INTELIGENCIA CONTRA EL RACISMO Y LA VIOLENCIA
Los abusos policiales contra las comunidades afroamericanas y latinas deben terminar. Es necesario que el gobierno impulse de inmediato una reforma a la justicia criminal en la cual se tomen pasos concretos contra la detestable discriminación hacia las minorías como parte del accionar de las fuerzas del orden.
Los recientes casos de Philando Castile en Minnesota y Alton Sterling en Lousiana son un triste recordatorio de que la nación debe resolver el grave asunto del racismo y brutalidad policiaca si quiere un futuro próspero y en paz.
Con todo, la falta de preparación, la ignorancia y el racismo de ciertos agentes no puede ni debe ser la vara para medir el accionar de los cuerpos policíacos, cuya función es asegurar la paz y el orden. La enorme mayoría de los oficiales son honestos y cumplen su deber de modo apropiado.
En ese sentido, los ataques contra policías, como el que en Dallas dejó a cinco oficiales muertos, y las amenazas de nuevos ataques que se han registrado recientemente son también formas de violencia inadmisibles que deben cesar.
Pero las protestas en varias ciudades del país son una demostración de que la gente a lo largo y ancho de Estados Unidos quiere un cambio real y rápido. Que la paciencia se acabó y es hora de actuar.
Es momento entonces de que los líderes políticos asuman la bandera de la unión y conduzcan al país hacia una solución pacífica al problema. De su habilidad depende que este sea un proceso en orden y no uno de confrontación.
En principio se requiere hacer justicia ya a las víctimas de brutalidad policiaca. La falta de un castigo real para los agentes involucrados en esos casos es caldo de cultivo de exasperación social y de conductas antisociales que a nadie benefician.
La seriedad de estos retos no da espera. Los cambios deben comenzar ya para evitar nuevos abusos y amenazas, para proteger la vida y la integridad de las personas, las comunidades y los policías.
Las redes sociales, los videos y la actividad ciudadana han mostrado ser excelentes métodos para la denuncia de casos que, sin ellos, habrían quedado en la oscuridad. Esa exposición debe servir para crear conciencia en la sociedad y las autoridades.
Pero la violencia no genera sino más violencia. Es necesario mostrar que todos podemos enfrentar los prejuicios y la ignorancia con inteligencia.
«Los cambios deben comenzar ya para evitar nuevos abusos y amenazas, para proteger la vida y la integridad de las personas, las comunidades y los policías.»