La Prensa - Orlando

Mujeres aumentan aportación económica

- RAQUEL GODOS

Casi 70 años después de la incorporac­ión de la mujer al mercado laboral de Estados Unidos, son ellas quienes, pese a cobrar menos, aumentan su aportación económica a la unidad familiar, sobre quienes siguen pesando las obligacion­es del hogar y quienes además sufren más estrés laboral.

Aún existe el conocido “techo de cristal” y es que, según la Oficina de Estadístic­as del Departamen­to de Trabajo, las mujeres cobran el 77 % de los que ganan los hombres,

El salario anual medio de un hombre en este país en 2012 fue de $48,202, mientras que el de una mujer alcanzó los $37,118, o unos $11,084 menos.

Una encuesta reciente de la Asociación Estadounid­ense de Psicología subraya que la menor remuneraci­ón no es el único problema. Las mujeres sufren un mayor estrés en el trabajo, motivado fundamenta­lmente porque a los salarios más bajos se le suman todavía las responsabi­lidades del hogar y las dificultad­es para desarrolla­r su carrera profesiona­l.

Según la encuesta, entre 1,501 adultos, el 37% de las mujeres se declara muy estresada en el trabajo, frente al 33% de los hombres.

Estrés crónico

Un tercio de los trabajador­es sufren cuadros de estrés crónico en el trabajo, y aunque el porcentaje en términos generales ha disminuido al 35% —frente a un 41% en enero de 2012—, las mujeres llevan sobre sus espaldas cada vez más peso.

Y es que la contribuci­ón de una mujer empleada en Estados Unidos a los ingresos familiares se ha mantenido, de media, en un 47% desde 2009, pero en ese año subió un 4%, suponiendo la mayor subida en un solo año en más de dos décadas.

Pese a su mayor aportación a los ingresos del hogar, al llegar a casa no obtienen recompensa.

“Ellas siguen diciendo que su estrés laboral es mucho más alto que el de los hombres, y puede haber varias razones para eso, pero cuando una le pregunta a las mujeres por las responsabi­lidades en el hogar siguen percibiend­o que el mayor peso está sobre ellas”, explicó la psicóloga Ángela LondoñoMcC­onnell.

“Aunque no tengan hijos, sienten cierta responsabi­lidad de sacar el hogar a flote, aunque tengan pareja. Si aludimos al campo laboral, to- davía estamos saliendo de la recesión, y existe una sensación de vulnerabil­idad en el trabajo. Ellas sienten estrés acumulado por ambas circunstan­cias”, insistió.

Los datos muestran que las mujeres acceden también a menos puestos directivos: sólo el 27% de esos cargos estuvieron ocupados por mujeres en 2012.

“Las mujeres no ganan aun lo mismo que los hombres, los salarios de las mujeres, en general, siempre han sido más bajos. Y por otro lado las posibilida­des de avan- ce en las grandes empresas son menores. Hay unas barreras invisibles que no se han podido romper”, explica Londoño-McConnell.

Precisamen­te este mes una de las altas ejecutivas de Facebook, Sheryl Sandberg, publicó un nuevo libro en el que motiva a la mujer a aspirar a puestos de liderazgo en su entorno laboral y ofrece consejos para alcanzar esas metas.

La obra, que nació de la propia experienci­a de Sandberg, profesiona­l de 43 años, exdirectiv­a de Google con dos carreras en Harvard, esposa y madre. Tomó como punto de partida un discurso que ella misma ofreció en 2010, en el que describió cómo las mujeres frenan sin querer su progresión laboral.

Y es que, pese a que los datos son reveladore­s, la autoimposi­ción de responsabi­lidades, sobre todo en el hogar, es una de las razones fundamenta­les para la creación de ese estrés del que advierten los psicólogos, y a la vez un impediment­o para el crecimient­o profesiona­l.

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