La Prensa - Orlando

Adiós al ‘Más Grande’

La muerte de Muhammad Ali abre el debate sobre la dimensión humana de las grandes estrellas

- Jairo Giraldo B@ jairogiral­do10

En un hospital de Phoenix, lejos de los aplausos y apenas acompañado por un grupo de médicos y algunos de sus familiares más cercanos, dejó su último aliento de vida Muhammad Ali para subrayar una vez más que hasta los eternos tienen su límite.

Aniquilado durante 32 años por el mal de Parkinson el mítico “Payaso de Louisville” fue, en términos figurados, acorralado contra las cuerdas en una pelea que no podía ganar.

“El Más Grande” fue gestor de una historia irrepetibl­e de esfuerzo, compromiso y logro en un largo trayecto desde su aparición como campeón olímpico en Roma en 1960 hasta su muerte la noche del viernes en Phoenix, Arizona.

El excampeón había sido internado cuando la familia se alarmó al constatar que padecía problemas respirator­ios, pero el portavoz de la familia Bob Gunnell en nota enviada a los medios expresó: “Esta siendo tratado por su equipo de doctores y se encuentra en buena condición”.

Añadió que esperaban que su estadía en el centro hospitalar­io fuera breve.

Nacido como Cassius Marcellus Clay de una familia pobre en Louisville, Kentucky, tras su explosión en 1960 cuando fue medallista de oro en los Juegos Olímpicos de Roma con apenas 18 años, dio a conocer su carácter contestata­rio y personalid­ad arrollador­a y pronto llamó la atención tanto por su calidad como boxeador como por su actitud desafiante a los centros de poder.

Con solo 22 años se hizo campeón mundial al noquear en el sexto asalto a Sony Liston y poco después anunció su vínculo con el islam y entonces cambió su nombre por Muhammad Ali.

“Cassius Clay es un nombre de esclavo”, dijo entonces.

Su figura maravillos­a en los cuadriláte­ros llegó a ser un clásico. Un gigante que podía danzar con una plasticida­d asombrosa mientras parecía tener todo bajo su control. “Vuelo como mariposa y pico como abeja”, fue otra de las frases que hacen parte de su mitología.

Para una inmensa mayoría Ali fue un transgreso­r de códigos que construyó su propio universo y que supo llevar a lo más alto la imagen del atleta ganador para ponerla al servicio de su conciencia crítica y convertirs­e en un rebelde con causa que es por mucho lo más visible de su legado.

Apartado del boxeo

Despojado de su título y apartado del boxeo por negarse a ir a la Guerra de Vietnam, Ali estuvo fuera del ring entre el 11 febrero de 1967 – cuando le ganó a Ernie Terrell en Houston– y el 26 de octubre de 1970 cuando regresó para noquear a Jerry Quarry en Atlanta.

Ya había cumplido la tarea de sembrar en los de su raza la actitud de reclamar respeto y ya había logrado los espacios y la respetabil­idad que antes les negaban cuando presentó en público aquel mix maravillos­o de showman de los ensogados y boxeador prodigioso.

Es un momento en la historia y en todo caso un punto de inflexión que abrió las puertas hacia una visión distinta del deporte de masas.

Las referencia­s históricas muestran una etapa de transición a la que puso su firma y que que nació con la promoción del combate Ali –Frazier: “La pelea del siglo”.

“Eres demasiado feo para pelear conmigo”, le dijo Ali a Frazier apenas tuvo oportunida­d de mirarlo a la cara.

Perdió aquella pelea en el Madison Square Garden y luego se tomó revancha por partida doble. Perdió con Ken Norton y luego le ganó dos veces. Perdió con Leon Spinks y luego lo puso en su lugar.

Y mientras le agregaba más capítulos a su leyenda, en el intermedio le regaló a su público la mítica “The Rumble in The Jungle” cuando arrolló en ocho asaltos a George Foreman y le arrebató el título mundial en una batalla inolvidabl­e en Kinshasa (entonces Zaire).

Ali construyó los capítulos cruciales de su legado en la década del setenta cuando acostumbró a los promotores a que la parte gruesa del producido de un combate tenía que ser para el boxeador que se juega la vida.

“Los grandes campeones siempre pierden la última pelea”, dijo una vez el gran Bert Sugar y Ali como cualquier mortal tampoco encontró la hora oportuna para bajarle el telón a su carrera.

En 1978 le había ganado a Leon Spinks y con 36 años seguía siendo “El Más Grande” y anunció su retiro, sin embargo decidió regresar en 1980 para enfrentar a Larry Holmes el 2 de octubre en Las Vegas.

Ali (56-3) tenía 38 años y Holmes (35-0) tenía 30 años. La pelea fue de un solo lado y Holmes vapuleó a placer y golpeó sin oposición a un Ali vencido y sin fuerzas hasta que la esquina detuvo el combate en el décimo asalto.

Pelearía una vez más ante Trevor Berbick y volvió a perder, pero aquella paliza recibida ante Holmes, fue demasiado y es el punto de no retorno en la vida de Alí.

En 1984 los médicos le notificaro­n que padecía mal de

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 ?? FOTOS: EFE Y GETTY IMAGES ?? Una fan de Ali deja flores y otros artículos en muestra de respeto por el boxeador en el Centro Muhammad Ali en Louisville, Kentucky.
FOTOS: EFE Y GETTY IMAGES Una fan de Ali deja flores y otros artículos en muestra de respeto por el boxeador en el Centro Muhammad Ali en Louisville, Kentucky.
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Sorprendió al mundo del pugilismo con un estilo diferente que lo llevó a conseguir tres títulos mundiales.

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