chinas para tomar y ya hice mis ejercicios de relajamiento con pensamientos positivos como he hecho por años.
Todos los estudios indican que el estrés es la causa principal de casi todos nuestros males. Si estamos estresados no descansamos, ni dormimos bien, nos alimentamos mal, aumentamos de peso, sube la presión sanguínea, nos dan dolores de cabeza, de estómago, de espalda.
Nos pasamos quejándonos, nos volvemos negativos y por supuesto aumenta la depresión y ansiedad, y mucho más.
Más y más estudios indican que las terapias alternativas son el mejor remedio para ayudarnos a lidiar con lo que nos aqueja. Estas incluyen la quiropráctica, acupuntura, masajes suizos, Reiki o masajes de energía, medicina natural, ejercicios de respiración y relajamiento, meditación usando oraciones de nuestra fe o imágenes guiadas en las cuales visualizamos un lugar que nos hace sentir paz, ejercicios de estiramiento. El yoga o tai-chií son buenísimos para la espalda, el “acido viejúrico” (edad) y muchos otros males.
La terapia de la risa ayuda a que nuestro cuerpo segregue endorfinas sanadoras. Generalmente cuando estoy en tráfico o la vida me está atacando, comienzo a hacer como Santa Claus — “¡jo, jo, jo!” —, y termino riéndome a todo dar al escucharme.
Tomé la decisión de tomar clases de pintar con acuarelas la semana próximamente con la pintora Sina Sutter.
He comenzado a cuidarme nuevamente, y les exhor- to que comiencen a cuidarse también.
Puede comunicarse con Eva Pagan Hill, LMHC, al 407-691-4579.