La misión de Carlos Beltrán
El boricua brilla como lo ha hecho por 19 campañas, hambriento de un título que le confirme como el ‘Sr. Octubre’ Ricardo López Juárez ricardo.lopez-juarez@impremedia.com
Cuando uno ve jugar a Carlos Beltrán en este verano, uno ve a un tipo comprometido, un verdadero profesional, aún hambriento en su temporada 19 como ligamayorista. Es como si el orgullo de Manatí, Puerto Rico, saliera todos los días, con su uniforme a rayas de los Yankees de Nueva York, a jugar con una misión.
Beltrán está haciendo en 2016 lo de siempre: jugar fuerte y jugar bien. Él es de lo más rescatable de su equipo y como premio ha vuelto a ser elegido al Juego de Estrellas. Iniciaba el partido del viernes con un résumé que incluye más de 2,500 hits bateados, arriba de 400 jonrones, de 500 dobles y 300 bases robadas.
Los dioses de las estadísticas parecen haberse puesto de acuerdo este año con Beltrán, pues además de alcanzar recientemente esos 2,500 hits y 400 cuadrangulares, le faltaban solo tres carreras producidas para llegar a 1,500 en su trayectoria y ocho anotadas para alcanzar también 1,500.
Beltrán ha tenido en su carrera muchos momentos memorables, como es normal cuando se juega por casi dos décadas: de aquel 1999 con los Royals de Kansas City cuando fue Novato del Año al disparar 194 hits y producir 108 carreras, hasta su actual labor con los Yankees (19 jonrones y 54 impulsadas) a los 39 años de edad.
Beltrán electrizante
Tal vez nunca fue Carlos más notable en el campo que en el verano-otoño de 2004. Esa campaña la inició con Kansas City, pero fue cambiado a la mitad de la competición a los Astros de Houston, que con su empuje se metieron a los playoffs de la Liga Nacional.
En esa postemporada, Beltrán fue imparable, “eléctrico”. En 12 juegos de los Astros contra Atlanta y San Luis, bateó para .435 con 20 hits, ocho de ellos jonrones (empatando el récord de Barry Bonds en una postemporada), con 14 carreras remolcadas y 21 anotadas, además de seis robos de base y defensiva estelar.
Esa actuación elevó sus bonos y Beltrán lo capitalizó con un contrato de siete años y 119 millones de dólares con los Mets, donde tuvo buenas temporadas.
Manny y Franco en la mira
Con sus 2,537 hits, Beltrán ocupa el lugar 16 de todos los tiempos entre los peloteros latinos. Pero considerando la gran forma que aún está des- plegando es de esperarse que escale hasta los mejores 10. Ya muy cerca en su mira están Manny Ramírez (2,574), Julio Franco (2,586), Vladimir Guerrero (2,590) y Luis González (2,591).
La siguiente sección de la lista incluye a Luis Aparicio (2,677), Roberto Alomar (2,724) y Tony Pérez (2,732), y no se puede descartar que Beltrán también pase por esa avenida, aunque no está muy claro si querrá extender su carrera más allá de 2016 ó 2017, si bien ha dicho cosas como “amo jugar béisbol” y “no me siento de 39 años”.
Pero más que sus hits o sus jonrones o sus robos, lo que ha distinguido la carrera de Carlos Beltrán es todo, es ser un pelotero completo, uno de los pocos de la historia con 400 jonrones y 300 bases, y uno de solo cinco bateadores ambidiestros con cuatro centenares de vuelacercas.
Honor de honores
Del orgullo como pelotero al orgullo como puertorriqueño, como caribeño. Beltrán presume muchas cosas, y eso incluye haber recibido el honor de honores: el Trofeo Roberto Clemente.
“Yo siempre quise ser como él, tener la oportunidad de jugar béisbol y tener la oportunidad de darle de regreso (a la gente)”, dijo Beltrán el día que lo premiaron en octubre de 2013, cuando jugaba para los Cardenales de San Luis, sentado a un lado de Vera, viuda de Clemente.
“Es por eso que decidí construir la Academia de Béisbol Carlos Beltrán en Puerto Rico”.
En realidad, lo único que le falta a Carlos para redondear su carrera – su vida– es el campeonato de una Serie Mundial. Eso se le ha negado a pesar de cinco viajes a playoffs con varios clubes, y un Clásico de Octubre.
Por esta razón hay voces que claman que Beltrán debe ser transferido por los Yankees, un equipo que por ahora no es de los verdaderos contendientes.
Está por verse si la corona está en el destino de Carlos Beltrán. La excelencia como pelotero estaba en su destino.